Aunque en Caibarién el intenso sol y el cielo azul con escasísimas nubes mostraban un clima tranquilo durante la jornada de este jueves, los habitantes de la Villa Blanca no se durmieron en los laureles y tomaron todas las medidas pertinentes ante la inminente amenaza del huracán Irma, el cual se espera impacte en el territorio villaclareño en las primera horas del sábado 9 de septiembre.

Con la presencia del general de cuerpo de ejército Joaquín Quintas Solá, viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); Julio Ramiro Lima Corzo, presidente del Consejo de Defensa Provincial y el general de división Raúl Rodríguez Lobaina, jefe del Ejército Central, entre otros dirigentes y jefes de las FAR y el Minint, se analizaron los planes a seguir para la protección del pueblo y los recursos estatales.

Quintas Solá hizo hincapié en priorizar la salvaguarda de las vidas humanas, en mantener el control sobre los productos del Estado y que estos se pongan a mejor resguardo.
Al decretarse la fase de alarma ciclónica para el municipio a las 11:00 horas del jueves 7, comenzaron a planificarse y ejecutarse las labores de evacuación de los residentes en la zona más vulnerable de la ciudad, que abarca 1800 metros de costa en la que se encuentra el malecón, así como la protección de los bienes materiales, viviendas y edificaciones.

Según Roger Hidalgo Guevara, vicepresidente del Consejo de Defensa Municipal y jefe de la Defensa Civil en Caibarién, se prevé ofrecer seguridad casi a 3900 personas en siete centros de evacuación y más de 6000 quedarán protegidas en casas de familiares y vecinos.
Explicó que tanto Caibarién como la provincia nunca han experimentado un huracán de esta categoría, por lo que deben extremarse las precauciones.
«Se ha previsto proteger a la población en los lugares seleccionados para ello o en viviendas con cubiertas pesadas (placas). Quienes habiten en casas con techo de fibrocemento, zinc o tejas, que no estén en condiciones óptimas, deben evacuarse hacia lugares seguros », dijo.
Argumentó que los habitantes en áreas con peligro de penetraciones del mar deben trasladar sus pertenencias hacia lugares de mayor altura y seguridad en casas de familias o amigos, además de los locales dispuestos por el Estado.
Aunque no dejan de sintonizarse las emisoras nacionales y de la provincia, así como los canales de televisión, CMHS Radio Caibarién se mantiene en la preferencia al ofrecer informaciones específicas y orientaciones para los cerca de 40 000 habitantes del norteño municipio.

La asistencia médica y enfermería también se han garantizado en los tres puntos de guardia existentes en la zona urbana y en las rurales. Las ambulancias, tanques de oxígeno, entre otros recursos, se encuentran listos para cualquier eventualidad.
En el parque de la localidad varias personas conversaban tranquilamente sobre los estragos del fenómeno a su paso por otras naciones, y en los centros comerciales se hacían colas de forma organizada para adquirir víveres por si falta la electricidad ante la llegada del huracán.

Aun así, no hay pánico, y con serenidad los caibarienenses cumplen las orientaciones para enfrentar los caprichos de la madre naturaleza.
Los lugareños tuvieron la triste vivencia del huracán Kate en el año 1985, que provocó la entrada del mar unos 300 metros dentro de la ciudad hasta la calle Jiménez, con grandes daños y pérdidas materiales, por lo que ahora el avance de Irma les recordó que siempre es mejor precaver.
Isabelinos a mejor resguardo
La isabelina Dulce María Mollinedo Diego esperaba paciente su turno junto a otra familia vecina para abordar el ómnibus que los llevaría a casa de su madre, donde estarán más seguros ante la amenaza del huracán Irma. Como ellos, más de 2100 habitantes de Isabela de Sagua se evacuaron en el Centro Mixto Ramón Ribalta, de Sitiecito, así como en viviendas de familiares y amistades en Sagua la Grande y otros poblados.

«Es difícil dejar nuestras casas, pero son medidas necesarias para preservar las vidas », expresó Dulce María, mientras sostenía varios objetos en sus manos.
Niuris Vizcaíno O’Reilly, jefa de la comisión de evacuación en el municipio, explicó que se utilizaron guaguas, camiones, autos ligeros, un tren y ambulancia para trasladar a la población.
Manifestó que todos cooperaron con la evacuación y se les facilitó un almacén en la cabecera municipal para el resguardo de los equipos electrodomésticos y otros bienes materiales.
Katiuska Mildestein Alfonso, miembro del grupo político ideológico del Consejo de Defensa Municipal de Sagua la Grande, expresa que los habitantes del poblado confiaron en que sus hogares y bienes quedarían cuidados mientras estuvieran evacuados.

Ella se encargó de dar instrucciones a la población desde equipos amplificadores instalados sobre un auto, y apreció que las personas se comportaron con disciplina ejemplar y prevaleció la ayuda entre los vecinos de la comunidad.

Un hombre preguntó por el responsable de la evacuación. Explicó que vivía en Cifuentes y acababa de llegar de La Habana, necesitaba que lo autorizaran a llegar hasta una vivienda que poseía allí en Isabela para preservar sus pertenencias. No se le veía contrariado porque le hayan impedido pasar hacia dentro de la comunidad, pues para él las medidas tomadas constituían la mejor demostración de que el lugar estaba bien custodiado.
Con la mejor disposición lo acompañan a realizar sus gestiones, mientras unos pocos lugareños permanecen a la espera de que los transporten hacia casas de familiares o personas solidarias que los acogerán hasta que pase el huracán.
Los isabelinos, como todos los cubanos, esperan que la furia del huracán no llegue hasta el pueblo, aunque si se empeña, al menos no podrá llevarse la vida de ningún ser humano, lo más preciado que debe preservarse tras el paso del terrible fenómeno.