
La tierra de los Santamaría Cuadrado y del General de las Cañas, Jesús Menéndez, sufrió duro los embates del huracán Irma, que con fuerza golpeó esa porción norteña de la geografía villaclareña.
Cuantiosos son los daños a la agricultura, como también los ocasionados al fondo habitacional encrucijadense, e igual de grandes resultaron las afectaciones a la industria azucarera, pero sin lamentar pérdidas de vidas humanas por la rápida evacuación de casi 9000 de sus pobladores.
Según datos aportados por el periodista Reinaldo Cañizares, de la corresponsalía de televisión del municipio, en la esfera agrícola se afectaron más de 440 hectáreas de arroz, que representa miles de toneladas del vital alimento que se dejarán de producir en el mayor polo arrocero de Villa Clara.
Los ingenios azucareros Perucho Figueredo y Abel Santamaría vieron afectadas sus cubiertas y talleres de mecanización. Mientras los almacenes de la dulce gramínea, sin sufrir daños de consideración, tiene azúcar a granel afectada por la humedad.
Con relación a la caña de la costa norte estaba prácticamente encamada por la fuerza de los vientos, no por las inundaciones, que por suerte no las perjudicaron.
Las penetraciones del mar fueron visibles, dada la fuerza del fenómeno meteorológico, y fueron enviados a centros de evacuación unos 540 encrucijadenses; en tanto, casi 8000 se salvaguardaron en casas de vecinos, evidencia de la solidaridad propia de los cubanos en situaciones de desastre.
Y aunque no hubo las esperadas inundaciones de los poblados de El Santo y Sagua la Chica, fueron situados a buen resguardo los habitantes de las zonas más bajas, como El Pavo y Tierra Fría.
El fondo habitacional de Encrucijada fue duramente afectado por Irma, con un deterioro del 70 %, de sus vetustas cubiertas de tejas y casas de madera.
A pesar de todo existe la convicción de los encrucijadenses en salir adelante y sobreponerse a los embates de «Irma ».