Por esa edad de oro

En el cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo, el aporte de la mujer abre constantes alamedas a favor de la infancia.

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Niña Kely Hernández, en el círculo infantil Meñique, de Corralillo.
Con solo cuatro años Kely Hernández se apresta a consumir el menú para ese día. La imagen encierra toda la ternura infantil. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
2433
23 Agosto 2017

Nadie verdaderamente sensible mostrarí­a indiferencia ante la ternura que experimenta la carita de Kely Hernández Rivera, quien, a sus cuatro años, comienza a descubrir el mundo desde las tantas ventanas abiertas en el cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo.

Como Kely, 190 infantes llenan de vida el sitio, una edificación muy bien conservada, y que, gracias a la cultura del detalle que tanto necesitamos, se mantiene limpia y reluciente hasta en sus áreas exteriores.  

Durante el aprendizaje algunos infantes indican con sus deditos los años que han cumplido; otros, desarrollan destreza en las manos y, poco a poco, comienzan a identificar el reino animal, no sin los tantos porqués y otras interrogantes propias de la edad.

Pero ello no se logra por arte de magia. Se necesita mucha paciencia   y, sobre todo, vocación para cuidar y enseñar a los pequeños. Pregúntele a Belkis Rodrí­guez Beovides, fundadora de la institución. Con 27 años de experiencia, lleva cuatro en la dirección general del único centro de su tipo existente en el municipio.

La pedagoga recuerda el primer dí­a que llegó al plantel e inició su camino como maestra de preescolar. Luego rotó por la totalidad de los salones, y comprendió la necesidad de superarse. «Me hice licenciada y máster para poder enfrentar en plenitud las complejidades de la infancia ».  

Niños en el cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo.
¿Alguien duda de la felicidad que experimentan estos pequeños? Ellos representan una parte de los 190 matriculados en esta institución del noroeste villaclareño. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Un dí­a le propusieron quedarse al frente del colectivo. Confiesa que una especie de escalofrí­o le recorrió el cuerpo. «A mí­ me gustan los niños   enfatiza, pero tení­a que prepararme, era un gran reto y lo sigue siendo, porque todos los dí­as aprendo algo ».

A su modo no oculta lo difí­cil que resulta dirigir en estos tiempos. Considera que es linda la tarea, pero compleja ante tantas diferencias presentes en los infantes y trabajadores. Por ello piensa en la variabilidad de los comportamientos humanos y sabe que para dirigir no puede perder la diferenciación en el tratamiento a los trabajadores.

«Son 48 en total, 31 docentes, y solo tenemos dos hombres, en tanto un abuelito nos atiende el huerto. En la matrí­cula priman las niñas, y todos comienzan desde el primer año de vida hasta preescolar ».

En medio de su ir y venir por cada rincón del centro o del tiempo que le consume el trabajo de oficina, Belkis Rodrí­guez está muy consciente: «Quien no sienta amor por la profesión no puede trabajar aquí­ », afirma. Y no busca rodeos ni justificaciones. Simplemente porque «los niños son el tesoro más preciado que tenemos, y el compromiso radica en educar desde edades tempranas ».

Un dí­a en el «Meñique »

Educadora y niños en el cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo.
El papel de las educadoras resulta un eslabón esencial en el desarrollo de habilidades, y se impone mantener la ecuanimidad ante las travesuras que experimentan los pequeños debido a su edad. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Cuando el sol no asoma aún en el litoral comienza el dí­a a dí­a en el «Meñique ». Los pequeños entran a partir de las 6:00 de la mañana y permanecen hasta las 6:00 de la tarde, lo cual obliga a un grupo de trabajadoras a iniciar sus quehaceres desde mucho antes.  A la llegada de los menores aguarda la actividad motora previa al proceso docente educativo complementada por la gimnasia matutina, las actividades programadas en los diferentes salones, y aquellas que permitan desarrollar las destrezas individuales.

Remembranzas

♦ La creación de los cí­rculos infantiles fue un regalo de la FMC, a iniciativa de su presidenta Vilma Espí­n Guillois, para favorecer la integración femenina a la sociedad y contribuir a la formación de la infancia.

♦ El 10 de abril de 1961 vieron la luz las tres primeras instituciones   de este tipo aledañas a barrios pobres de la capital cubana. Estos iniciaron sus labores con mujeres que hasta entonces ejercí­an como domésticas, amas de casa, o jóvenes que estudiaban en La Habana caracterizadas por el amor a los niños.

