Preparados en el litoral villaclareño

En los territorios costeros de Caibarién e Isabela de Sagua, de Villa Clara, se tomaron las medidas pertinentes para contrarrestar los embates del huracán Irma.

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Francisnet Dí­az Rondón y Arturo Chang
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08 Septiembre 2017

Aunque en Caibarién el intenso sol y el cielo azul con escasí­simas nubes mostraban un clima tranquilo durante la jornada de este jueves, los habitantes de la Villa Blanca no se durmieron en los laureles y tomaron todas las medidas pertinentes ante la inminente amenaza del huracán Irma, el cual se espera impacte en el territorio villaclareño en las primera horas del sábado 9 de septiembre.

Malecón de Caibarién, Villa Clara, Cuba.
Con unos 1800 metros de costa cuenta la zona más vulnerable de la ciudad de Caibarién, propensa a penetraciones del mar. En 1985, a causa del ciclón Kate, el agua llegó hasta unos 300 metros dentro del poblado. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Con la presencia del general de cuerpo de ejército Joaquí­n Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR);   Julio Ramiro Lima Corzo, presidente del Consejo de Defensa Provincial y el general de división Raúl Rodrí­guez Lobaina, jefe del Ejército Central, entre otros dirigentes y jefes de las FAR y el Minint, se analizaron los planes a seguir para la protección del pueblo y los recursos estatales.  

General de cuerpo de ejército Joaquí­n Quintas Solá asiste a reunión del Consejo de Defensa de Caibarién, Villa Clara.
El general de cuerpo de ejército Joaquí­n Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), supervisó en Caibarién las medidas para proteger a la población y los bienes materiales. Se encontraban presentes Julio Ramiro Lima Corzo, presidente del Consejo de Defensa Provincial, y el general de división Raúl Rodrí­guez Lobaina, jefe del Ejército Central, entre otros dirigentes y jefes de las FAR y el Minint. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Quintas Solá hizo hincapié en priorizar la salvaguarda de las vidas humanas, en mantener el control sobre los productos del Estado y que estos se pongan a mejor resguardo.  

Al decretarse la fase de alarma ciclónica para el municipio a las 11:00 horas del jueves 7, comenzaron a planificarse y ejecutarse las labores de evacuación de los residentes en la zona más vulnerable de la ciudad, que abarca 1800 metros de costa en la que se encuentra el malecón, así­ como la protección de los bienes materiales, viviendas y edificaciones.

Roger Hidalgo, jefe de la Defensa Civil en Caibarién, Villa Clara.
Roger Hidalgo, jefe de la Defensa Civil en Caibarién, Villa Clara. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Según Roger Hidalgo Guevara, vicepresidente del Consejo de Defensa Municipal y jefe de la Defensa Civil en Caibarién, se prevé ofrecer seguridad casi a 3900 personas en siete centros de evacuación y más de 6000 quedarán protegidas en casas de familiares y vecinos.

Explicó que tanto Caibarién como la provincia nunca han experimentado un huracán de esta categorí­a, por lo que deben extremarse las precauciones.

«Se ha previsto proteger a la población en los lugares seleccionados para ello o en viviendas con cubiertas pesadas (placas). Quienes habiten en casas con techo de fibrocemento, zinc o tejas, que no estén en condiciones óptimas, deben evacuarse hacia lugares seguros », dijo.

Argumentó que los habitantes en áreas con peligro de penetraciones del mar deben trasladar sus pertenencias hacia lugares de mayor altura y seguridad en casas de familias o amigos, además de los locales dispuestos por el Estado.

Aunque no dejan de sintonizarse las emisoras nacionales y de la provincia, así­ como los canales de televisión, CMHS Radio Caibarién se mantiene en la preferencia al ofrecer informaciones especí­ficas y orientaciones para los cerca de 40 000 habitantes del norteño municipio.

Radio Caibarién, en Villa Clara.
La población caibarienense está atenta a las transmisiones de la radio municipal CMHS Radio Caibarién, la cual informa sobre la situación del fenómeno natural y orienta al pueblo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

La asistencia médica y enfermerí­a también se han garantizado en los tres puntos de guardia existentes en la zona urbana y en las rurales. Las ambulancias, tanques de oxí­geno, entre otros recursos, se encuentran listos para cualquier eventualidad.    

