Crecer con los jóvenes, y por ellos

Promover intercambios con todos los jóvenes figura entre las prioridades de trabajo de la UJC, ante la necesidad de resolver problemas de liderazgo y motivación.

Compartir

Alejandro Torres Núñez
Alejandro se asegura de que cada palmo de su finca lleve la huella de su trabajo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Laura Lyanet Blanco Betancourt
Laura L. Blanco Betancourt
@lauralyanet
2751
31 Marzo 2017

Manuel Prado Hernández y Alejandro Torres Núñez irí­an este miércoles a un Activo Integral de la UJC con jóvenes campesinos de Ranchuelo. Ni uno ni el otro militan en las filas de la organización polí­tica. Tampoco sabí­an exactamente qué podrí­a suceder en esa reunión con directivos nacionales y provinciales de la UJC y la ANAP.  

Campesino joven villaclareño
(Foto: Ramón Barreras Valdés)
Alejandro comparte las labores agrí­colas con su familia. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
 

El martes, al momento de estas entrevistas, Manuel se debatí­a entre sus responsabilidades habituales de productor-médico veterinario-vicepresidente de su cooperativa, la CCS Mártires de Girón; y Alejandro nos esperaba en su finca de la CCS Flores Colina, con el sol del mediodí­a a su espalda, extrayéndole todo el lí­quido del cuerpo. Una idea se repetí­a en una y otra conversación: producir, producir con sangre joven.

Mientras, el secretario municipal de la UJC en Ranchuelo supervisaba unas obras: la pintura del logo de la UJC en el lateral de la farmacia de Horqueta, una comunidad intermedia en el camino hacia Delicia, lugar sede del Activo.

«Me gusta trabajar »

Prácticamente después de graduarse como técnico medio en Zootecnia y Veterinaria, allá por Cumanayagua, y completar el 12 grado, Manuel comenzó a trabajar en la finca de su abuelo, en Ranchuelo. Ni el servicio militar lo alejó de la tierra: aprovechaba cada pase para ayudar allí­, hasta que decidió emprender su propia finca. Y pidió tierras, 1.47 ha entregadas por el decreto-ley 259.

«Para diversificarnos », dice. «Las tierras de mi abuelo son montañosas, de mucha piedra, buenas para ganado; las mí­as son mejores para cultivos varios, y las siembro con frijol, maí­z, garbanzo, boniato ».

Sus 26 años no parecen alcanzarle para todo lo que debe hacer en la CCS: marcar y curar ganado, llenar papeles, vigilar los cultivos suyos y de los demás asociados, coordinar, promover, producir. «Pero me gusta trabajar »se defiende. «La labor de veterinario me roba tiempo, pero es por etapas, por ejemplo, cuando se enferman muchos animales al mismo tiempo. Igual sucede con las cosechas, en la recogida me complico un poco. Y el trabajo de vicepresidente es el más engorroso, por el papeleo, la responsabilidad. Pero busco ayuda: en la finca, con mi familia; y en la cooperativa, con el presidente y la Junta Directiva. La maquinaria engrana bien, y así­ todo funciona ».

Alejandro, la continuidad

La otra finca está en Chucho Pozo, una comunidad envuelta en polvo y olvido, a unos kilómetros de la autopista de Villa Clara hacia Cienfuegos. Son 3.45 hectáreas bien aprovechadas, con cultivos intercalados de frijol, ají­, cebolla, ajo, tomate... «Porque tierra vací­a no produce », asegura Alejandro, el menor de los miembros de la familia que atienden la propiedad.

Urbano, campesino villaclareño
Urbano, padre de Alejandro, también trabaja de sol a sol. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Este joven no tiene alguna formación agropecuaria, como Manuel. Lo conmueve el interés por el campo, y eso basta para que cada palmo de la propiedad familiar tenga su huella. Pero, quizás lo que más le atrae, lo que mejor conoce, es un molino casero que tritura maí­z, yuca, caña y hasta los dedos de cualquier entretenido:

«Lo construimos a partir de un motor enrollado para 110 y 220 voltios, luego picamos una lima Bellota e hicimos las cuchillas, y el resto fue una canal metálica y unos guayos improvisados, para "colar" lo molido ».

La máquina ya tiene dos años de uso, según cuenta Alejandro, y les permite aprovechar todo de las cosechas, elaborar alimento animal, como el rollón para pollos, y puré de ají­ y de tomate, para el consumo familiar. Eso lo mantiene ocupado, sí­, pero se reserva su tiempo para «salir, divertirme, variar, porque soy joven ».

UJC, al debate

La cooperativa de Manuel la CCS Mártires de Girón figura entre las cinco que pronto constituirán sus comités de base (CB) de la UJC. Entonces, de las 28 organizaciones de base de la ANAP en Ranchuelo, sumarán 17 con CB.

Esos datos sobresalieron en el Activo Integral del pasado miércoles, así­ como «los excelentes resultados que allí­ han logrado en conjunto la organización joven y la ANAP », reseñaba el sitio web de Telecubanacán. He aquí­ algunas realidades de ese binomio.

Manuel: No pertenezco a la UJC porque no estoy completamente preparado para eso, pero me van a hacer el proceso de crecimiento, y estoy de acuerdo.

Alejandro: Me gustarí­a estar en la UJC, sí­, para estar organizado en algo. Así­ los jóvenes estarí­amos mejor coordinados, y es bueno integrarnos para asegurar la continuidad de los mayores en la producción agrí­cola. Hace falta juventud para producir la tierra.

Saraí­ Hurtado Hurtado, funcionaria ideológica de la ANAP municipal: Aquí­ la ANAP pone más interés [que la UJC] en la integración. Tenemos buenas experiencias con jóvenes y nos proyectamos en esa dirección. Arrastramos mucho a la Juventud para que se incorpore y utilice esos espacios nuestros, igual que hacemos con la FMC, con Educación, con las comunidades.  Estamos promoviendo jóvenes también a la dirección municipal de la ANAP, y ya logramos constituir aquí­ un CB.

Dailenys Hernández González, funcionaria de Organización de la ANAP municipal, y secretaria de su CB: Veo a los militantes de la UJC que están en la ANAP como vanguardias en las cooperativas. Para mí­, tienen un buen trabajo en la base productiva.  

Joven campesino villaclareño
A Manuel, sus 26 años no parecen alcanzarle para todo lo que debe hacer en la CCS: atender ganado, llenar papeles, vigilar los cultivos suyos y de los demás asociados, coordinar, promover, producir. «Pero me gusta trabajar »se defiende. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Manuel: He conversado con algunos jóvenes de mi cooperativa para que se integren también a la UJC. Algunos me dicen que sí­; otros, que no, porque no tienen tiempo para eso.

Saraí­: A partir de la constitución de las organizaciones de base de la ANAP, se intenciona mejor el trabajo polí­tico con los campesinos, porque antes nos quedábamos en la parte administrativa o productiva. Lo que nos falta a veces es llegar más a los jóvenes, que se sientan atendidos, que no exista el rechazo a ser militantes ni lo vean solo como una cosa extra.

Quizás militar en las filas de la UJC no constituya prioridad ahora para Manuel ni Alejandro, sino producir. Pero están conscientes de la necesidad de orientarse mejor, de que la Juventud se involucre y los motive. Toca entonces a la organización polí­tica trascender las reuniones, hacer de los intercambios espacios constantes para el diálogo, promover porque lo necesita, el crecimiento activo en sus filas.

Mejor no aplazar las deudas. No habrá ocasión más propicia para empinarse que este 55 aniversario de la UJC.

 

Comentar