Para que llegue el agua a Santa Clara

Sobre las dificultades con el abasto de agua en Santa Clara, las inversiones ejecutadas para mejorar la situación y las innovaciones que mantienen en funcionamiento equipos y conductoras con décadas de explotación, indagó Vanguardia.

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Idalia Vázquez Zerquer y Mónica Sardiña Molina.
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02 Noviembre 2022

Los problemas con el abasto de agua constituyen dolencias crónicas. Ciclos de distribución que se alargan cada año, superiores a los 45 dí­as en algunas zonas; incontables salideros, averí­as frecuentes y demasiado prolongadas, desví­os inexplicables del lí­quido, reparaciones a medias, ví­as públicas intransitables luego de una intervención y otros tantos malestares han aquejado, durante décadas, a pobladores de la ciudad de Santa Clara y de otros municipios.

Afirmar que existe una solución instantánea serí­a mentir a quienes sufren la carencia de un recurso vital e insustituible. De hecho, Vladimir Santaya Santana, director provincial de Acueducto y Alcantarillado, afirma que el potencial más rico hoy es el capital humano. Obreros con una disposición tremenda para salir a trabajar a diario, sin guantes ni botas ni recursos; sin fechas ni horarios, abrasados por el sol, sorprendidos por un aguacero o expuestos al sereno de una madrugada.

Rehabilitación de redes hidráulicas en Santa Clara.
Labores en la calle Colón para suprimir el salidero.  (Foto: Ramón Barreras Valdés)

La ciudad cabecera se alimenta de tres sistemas de abasto con sus respectivas plantas potabilizadoras. Palmarito entrega el agua directo al tanque de la Autopista Nacional y baja por gravedad a la urbe para abastecer a 95 798 personas. Minerva-Ochoí­ta, el segundo más grande, presta servicios a 83 650 habitantes; mientras que Agabama-Gramal aporta agua a la Planta Potabilizadora Cerro Calvo con destino a 10 752 santaclareños. Al encontrarse en una zona elevada y entregar por gravedad, favorece el incremento de las presiones en el resto de los sistemas, para que llegue a un mayor número de clientes, e implica un ahorro considerable de energí­a.

Los tres sistemas aportan al anillo de la ciudad situado en un punto de la Circunvalación, con la posibilidad de maniobrar el paso hacia uno u otro consejo popular. No obstante esta facilidad, en caso de reparaciones, hay que cerrar por completo los tres, como sucedió durante la reciente intervención de la calle Colón.

Tan cierto como que ninguna explicación sacia la «sed » de una ciudad, resulta el hecho de que mantener la vitalidad de un acueducto centenario, con equipos y tramos de conductoras de más de 30, 40 o 50 años deviene un ejercicio de malabarismo. Cualquier maniobra en falso puede dejar sin servicio a miles de personas.

Entre tantas escaseces, Santaya Santana cuenta los neumáticos, que mantienen paralizados dos grúas y 14 camiones para desatasco y limpieza de fosas; el combustible, que ha obligado a trabajar con 3000 litros de los 10 000 necesarios para una semana; baterí­as, piezas de repuesto y toda clase de equipos y maquinarias, cuya distribución responde a un balance nacional.

A ello se suman las limitaciones económico-financieras que atraviesa la empresa. Frente a la disminución de ingresos, aumentan los costos de salario, consumo de energí­a, combustible, servicios prestados por otras entidades, materias primas y materiales necesarios para la terminación de las obras que obligan a perforar calles o aceras.

«De un plan de 80 millones de pesos que propusimos para mantenimiento de la infraestructura en 2022, solo contamos con 54 millones, insuficientes para satisfacer las necesidades. Siempre el Partido, el Gobierno y la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos queremos responder a las demandas de la población, pero el presupuesto impone lí­mites », comentó el director de Acueducto y Alcantarillado en Villa Clara.

«En el caso de Santa Clara, todos los dí­as, a las 6:30 de la mañana, nos reunimos con el intendente y el coordinador de Programas y Objetivos del municipio, para analizar la disponibilidad de transporte y combustible, evaluar las roturas reportadas y determinar las prioridades entre tantas urgencias.

«También, hemos encontrado alternativas, gracias al ingenio de nuestros trabajadores y la colaboración de organismos que nos prestan determinados recursos. En los talleres de Planta Mecánica, Traviesas y Maquimotor se fabrican ejes, rodamientos y couplings (dispositivo que conecta dos ejes entre sí­), lo cual nos permite alargar la vida útil de los equipos. No podemos cruzarnos de brazos ante una rotura y complicar aún más el abasto a la población », añadió.

La salvación en un pedazo de goma

A finales de septiembre hubo una falla en uno de los tres equipos de la potabilizadora Ochoí­ta, capaz de bombear 170 litros por segundo. La presión de agua se redujo drásticamente y dejó de llegar el lí­quido a las zonas medias de la capital provincial, y ni hablar de barrios como Camacho alto.

