
Cuando la ama de casa Ana Margarita Denis escuchó el altoparlante que anunciaba a los pobladores de Carahatas la proximidad del huracán Irma a Villa Clara, no lo pensó dos veces y preparó lo necesario para partir con sus familiares hacia la comunidad de Lutgardita, situada a 5 kilómetros de la costa.
Allí la esperaba su parienta Isabel López Rodríguez, antigua residente en Carahatas, quien no escatimó espacio en el hogar ni alimentos para ponerlos a disposición de sus familiares ante contingencias como esta.
«Isabel siempre se ofrece generosa por el tiempo que sea, y nos la arreglamos aunque estemos un poco apretados. Imagínese, somos seis en el núcleo y traje a mi mamá que está a punto de cumplir los 90 años.
«Aunque cuesta trabajo abandonar la casa y los animales, agradecemos que las autoridades se preocupen por nuestra seguridad, por el peligro que representa vivir tan cerca del mar.
«También trasladamos hacia lugares seguros los equipos electrodomésticos y otras pertenencias que se pudieran perder, que fueron debidamente custodiados.
«Los vecinos de Carahatas tenemos mucha experiencia si de penetraciones del mar se trata. Debido a lo bajo de la zona el agua se interna rápido en las viviendas ».
Al indagar sobre las horas vividas en el tiempo que Irma azotó con más fuerza a esa zona de la costa norte villaclareña, expresó que nunca antes había vivido momentos tan angustiosos, pues aunque las lluvias no fueron significativas, los vientos amenazaban con arrancar ventanas y puertas.
A Isabel, quien trabaja en el comedor de la UBPC Grito de Yara, no se le ha quitado el salto en el estómago al ver destrozada toda la infraestructura de la UEB Agropecuaria Quemado de Gí¼ines y los platanales, lugar donde labora la mayoría de los pobladores de Lutgardita.
«La gente de Lutgartdita se caracteriza por su espíritu solidario, y como yo, muchos dieron abrigo a familias para resguardarlos del intenso huracán hasta que el Consejo de Defensa Municipal oriente regresar a los hogares ».