Los pronósticos meteorológicos anuncian meses de sequía con bajas precipitaciones y poco escurrimiento, lo que incidirá en la recarga de los embalses y de las fuentes subterráneas, estas últimas formadas, principalmente, como resultado de las precipitaciones.
Ello demanda seguir muy de cerca la recomendación de las ingenieras Raquel Rodríguez Ruiz y Laura Lahera Ruiz que llaman al máximo ahorro del líquido a fin de evitar consecuencias mayores.
Aclaran que el estado actual de los embalses no es tan desfavorable, comparado con etapas anteriores, por lo que en estos momentos presentan mayor capacidad de llenado y garantizan el abasto a la ciudadanía, así como el cumplimiento de las necesidades agrícolas; sin embargo, habrá que evitar, por todas las vías, el derroche del líquido.
Para Rodríguez Ruiz, directora técnica de Aprovechamiento Hidráulico, en la delegación de Recursos Hidráulicos, el único embalse que presenta entrega restringida en la actualidad es Agabama—Gramal, al resultar muy pequeño y con disponibilidades de solo una semana de cobertura, pero la situación se compensa gracias al anillo interconector que bombea desde Palmarito, Minerva y Ochoita.
Desde la sección encargada de atender el control y el uso del agua en Villa Clara, incluidas las fuentes superficiales y subterráneas para clientes de la Agricultura y el abasto a la población, entre otros organismos, trasciende que el embalse Agabama-Gramal tiende a deprimirse casi todos los años y no escapa de su situación particular en este tiempo.
«En la actualidad los embalses villaclareños disponen de 656, 2 hectómetros cúbicos, lo que representa un 64,8% de llenado, mientras que en igual etapa del año precedente oscilaba entre un 49 y 50 %, mas al cierre de 2022 se almacenaba un 80,3 %», significa Raquel Rodríguez.
Por su parte la ing. Laura Lahera Ruiz, especialista en Hidrología que atiende las lluvias en la delegación de Recursos Hidráulicos, subrayó que en el caso de los embalses asociados al riego todos garantizan la demanda planificada, en tanto las fuentes de agua subterráneas monitoreadas en la provincia aunque evidencian un descenso provocado por la sequía satisfacen los requerimientos.
El panorama no es del todo favorable al existir fuentes subterráneas de abasto a la población que presentan una situación compleja, típica en esta época.
«La más crítica es la de Fidencia, perteneciente a Placetas, con 14160 habitantes afectados, a quienes hay que suplir con la entrega del líquido mediante pipas» sustenta Lahera Ruiz.
En otras —dijo— han tenido que regularse las válvulas, sin descartar la disminución de la capacidad de bombeo de acuerdo con el estado de las fuentes que al resultar subterráneas es imposible dejar que se sequen.
En estas circunstancias también aparecen San Miguel y Agabama en Santa Clara; Mogote, Wilfredo Pagés y Distancia (Cifuentes); La Caoba (Santo Domingo); Falcón (Placetas) y la Zona de Desarrollo 1, de Quemado de Güines.
«Todas, en mayor o menor medida, presentan regulaciones en las horas de bombeo con marcadas irregularidades en el suministro».
Para los meses venideros se esperan acciones que deben mejorar el bombeo, sobre todo en la capital provincial aquejada de reiteradas roturas en dispositivos básicos.
PRECISIONES METEOROLÓGICAS
Hasta el 29 de marzo la provincia registraba 99,8 mm de precipitaciones para el 75 % del acumulado del promedio histórico que es de 133 mm.
Ocho territorios acumulan registros superiores a sus respectivas medias históricas. Tres de ellos están por encima del 100 %: Sagua la Grande (120,9%), Cifuentes (116,7%) y Quemado de Güines (113%).
Cuatro presentan entre el 75 y el 100 %: Camajuaní (96,3%) Corralillo (87,1%), Encrucijada (86,9%), y Remedios (75,3%).
Otros cuatro entre el 50 y el 75 %: Santa Clara (72,3%), Ranchuelo (60,3%), Placetas (58,5%), Santo Domingo (52,7%).
Dos, entre un 25-50 %: Manicaragua (40.8%) y Caibarién, con el 27,6%.
Ninguno de los municipios acumuló menos de un 25 %.