Cosechero agroecológico de Sagua la Grande considera esencial la siembra de cultivos varios, y en especial, la plantación de yuca, para disponer de alimentos durante todo el año. Historia que fundamenta una verdad: la voluntad del campesino de producir a pesar de limitaciones de insumos.
Juan de Mata Ribalta Morales, campesino de Sagua la Grande, apuesta por la aplicación de técnicas agroecológicas en su finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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23 Septiembre 2022
23 Septiembre 2022
hace 2 años
« ¿Se ablandan, mi viejo? » precisó alguien que miró de soslayo, algo incrédulo, el abultado cangre de yuca recién extraído de un cantero en la finca Santa Bárbara, camino a Isabela de Sagua, asiento agroecológico de Juan de Mata Ribalta Morales, un productor acostumbrado a labrar el suelo con la cadencia diaria de la guataca.
De inmediato el aludido respondió en tono pausado y humilde: « ¡Claro que sí! Tal como ve, las yucas tienen más de un año y medio de plantadas, y conservadas bajo tierra sirven por igual para alimentar humanos y animales. No coja miedo por el peso y el tamaño. En mi casa no faltan en la mesa puesta para todos. Esas que tiene delante, aunque necesite un caldero grande para hervirlas, aseguro que se ablandan como otras de menor diámetro », declaró.
El productor, quien conoce de las bondades de fertilizantes y otros componentes químicos empleados antes en la agricultura cuando laboró durante 37 años como especialista en papa en predios de la otrora Empresa de Cultivos Varios, en Sagua la Grande, bien sabe que en la actualidad no hay esos insumos. Desde que se jubiló, decidió retomar lo que mejor sabe hacer: las faenas del campo y lleva a su finca prácticas agroecológicas, principalmente las relacionadas con el empleo de materia orgánica para mejorar los suelos, y medios biológicos en el combate de plagas y enfermedades.
El cosechero tiene ahora 76 años, y antes de vincularse como campesino a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Filiberto González Mujica, en Sagua la Grande, trabajó un tiempo en la Empresa Pecuaria Macún, lugar en el cual atendió cultivos varios en La Pollera y una finca de autoconsumo. De ahí, al igual que del anterior empleo, vienen parte de los secretos que ahora lleva a unas 2,3 hectáreas de superficie entregadas en usufructo. Los restantes privilegios los obtuvo de los ancestros, quienes decían cuándo y cómo asumir las siembras en pequeños conucos.
«Ahora solicité una hectárea de suelos, en la cercanía de los cultivos, para sembrar plátano fruta y vianda. La tierra la preparo con tracción animal, pedidos en préstamo a vecinos agropecuarios. El resto es guataca y machete, con riego de agua por aniego, y apoyo de la familia. Ahí están los resultados del campo. Todo da para alimentarnos y hacer ventas contratadas », dijo Ribalta Morales.
«Ese cangre que llamó la atención del curioso procede de un clon Inivit Y-93-4, el más extendido en la finca. La semilla la cuido como oro, hasta la dejo refrescar porque la yuca es uno de los cultivos más nobles que existen, tanto en tiempo de paz como de guerra, así cuentan los agrónomos y, también, compruebo en las áreas de cultivos. La Y-4, también asistida en canteros, es resistente a la sequía, plagas y enfermedades. Ambas se pueden cosechar durante todo el año », aseguró.
¿Antes sembraban más yuca los campesinos de Sagua?
En honor a la verdad creo que no. Solo se plantaban algunos cordeles sin importar rendimientos, población por campo, calidad de la semilla y… El territorio importó hace un tiempo cultivos varios. Ahora los campesinos miran hacia la tierra, y saben que la yuca, siempre presente en cualquier momento del año, puede aparecer en la mesa de todos y sirve para alimentar a los animales.
«Un cangre tiene que dar más de 50 libras para que obtengas resultados, sea de ciclo corto o largo. En un cordel, bien asistido, logro 1,1 toneladas, equivalentes a 2500 libras. Eso está bien calculado. Son unas 600 t/ha, y lo digo porque no me gusta exagerar números. Vivo honestamente de la mensualidad de la jubilación y lo que extraigo de la finca abastece a la familia y se comercializa en contratos. Si le digo que aquí tengo mil cangres plantados, puede estar convencido de que es esa cifra y no otra. Con la tierra que me entreguen en usufructo quiero llegar a unos 5000 cangres y sembrar variedades de plátanos », detalló.
«La motivación con la siembra de cultivos varios debe entrar por la casa, y cultivar la tierra, aplicar medios biológicos y técnicas agroecológicas. Un problema grave es la despoblación por campo. Si siembra una caballería, o una hectárea, como quiera llamarle, y pierde plantas, por supuesto los rendimientos futuros serán inferiores a los deseados. Tengo en la finca seis o siete clones de yuca, algunos en extinción, porque no se cultivan, y aunque son rarezas, como le dije, cuidar la semilla es un tesoro en la plantación: siembra cuándo, cómo y dónde quieres… ».
Sé que usted tiene otros cultivos en fomento insisto al cosechero.
¡Cómo no! Aparte de la yuca, y hortalizas para el consumo fresco, hay calabaza, boniato y hasta frijol en dos cosechas anuales. Cada pedazo de suelo, en rotación, se aprovecha al máximo. Del grano planté unas 6 libras (0. 0027 t), y cogí unos 3 quintales en total (0.3 t) durante la recolección de enero. Ahora, a finales de septiembre, repetiré la siembra. Es grano negro porque gusta más en la familia.
«Sepa que la yuca es mi obsesión. Los suelos, en canteros, los preparo a la perfección, y les echo abonos verdes, estiércol de ganado, residuos de cosechas y humus de lombriz, y hasta riego ceniza vegetal. Con eso se sustituye la falta de nutrientes químicos. Las plagas se combaten con medios biológicos, y aquí ni manchas pardas o blancas les caen a las hojas. Los canteros que levanto, con separaciones de 90 centímetros en las simientes, impiden que existan pudriciones en el tallo y la raíz. Sería la muerte del sembrado, y hombre, no puedo darme ese lujo. Por eso vigilancia, y mucha vigilancia para controlar posibles plagas y enfermedades. Ahí usted ve mis secretos: trabajar y trabajar, y sacar del suelo las riquezas que ofrece la naturaleza », dijo por último el campesino.