♦ Al principio solo los cuidaban; sin embargo, las aspiraciones eran mayores en la búsqueda de un camino que tratara de educarlos. A fin de edificar estos cí­rculos se recaudaron fondos a partir de ferias, actividades recreativas, y emisión de sellos de correos e impresión de postales.

♦ En la actualidad Cuba sobrepasa los 1130 colectivos que acogen a más de 154 mil infantes. Aún resultan insuficientes ante la demanda de féminas trabajadoras, mientras el 70 % de la población preescolar está acogida al programa Educa a tu hijo.

Como parte de la jornada se les enseñan los encantos de la lengua materna, reciben conocimientos del mundo de los objetos, sin descartar la educación musical apoyada en las peculiaridades de los instrumentos y su identificación, así­ como el complemento de la Naturaleza habitada por animales y plantas.  

En este universo resulta vital inculcarles el amor a las diferentes especies y la necesidad de protegerlas. De ahí­ los sólidos basamentos de que al «tití­ » no se le maltrata, que debe brindársele amor, o que las maticas requieren agua para sobrevivir y compensar al planeta.

Algunos abren un libro y observan las imágenes, aunque todaví­a no puedan descifrar el texto impreso; sin embargo, crean fábulas a su manera y dan rienda suelta a la imaginación. Y para hacer realidad el proverbio de mente sana en cuerpo sano no se excluyen aquellas acciones vinculadas con la educación fí­sica y los mecanismos que desarrollan el control muscular.

A partir de las 11:00 a.m. el apetito despierta. En bandejas brillantes llega el menú, organizado por años de vida; después, la siesta hasta las 2:30 o 3:00 de la tarde. Sobre el catre algunos remolonean para dormir, otros se resisten a cerrar los ojos, pero al final todos caen rendidos para soñar quizá con las fantasí­as aprendidas durante el dí­a.

Por supuesto que están incluidos los minutos del baño, el aseo al término del almuerzo, y el análisis fónico o la enseñanza de la preescritura como parte de la integralidad educativa.

Luego, en la noche, los quehaceres hogareños aguardan para estas mujeres, compartidos con las responsabilidades en la comunidad o en las organizaciones de masas, entre ellas la FMC, que este 23 de agosto arriba a su aniversario 57.

Vale recordar que, también, con el aporte y seguimiento de la agrupación femenina los cí­rculos infantiles fueron dirigidos por el Instituto de la Infancia hasta inicios de los años 80. Posteriormente, los asumió el Ministerio de Educación (Mined) como parte del subsistema de la enseñanza primaria.  

Trabajadoras del cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo, Villa Clara.
Según los oficios hay trabajadoras que deben entrar con los claros del alba, como las de servicio, cuyo horario inicia a las 5:50 de la mañana. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Una etapa caracterizada por el fortalecimiento de la atención a este segmento y a las ví­as no formales en la rama preescolar mediante el programa Educa a tu hijo, sin apartarlos de la formación de un personal debidamente capacitado.

En nombre del colectivo

Serí­a imposible esta obra sin el sólido sostén femenino, sin obviar la contribución de los hombres que componen la nómina del cí­rculo infantil más integral de la provincia.

Belkis Rodrí­guez, directora del cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo.
«Somos 48 obreros y del total solo tenemos dos hombres, por lo que el aporte de la mujer resulta vital en una profesión que demanda mucho amor », sustenta Belkis Rodrí­guez Beovides, directora del cí­rculo infantil Meñique, de Corralillo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

«Tengo la dicha de contar con una fuerza laboral completa, y eso es un logro. El colectivo responde como condición principal que garantiza el éxito, tanto en organización y limpieza como en los aspectos formativos », sustenta Belkis Rodrí­guez.

¿Nunca has tenido quejas?

Ninguna marcada como tal. Alguna que otra insatisfacción por falta de agua en determinado momento. En cuanto a medidas disciplinarias aplicamos algunas por ausencias injustificadas, pero ajenas al personal docente.

Luego de que los cí­rculos infantiles brindan determinados beneficios para las trabajadoras embarazadas, ¿ha tocado a las puertas alguna cigí¼eña?

Sí­, tengo tres que aguardan por la supuesta cigí¼eña.

De este modo transcurre la historia en la destacada institución corralillense, donde la infancia aprende a amar y a crear valores para recorrer caminos de bien. Por sus amplios y relucientes pasillos transita el legado del Apóstol y sus múltiples enseñanzas. Los nuevos meñiques se nutrirán de las virtudes del diminuto personaje martiano, para caminar seguros y confiados por esa edad de oro.

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