En el parque de la localidad varias personas conversaban tranquilamente sobre los estragos del fenómeno a su paso por otras naciones, y en los centros comerciales se hací­an colas de forma organizada para adquirir ví­veres por si falta la electricidad ante la llegada del huracán.

Hospital de Caibarién, en Villa Clara, Cuba.
En el hospital Marí­a del Carmen Zozaya, de Caibarién, se mantiene el servicio médico y se toman medidas para cualquier eventualidad tras el paso del huracán Irma. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Aun así­, no hay pánico, y con serenidad los caibarienenses cumplen las orientaciones para enfrentar los caprichos de la madre naturaleza.    

Los lugareños tuvieron la triste vivencia del huracán Kate en el año 1985, que provocó la entrada del mar unos 300 metros dentro de la ciudad hasta la calle Jiménez, con grandes daños y pérdidas materiales, por lo que ahora el avance de Irma les recordó que siempre es mejor precaver.

Isabelinos a mejor resguardo

La isabelina Dulce Marí­a Mollinedo Diego esperaba paciente su turno junto a otra familia vecina para abordar el ómnibus que los llevarí­a a casa de su madre, donde estarán más seguros ante la amenaza del huracán Irma. Como ellos, más de 2100 habitantes de Isabela de Sagua se evacuaron en el Centro Mixto Ramón Ribalta, de Sitiecito, así­ como en viviendas de familiares y amistades en Sagua la Grande y otros poblados.

Evacuación de población de  Isabela de Sagua, en Villa Clara.
En Isabela de Sagua se evacuaron más de 2100 personas, quienes se trasladaron en guaguas, camiones, autos ligeros y tren a casas de familiares, amistades y un centro de evacuación ubicado en Sitiecito. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Tren para el traslado del pueblo de Isabela de Sagua hacia lugares seguros. «Es difí­cil dejar nuestras casas, pero son medidas necesarias para preservar las vidas », expresó Dulce Marí­a, mientras sostení­a varios objetos en sus manos.

Niuris Vizcaí­no O’Reilly, jefa de la comisión de evacuación en el municipio, explicó que se utilizaron guaguas, camiones, autos ligeros, un tren y ambulancia para trasladar a la población.

Manifestó que todos cooperaron con la evacuación y se les facilitó un almacén en la cabecera municipal para el resguardo de los equipos electrodomésticos y otros bienes materiales.

Katiuska Mildestein Alfonso, miembro del grupo polí­tico ideológico del Consejo de Defensa Municipal de Sagua la Grande, expresa que los habitantes del poblado confiaron en que sus hogares y bienes quedarí­an cuidados mientras estuvieran evacuados.

Evacuación en ambulancias de personas enfermas de Isabela de Sagua.
Las personas enfermas en Isabela de Sagua fueron transportadas en ambulancia para zonas de mayor seguridad. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Ella se encargó de dar instrucciones a la población desde equipos amplificadores instalados sobre un auto, y apreció que las personas se comportaron con disciplina ejemplar y prevaleció la ayuda entre los vecinos de la comunidad.

Medidas en Isabela de Sagua para protección ante huracán Irma.
En Isabela de Sagua se tomaron todas las medidas pertinentes para contrarrestar los efectos del huracán Irma. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Un hombre preguntó por el responsable de la evacuación. Explicó que viví­a en Cifuentes y acababa de llegar de La Habana, necesitaba que lo autorizaran a llegar hasta una vivienda que poseí­a allí­ en Isabela para preservar sus pertenencias. No se le veí­a contrariado porque le hayan impedido pasar hacia dentro de la comunidad, pues para él las medidas tomadas constituí­an la mejor demostración de que el lugar estaba bien custodiado.  

Con la mejor disposición lo acompañan a realizar sus gestiones, mientras unos pocos lugareños permanecen a la espera de que los transporten hacia casas de familiares o personas solidarias que los acogerán hasta que pase el huracán.

Los isabelinos, como todos los cubanos, esperan que la furia del huracán no llegue hasta el pueblo, aunque si se empeña, al menos   no podrá llevarse la vida de ningún ser humano, lo más preciado que debe preservarse tras el paso del terrible fenómeno.

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