Obras de incalculable valor están llamadas a rescatarse a pesar de las limitaciones materiales y tecnológicas que rondan en el oficio, consideraron los asistentes al Taller de intercambio sobre la Memoria Histórica. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
@riciber91
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03 Noviembre 2022
03 Noviembre 2022
hace 2 años
Conservar la memoria histórica de una nación e, incluso, de una región como parte de ese todo llamado país, deviene reto impostergable, y por ello Villa Clara pasó revista a la marcha de algo tan vital, a manera de preámbulo al 3 de noviembre, instituido como Día del Archivero Cubano.
Fuentes que van más allá de documentos impresos, porque la gama de registros puede conservarse a través de audios, vídeos, grabaciones o mediante una combinación, para enriquecer el acervo.
Desde el Museo Provincial se suscitó el intercambio entre entidades que disponen de valiosos archivos. Ania Aparicio Albelo, directora provincial de Justicia, se refirió a los fondos especializados de esta institución, con énfasis en el del estado civil, que tiene el mayor impacto al aportar datos al resto de las manifestaciones jurídicas.
Villa Clara dispone de más de 2 millones de folios en 6403 tomos entre nacimientos, matrimonios y defunciones; ya se encuentra digitalizado el 45 % de los 13 registros de este acápite en la provincia.
En el caso de la Sectorial Provincial de Cultura, Yamina Herrera Mirabal, especialista en Gestión Documental y responsable de los sistemas institucionales de archivos del ramo en la provincia, refirió el arduo trabajo de conservación de fotografías realizado con procesos artesanales, ordenados en carpetas a partir de grupos temáticos y complementados también con los existentes en las direcciones municipales.
Ello propicia la existencia cercana a los 604 folios de fotos sobre personalidades, instituciones y otros temas, con 34 archivos de gestión, incluidos los de los territorios. Al tiempo que se trabaja en una colección de materiales especiales en proceso de identificación.
La necesidad de desplegar alternativas ante la marcada falta de medios tecnológicos sustentó la intervención de Irina Gutiérrez Pérez, al frente del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, en un universo que abarca una veintena de museos y otros dos que no pertenecen al organismo.
Las instituciones dijo han mantenido la vigencia de la memoria histórica a través de muestras expositivas permanentes y de otras modalidades, y el trabajo minucioso de conservación resulta primordial ante la acción de plagas, hongos y otros agresores, por ello se exige la conservación preventiva en los llamados almacenes museables.
Vale destacar la existencia de 3000 piezas en el Museo de las Parrandas remedianas que claman por su digitalización para evitar deterioros y pérdida de valiosa información.
El esfuerzo de los propios trabajadores de los centros y el apoyo de organismos que intervienen con los recursos digitales han salvado gran parte de los materiales.
Párrafo distinguido para el Museo Provincial propuesto para recibir el Premio Nacional de Conservación, en la categoría de restauración, como entidad cultural que atesora la colección más grande y diversa de las existentes en la provincia.
La perseverancia y ese distingo de salvar la historia hicieron que su director, Andy Guerra Rodríguez, mostrara una de las reliquias recuperadas. Se trata del mapa de la jurisdicción de Trinidad, que data de 1822 cuando muchos pensaron que por la cantidad de hongos sobre su superficie era declinable al considerarse un asunto pasado.
No menos importante las acciones en la Sala de Fondos Raros y Valiosos, de la Biblioteca Provincial Martí, con su trabajo en el rescate de la historia, de documentos y libros patrimoniales que algunos no escapan de la digitalización, sin olvidar los trabajos de encuadernación de varias publicaciones para evitar un marcado deterioro.
Los orígenes de la institución y otros detalles históricos del recinto y de sus salas aparecen en redes sociales a través de diferentes cápsulas.
Si existe una entidad respetable es el Archivo Histórico Provincial, fuente investigativa y de conocimientos que atesora fondos documentales de incuestionable valor desde la época de la colonia.
Sobre una de sus tantas posibilidades Carlos Santiago Coll Ruiz, al frente del centro, subrayó la valía del Fondo de Tribunales de la Audiencia de Las Villas, que abarca tres provincias centrales con casi 40 series documentales incluidos sus tribunales de urgencia.
Se trata de un período histórico, comprendido entre 1934 a 1958, en el que existe mucho desconocimiento y, en cambio, constituye un pilar para fomentar las investigaciones históricas. En la actualidad el fondo está en proceso de digitalización paulatina porque está limitado por múltiples circunstancias, pero ya cuenta con más de 16 000 folios totalizados, tras las fases de procesamiento, digitalización y restauración.
Un dato curioso aportado por Coll Ruiz es la alta cantidad de mujeres procesadas por su afiliación revolucionaria en las décadas de los años 30 y 40.
Sin duda, hurgar en nuestros archivos es adentrarse en un conjunto de saberes propiciados por la salvaguarda de la memoria histórica, como reto impostergable ante el diverso mosaico disponible en esas fortalezas que son los archivos y museos.