
Ahora el mar está apacible como prefieren los más de 40 mil caibarenenses, pero «Irma » no tuvo compasión y arremetió contra ellos dejando profundas marcas que constató Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en recorrido por el municipio.
En medio del desastre se emprende la recuperación ante los estragos ocasionados al pasar el ojo del huracán a escasos 35 km de la localidad y castigar a este pueblo durante casi 12 horas.
Acompañado por Julio Ramiro Lima Corzo, presidente del Consejo de Defensa Provincial, Alberto López Díaz, vicepresidente, y Ana María Marí Machado, vicepresidenta del Parlamento cubano, se brindó una panorámica que reflejó las notorias afectaciones en el pedraplén a Cayo Santamaría, así como a los más de 271 postes eléctricos, los 31 transformadores colapsados, y un cómputo superior a las 6 mil 200 viviendas dañadas representativas del 38 % del fondo habitacional del territorio.
Juan Alberto González Milán, al frente del Consejo de Defensa en el municipio, subrayó que se espera en los próximos días reestablecer el servicio eléctrico en su totalidad y para ello ha sido meritorio el apoyo de las brigadas procedentes de Santiago de Cuba que se han unido al potencial local a fin de lograr que nueve de los 10 circuitos ofrezcan servicios aunque de manera intermitente en estas primeras etapas.
La Villa Blanca habilitó siete centros de evacuación, en tanto casi 7 000 de sus pobladores encontraron su refugio en casas de familia. Muchos de los protegidos retornaron a sus hogares y permanecen aquellos de larga estadía debido a las condiciones en que quedaron sus viviendas, en tanto avanzan los trabajos de Etecsa de manera mixta con una brigada de apoyo procedente de Granma.
Lazo Hernández, también miembro del Buró Político, recordó que mientras el resto de los municipios villaclareños figuraban en Fase de Alerta Ciclónica, el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil decidió pasarlo a la Fase de Alarma ante el peligro potencial que avizoraba este fenómeno.
«Irma » trajo para los cangrejeros rachas de vientos de 280 Km/h y penetraciones del mar hasta 300 m, lo nunca visto según Mirtha Sánchez Gómez, una anciana de 80 años, que agradece todos los esfuerzos realizados para impedir la pérdida de vidas humanas, mientras Aida Gallardo Lara, mucho más joven, subraya que aún no puede definir lo que sintió en aquellas fatídicas horas en que impacto el fenómeno meteorológico, pues los 40 mil 122 habitantes del municipio lo consideran sin precedentes al compararlo con afectaciones anteriores.
La comitiva visitó centros notoriamente dañados, entre ellos la UEB Villamar, perteneciente a la empresa pesquera caibarienense donde se suscitó el intercambio entre obreros y dirigentes.
En horas de la tarde llegaron hasta el poblado de Isabela de Sagua. Una bandera cubana gigante está desplegada a la entrada de este punto marino donde la furia se ensañó como para borrarlo de la geografía.
Aquí el 82 % de las viviendas resultaron afectadas para sus 2 mil 167 habitantes que experimentan 178 derrumbes totales. Más pegado al mar se aprecian todavía impactantes imágenes que no dejan de multiplicarse en el resto de la demarcación donde las olas irrumpieron en el interior de los hogares para mojar la totalidad de las casas y arrasar con lo existente en su interior.
En una espontánea congregación Esteban Lazo conoció el programa de evacuación realizado a tiempo. Fidel Morales Herrada, presidente de ese Consejo Popular, expuso cada uno de los detalles, en tanto el visitante reconoció el sentido de pertenencia que tienen los isabelinos y su amor por el terruño.
Mas recordó que habrá que pensar mejor las cosas para el futuro porque no pueden descuidarse los efectos del cambio climático con sus penetraciones del mar, el incremento de las temperaturas, la agudeza de los ciclones, entre otras irregularidades plasmada en la Tarea Vida dirigida a contrarrestar las afectaciones en zonas vulnerables.
Tanto en Caibarién como en Isabela el jefe del Parlamento cubano destacó el aporte comunitario a las labores de recuperación y de todos representantes de las organizaciones estatales, de masas, las FAR, la Defensa Civil, y de aquellos que han hecho más grande a Villa Clara a pesar de una «Irma » catastrófica que jamás pudo acabar con la solidaridad.