Liniuska no pierde de vista cada detalle de su pequeña, que ya da muestras de intranquilidad y de preferir la lactancia materna. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
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03 Noviembre 2023
03 Noviembre 2023
hace 1 año
El bajo peso al nacer unido a una menor edad gestacional, incrementa las posibilidades en el desarrollo de la retinopatía de la prematuridad (ROP), afección que ya registra cuatro casos en los últimos dos meses.
Einy Sarahí Martínez Rodríguez nació el 22 de octubre, cuando apenas habían transcurrido 27 semanas de su gestación y con sólo 900 gramos de peso, el más bajo registro en comparación con los infantes anteriores.
Su madre, Liniuska Rodríguez Acosta, de 35 años, relata que su embarazo se desarrolló normalmente, «al principio con náuseas, pero eso es frecuente al inicio».
Estaba acostada cuando, casi al amanecer de un sábado, «rompió la fuente» y fue trasladada al hospital universitario ginecobstétrico Mariana Grajales. Pasados tres días de estar en Cuidados Especiales comenzaron las contracciones. No había tiempo que perder.
Esta es la segunda hija, su primogénito tiene 8 años, y aunque en aquella ocasión tuvo pérdida de líquido, el nacimiento ocurrió a las 38 semanas.
La familia reside en la capital provincial y junto a Karel Martínez Freire, el padre de la criatura, trabajan el barro como trabajadores por cuenta propia.
Desde el servicio Piel a Piel
Einy permanece en el servicio Piel a Piel, donde estará hasta que alcance el peso requerido para el egreso. De acuerdo con las valoraciones de la Dra. Olga María López Popa, al frente de la sección, requirió, inicialmente, cuidados intensivos neonatales, estuvo ventilándose de manera invasiva en los primeros días de vida y tuvo todas las complicaciones esperadas por su extrema inmadurez.
«Un primer examen para determinar la existencia de retinopatía de la prematuridad (ROP por sus siglas en inglés) no arrojó nada significativo; sin embargo, en una segunda prueba se detecta una hemorragia bilateral en los ojos y fue necesario intervenirla», argumenta la especialista en Neonatología.
Y agrega que «de los casos anteriores —este, el de más bajo peso— es el que mejor evolución clínica ha tenido luego de la intervención y ha ganado peso de manera considerable —ya alcanza los 1600 gramos—, por lo que puede considerarse un verdadero logro».
La visita periodística coincide con el pase de vista de la Dra. C. Zoila Fariñas Falcón, al frente del programa de ROP en Villa Clara, y de la también oftalmóloga del propio hospital, Yarmis Abréu Cárdenas, que integran el equipo multidisciplinario formado en el territorio.
Fariñas Falcón considera que a los 12 días de intervenida la recién nacida presenta una evolución satisfactoria, aunque habrá que esperar el efecto del medicamento, que puede tardar de cuatro a seis semanas.
«La etapa aguda —dijo— ya pasó, pero continuaremos el seguimiento establecido».
El padecimiento en los infantes ocurre en el período neonatal, no se nace con él. Existen varios grados de ROP, desde el I al V. Los primeros son leves y no dejan secuelas; sin embargo, el grado III se considera en fase activa y requiere la aplicación de tratamientos, el IV indica desprendimiento parcial de la retina y el V, ceguera total.
Vale señalar que en Cuba, de cada 100 niños que nacen, 16 pueden desarrollar la ROP. Gracias a un programa materno-infantil consolidado y a las unidades de Terapia Intensiva Neonatales se evitan desenlaces fatales, en un mundo que tiene un alza aproximada de 15 000 prematuros al año.