Lloré. Lloré por él y junto a él cuando el absurdo le arrancó la vida. Alonso ílvarez de la Campa, un niño, solo un niño que no entendía la muerte, que no quería irse de este mundo sin haber vivido casi, me impactó.
Inocenciaserá recordada, entre otras muchas cosas, por ser la película que le estrujó el corazón al país. Los actores no salieron ilesos de una historia tan conmovedora. Ellos también crecieron como persona y hay mucho de Carlos Busto en ílvarez de la Campa, el personaje que interpretó en esta cinta de Alejandro Gil.
«Es un personaje joven, muy ingenuo. No soy yo, pero sí tiene de mí explicó. Es el más joven de los ocho estudiantes, y yo no soy el más joven de los ocho actores. Lo veía como un niño sobreprotegido, de casa. El personaje de la madre fue muy importante en la película, a partir de ahí fue surgiendo, y se encaminó Alonsito ».
Carlos es un muchacho sencillo, con talento, educado… Estaba sentado, a la espera de la entrevista. El «Alonso » por quien había llorado tanto, ahora vestía a la moda, llevaba una gorra y sus audífonos. Sin embargo, debajo de los aires de modernidad afloraban los gestos, el encanto del adolescente asesinado por los voluntarios españoles.
Porque aquellos jóvenes también, en su esencia, se parecían a los de ahora. Por eso hubo una decisión colectiva dentro del equipo artístico. Habían hecho una labor investigativa de cada personaje, pero querían que fueran jóvenes, que se comportaran como tal, más allá de los matices que imponen las épocas.
Ellos, su historia de infortunio, inspiraron. La película desprende una atmósfera que atrapa al espectador y lo estremece.
Esa atmósfera estuvo en el rodaje, pero según Carlos también hubo un profundo respeto.
«Teníamos muchas ganas de hacerlo y hacerlo bien, no queríamos tratar la película como el drama, la tragedia que fue, porque íbamos a estar llorando desde la primera escena. La película fue feliz, a pesar de ser tan triste. Incluso, el rodaje resultó divertido. En las escenas previas al juicio, al fusilamiento, a la encarcelación nos divertimos mucho. Casi todos los actores habíamos estudiado juntos, o coincidido en trabajos anteriores, teníamos una hermandad, que además, se reforzó. Sentíamos que éramos como familia. Ahora siento un cariño especial por ellos. Por haber formado parte de este proyecto ».
Uno de los puntos fuertes de esta cinta, además del buen guion de Amílcar Salatti, está en los actores. Sin embargo, no se hizo casting.
«Conocía a Yaremis Pérez, la actriz, que fue la directora de casting. Ella seleccionó a los actores según los rostros que conocía. Llamaba directamente y daba personajes específicos. Así fue mi caso. Dos años antes me habían hablado del proyecto cuando todavía era una idea de Alejandro Gil, y me dijeron que quería que interpretara uno de los personajes. Después se concretó el hecho de hacer la película ».
Una película donde compartió escena con un actor al que admira y ese fue uno de sus momentos preferidos del rodaje.
«Tenía mucha ilusión con el pequeño momento junto a Héctor Noas, porque lo admiro. Interpretó el papel del Capitán Felipe Alonso magistralmente. En la escena solo lo escuchaba y tenía que reaccionar, pero fue muy importante para mí, porque al final soy un joven actor que está empezando, y poder trabajar con él se convirtió en una dicha. Fue una pequeña escena, pero para mí muy importante ».
Aunque mucho no lo sepan, Carlos Busto es villaclareño y que Inocencia estuviera en el Cine Camilo era algo que no se podía perder.
«Siempre me gusta traer mi trabajo a Santa Clara, o al menos hago un gran esfuerzo por hacerlo. Hasta ahora había podido hacer varias obras de teatro, y tenía mucha ilusión con que se pusiera la película y estar presente. El día del estreno no pudo ser porque fue algo rápido. Alejandro vino, la presentó y al otro día ya estaba en Sagua la Grande. Afortunadamente, una semana después me enteré por las redes sociales que iba a estar aquí una temporada y vine para acá. Mi papá también se embulló y sacó pasaje para verla juntos. Estoy feliz de poder acompañar al público santaclareño en mi tierra ».
Aquí en nuestro cine, disfrutó por sexta vez de la cinta, pero confiesa que todavía lo emociona.
«Me pongo muy muy nervioso. Tiene escenas complicadas. Cuando me leí el guion me daba terror tener que interpretar este personaje, al que todo el tiempo le están diciendo que lo van a matar sin razón. Me daba temor, pero estoy muy feliz con el resultado. Hay que dejarse guiar y eso fue lo que hicimos ».
Carlos es un actor joven y tiene muchos sueños. Entre ellos, hacer una película parecida a Memorias del Subdesarrollo. «Me gustaría hacer algo así, una película importante, con un personaje que trascienda en la Historia del Cine ».
Carlos no es de los jóvenes que suelen proyectar milimétricamente su camino.
«Prefiero esperar que la vida me sorprenda. Lo que sí te digo es que soy incansable. Nunca me doy por vencido y sueño altísimo. Vamos a ver en 20 años cómo nos vemos y dónde nos vemos ».
Pero veinte años no son nada, ya lo dijo Gardel. Sin embargo, aunque el tiempo pase y no exista una forma infalible de dibujar el futuro, Carlos tiene una certeza: siempre va a regresar a su pueblo, a sus calles, a su ciudad, una ciudad que abraza y recibe a los hijos que le nacen, aunque un día partan.
(Periodista: Leslie Díaz Monserrat) (Cámara: Carlos Rodríguez Torres)