Mercedes Rodríguez no solo se enfrascaba en afinar la técnica de la escritura o el lenguaje. Su defensa de la verdad y las ideas fue también una espada que esgrimió a lo largo de su carrera.
Mercedes Rodríguez fue una de las más destacadas periodistas villaclareñas en los últimos 50 años. (Foto: Tomada de su perfil personal de Facebook)
Francisnet Díaz Rondón
2198
30 Noviembre 2021
30 Noviembre 2021
hace 2 años
Posiblemente, una vez concluida esta crónica, Mercedes Rodríguez García, la maestra, la profesora, la periodista sagaz, me hubiese señalado algunos detalles o sugerido ciertas mejoras. «Cambia esta palabra, dale un giro a esta frase, no comiences con tal verbo, trata de terminar con un cierre contundente ». O quizás, con su agudeza característica, en su búsqueda constante del texto atrapador, ella misma hiciera los cambios respaldados por la explicación correspondiente.
Ahora, luego de detenerse su corazón este 25 de noviembre, el mismo día en que partió hacia la eternidad el Comandante en Jefe Fidel Castro, a quien ella le mostró fidelidad y amor infinitos, ya no podré (no podremos) contar con sus certeros señalamientos y correcciones. Pero, nos quedan sus enseñanzas y su impronta.
Porque para Mercedes Mercy para sus amigos y compañeros de siempre, un texto debía acabar cuando uno tuviera la seguridad de haberlo revisado y perfeccionado antes de ponerlo delante del lector. Su respeto por el periodismo, «el mejor oficio del mundo », a decir de García Márquez, era casi un sacerdocio.
No solo se enfrascaba en afinar la técnica de la escritura o el lenguaje. Su defensa de la verdad también fue una espada que esgrimió a lo largo de su carrera. No hizo concesiones con su manera de pensar, ni siquiera cuando en su juventud la enmarcaron en absurdos estereotipos de «desviada ideológica », por el solo hecho de gustarle el rock, la poesía de Lezama Lima, el teatro de Virgilio Piñera o los muchachos de la Nueva Trova. Su fidelidad al Comandante y la Revolución marcaron su admirable personalidad.
Sus consejos llevaban ese halo maternal que siempre la acompañó. Explicaba, orientaba y señalaba como si lo hiciera con un hijo. En los alumnos de la carrera de Periodismo ha quedado su huella como formadora de generaciones. ¡Cuánta satisfacción le causaba ver elevarse, con sus propias alas, a quienes un día había enseñado a volar!
Su sabiduría y conocimientos los esparcía como semillas en cada conversación o charla, en reuniones o talleres, en asambleas o en el aula, en el papel o la web.
Cada opinión suya transmitía algo nuevo; no hablaba por hablar. Era una maestra en toda la dimensión de la palabra.
Fue un as en el género de la entrevista. Cada uno de sus trabajos constituye fuente de estudio, análisis y aprendizaje. Hizo mucho por el periodismo villaclareño, y se entregó, en corazón y alma, al sublime acto de enseñar y educar.
El periodismo en el centro de Cuba tuvo su «Patriarca », nuestro inolvidable Roberto González Quesada; pero también contó con una «Matriarca », una mujer de luz, compañera incondicional y profesional incansable, a la que siempre recordaremos y le estaremos eternamente agradecidos. Gracias por todo, querida madre, Mercedes Rodríguez.