Cecilio Antonio Roche, mecánico.
Al calor de un fogón, Cecilio Antonio Roche Jiménez fundió sus primeros calzos y echó a andar autos Lada y Moskvitch parados durante el perí­odo especial. Treinta años después, contribuyó a aliviar el problema del agua a miles de santaclareños.  (Foto: Mónica Sardiña Molina)

Luego de varias comprobaciones, descubrieron la causa del problema en un sello, cuya solución óptima hubiera sido importarlo. Como respuesta al llamado de la aplicación diaria de la ciencia y la innovación, el jefe de Mantenimiento y el director de Acueducto, comenzaron a soñar una solución rápida y local. La búsqueda los llevó al taller de Cecilio Antonio Roche Jiménez.

«Hace 30 años que me dedico a fundir goma para fabricar calzos, bujes, zapatillas y demás accesorios de autos y motores, con un procedimiento rústico que yo mismo diseñé. Hasta mi casa han llegado clientes de la Isla de la Juventud, Santiago de Cuba, Trinidad, Cienfuegos, y cualquiera que se queda botado en la autopista. Aunque también he hecho trabajos atí­picos, a petición de determinadas entidades », contó a Vanguardia el trabajador por cuenta propia.

«Desde el primer momento, les dije que no les iba a cobrar nada, porque era una necesidad del pueblo. Yo mismo recibo agua de ese sistema y a veces pasamos 20 dí­as o un mes sin servicio. En otras ocasiones he hecho cosas similares, como las piececitas que fundí­ para los respiradores del hospital Arnaldo Milián Castro », dijo.

Los diseñadores de Maquimotor hicieron un molde similar al sello original, y en pleno fallo del sistema eléctrico nacional, Cecilio aprovechó un par de horas en que tuvo corriente para fundir el primero. Inmediatamente fue montado el sello y se puso en funcionamiento la bomba, que en el momento de esta entrevista llevaba 29 dí­as trabajando y botaba muchí­sima menos agua que el resto, según aseguró Santaya Santana.

La luz de las inversiones

A pesar de las limitaciones de recursos y de piezas de repuesto, en momentos de contingencia energética, las inversiones planificadas por Recursos Hidráulicos para mejorar los sistemas de abasto a Santa Clara, disminuir los ciclos de distribución y elevar la calidad del agua no se detienen.

Este año, de los 73 millones de pesos previstos con estos fines, fue aprobada una cifra superior, equivalente a 128 millones de pesos, a fin de asegurar las obras planificadas en la provincia para el 2022. Así­ lo explicó Carlos Alberto Amores Hernández, director de inversiones de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos.

Por estos dí­as, en áreas colindantes con el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Ernesto Che Guevara, donde se convierten en viviendas edificios en desuso, se procedió a la conexión del lugar con la conductora Minerva-Ochoí­ta hasta el área de la cisterna, para garantizar el agua a la futura comunidad.

También, en la calle Colón, de la capital provincial, se puso fin a un salidero de grandes proporciones, devenido uno de los planteamientos más antiguos y reiterativos de la población, con beneficios para unas 30 000 personas, así­ como en la Carretera Central (banda Placetas) y Circunvalación Vieja.

Tras concluir la inversión en la calle Colón, se retrasó la parte civil para devolverle al lugar su forma original, y queda pendiente echar la capa de rodamiento e incorporar la jardinerí­a. Otros sitios intervenidos colindantes con el edificio del Minint tendrán igual procedimiento para sellar la ví­a, con la tirada de una capa de rocoso, pero depende de la garantí­a del combustible.

Asimismo, está pendiente la intervención de la comunidad de la Subplanta, que precisa de una conductora nueva para poner fin a los salideros y requiere el aseguramiento de recursos, ahora no disponibles, así­ como de la barriada del Caracatey.

Aun cuando los embalses se encuentran en buen estado técnico, con acumulados satisfactorios para recibir el perí­odo seco, las bombas de agua de las estaciones de bombeo, con muchos años de uso, demandan de una renovación.

Por citar un ejemplo, en el sistema Palmarito se mantienen bombas tres en funcionamiento y falta la cuarta que se enrolla en los talleres de La Habana, todaví­a sin respuesta.

A pesar de ello, las permanentes innovaciones de los trabajadores del sector y de los cuentapropistas que colaboran posibilitan mantener el servicio de abasto a la población. Sin embargo, el incremento de las presiones en las redes y paros involuntarios provocan continuas roturas en las bombas de agua, aun cuando las estaciones de bombeo están protegidas con grupos electrógenos.

Amores Hernández se refirió a los esfuerzos para concluir las obras planificadas en Santa Clara, cuya parte civil está afectada por el déficit de recursos y de piezas de repuesto para el parque de camiones y equipos pesados. A ello se suman las limitaciones con el combustible, que impiden avanzar a un mayor ritmo.

Falta mucho por hacer en Santa Clara, una urbe históricamente aquejada por dificultades con el abasto del esencial lí­quido. Por lo pronto, a pesar de la situación por la que atraviesa el paí­s, existe la voluntad, tanto de Recursos Hidráulicos como de las autoridades de la provincia, de dar seguimiento a un viejo dilema.

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