
Cada año son más los villaclareños que deciden viajar al litoral de Corralillo en los meses del verano para acariciar las cálidas aguas del Atlántico norte, cuando las altas temperaturas invitan a refrescar a orillas del mar.
El incremento de visitantes procedente de Santa Clara, municipios vecinos y localidades matanceras cercanas, constituye un reto para el Gobierno corralillense, pues exige asegurar el transporte y los insumos para el disfrute de los vacacionistas en las playas La Panchita, Sierra Morena, El Salto y Ganuza.
Aquí, antes de que el verano diera la voz de arrancada, se activó el puesto de mando para engranar todas las piezas del rompecabezas, en función de ofrecer un mejor servicio. No obstante, problemas objetivos y subjetivos conspiran contra estas aspiraciones.

Por ejemplo, el vertimiento de arena postergado año tras año por diferentes causas nuevamente quedó pendiente. Ante este inconveniente, la franja costera fue rehabilitada. Como cada año, se ubicaron sombrillas que aportan sombra y se acomodaron las pasarelas que facilitan el acceso al mar.
También retornaron las áreas dedicas a la práctica del voleibol de playa y otros deportes, se levantaron casetas desde donde los salvavidas velan por que no ocurra ningún incidente que ponga en peligro la vida de los bañistas, y quedaron habilitados los espacios dedicados al expendio de helados, pescado frito y otras golosinas a cargo del sector no estatal.
En tanto, restaurantes y ranchones situados en la vía principal fueron acondicionados, para dar respuesta a la avalancha de campistas.
Mientras en El Salto y Ganuza la playa se llena de un público alegre que prefiere estos espacios para disfrutar de la música y tener a la mano las ofertas gastronómicas, en Sierra Morena reina el silencio, pues el servicio eléctrico no llega a la zona de baño.
Para paliar esta situación, semanas atrás trabajadores de la propia instalación del Campismo, energizaron un pequeño caney dedicado a la venta de confituras, bebidas y refrescos en ambas monedas, con el propósito de alegrar la callada orilla.
En la costa norte la sequía también se hace sentir, pues las lluvias hasta la fecha no son suficientes para recuperar las aguas subterráneas que alimentan las bases del Campismo Popular.
Como consecuencia, el bombeo se ha visto limitado a determinadas horas del día, y fueron ubicados depósitos para el acopio de agua en las cabañas, a fin de que las familias no carezcan del vital líquido.

La sustitución de 1200 metros de redes de la conductora que aporta agua a Sierra Morena por otras de polietileno de alta densidad, ha mejorado considerablemente ese servicio. Sin embargo, la poca presión impide en Ganuza que el agua llegue a las cabañas situadas en la segunda planta. Por este motivo, la instalación se mantienen sin explotar.
Las instalaciones del Campismo Popular tampoco reciben el hielo que años atrás llegaba a media mañana. Su déficit afecta también la actividad gastronómica del municipio.
La UEB Pamar, perteneciente al sector pesquero, acomete la encomienda sin inconvenientes, pero debe velar por no exceder su plan de consumo eléctrico. También han encontrado como paliativo, encomendar su producción a sus vecinos de la localidad de Martí, en Matanzas.
En cuanto al transporte, Yipssi Bravo Martínez, vicepresidenta del Consejo de la Administración al frente del puesto de mando del verano, precisó que incorporaron cinco ómnibus que circulan diariamente desde la cabecera municipal hasta las playas El Salto y Ganuza, y de Rancho Veloz a La Panchita. Asimismo, un tren con cuatro coches procedente de Sagua la Grande, arriba al litoral los fines de semana.
A diferencia del pasado verano, la temporada alta de Campismo abrió sus puertas con problemas en los suministros, fundamentalmente de pollo, cerdo y refresco, no así de embutidos, yogur natural y otros alimentos procedentes de Pescavilla.
Aunque agosto muestra mejorías en las provisiones, el tema resultó la principal insatisfacción de los campistas en el mes de julio, debido a la poca variedad de platos.
Como explicó la vicepresidenta del Consejo de la Administración de Corralillo, cada año es mayor el número de visitantes y las ofertas no cubren la demanda.

«Otros municipios solo deben prepararse para dos meses de verano, pero aquí el Campismo Popular permanece prácticamente lleno todo el año ».
Mientras el camajuanenes Luis Tomás Arelle Riveiras, acompañado por su esposa Margarita Baños Domínguez y sus padres, Isabel y Teodoro, se siente a gusto en el Campismo de Sierra Morena, al que acuden todos los años, otros vacacionistas como las quemadenses Mayelín Rodríguez Beovides y Lorelys Santos Esquivel, lamentan las pocas ofertas de comestibles en El Salto.
«Las personas mayores la pasan con cualquier cosa, pero cuando venimos con niños, es diferente ».
En la cafetería de Ganuza el remediano Alexander González Méndez consideró que no había variedad en las ofertas, pero ello no le impidió pasarla bien con sus amistades.
También al principio de la temporada, la transportación de campistas afrontó problemas que conllevaron a opiniones desfavorables ante las largas horas de espera.
En este sentido, Aracelis Chávez Mena, económica de la instalación de Ganuza, enfatizó que los inconvenientes se suscitaron al comienzo de la temporada, pero desde que la Base de Transporte Escolar de Manacas asumió la tarea, todo fluye mejor.
«Ahora cada una de estas entidades procedentes de distintos municipios, se encarga de recoger y regresar a los huéspedes a su lugar de origen ».

Prever más el verano en el litoral y garantizar los suministros desde un comienzo por parte de los organismos implicados, evitaría incomodidades a quienes de antemano hicieron su reservación y encuentran en el Campismo Popular la propuesta más económica para pasar unos días de esparcimiento.
Esperemos que el Programa Villa Clara con Todos, que ya irrumpe en los municipios, también se haga sentir en esta franja costera con potencialidades para aportar dividendos al desarrollo económico del territorio más alejado de la capital provincial.