María López: adiós a la mujer de alma y manos prodigiosas

La reconocida artista popular camajuanense falleció el pasado 7 de octubre; admirable dibujante e ilustradora, y defensora de las tradiciones de su tierra y de las parrandas.

Compartir

María López, artista popular camajuanense.
La recientemente desaparecida artista popular María López Martínez fue una mujer parrandera del barrio Santa Teresa (Chivos), madre y esposa ejemplar, amiga, vecina y camajuanense hasta la médula. (Foto: Alejandro Batista)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
302
11 Octubre 2024

María López Martínez era ¡mucha María!, y quienes la conocieron, que no son pocos, lo saben muy bien. Al partir hacia la eternidad, el pasado 7 de octubre, la ferviente parrandera del barrio Santa Teresa (Chivos), la madre y esposa ejemplar, la amiga, vecina y camajuanense hasta la médula, pasó al altar de los eternos hijos ilustres de esa querida tierra villaclareña.

Su lealtad, dedicación y pasión por su entrañable barrio la convertían en una de las más apasionadas de la comunidad. Por eso, gracias a su labor como artesana popular vinculada durante más de tres décadas al quehacer de las parrandas —destacada en la decoración de carrozas, la confección de vestuarios, escenografía y ambientación—, recibió el Premio Memoria Viva 2015.

María López, artesana camajuanense.
Su habilidad en la artesanía la convirtió en una reconocida artista popular dentro de la cultura camajuanense y villaclareña. (Foto: Alejandro Batista)

Además, sobresalió por su colaboración con otras localidades parranderas del territorio, como Vueltas, Taguayabón, Calabazar de Sagua, Zulueta, Buenavista y La Quinta. En su condición de artista popular resaltan sus dibujos de criaturas de la mitología cubana emanados de la imaginería popular, estrechamente vinculados a las fábulas y a la herencia tradicional del municipio y del país. 

La obra artística de María tiene una importancia social incuestionable, por su relación con ese fenómeno de la cultura de magnitud social como las parrandas de barrios, las cuales en el municipio de Camajuaní no se concebían sin su participación como creadora. 

Carroza en la que trabajó María López.
El talento y las habilidades de María López pueden apreciarse en elementos de las parrandas como las carrozas. (Foto: Alejandro Batista)

Con una formación totalmente autodidacta, se inició como decoradora de carrozas en la titulada «La cosecha de verano», de 1982, del barrio Chivos, con el gran proyectista Roberto Prieto. Así se mantuvo como artífice indiscutible de la suntuosidad y el colorido de las carrozas durante años. 

Su vida estuvo estrechamente ligada al inolvidable escritor, periodista e investigador folclorista René Batista Moreno, a quien conoció en 1967. Ya casados participó, a su lado, en la creación del taller literario «José García del Barco», en el que realizó una labor extraordinaria en la editorial Hogaño, principalmente en el diseño y emplane de la revista de igual nombre. Tiempo después, con el mismo contenido de trabajo, contribuyó en varias ediciones donde aparecieron títulos de autores noveles —todos camajuanenses— de las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado.  

Dibujo de María López.
El talento y las habilidades de María López pueden apreciarse en elementos de las parrandas como las carrozas. (Foto: Alejandro Batista)

En los años 90 se dedicó a la confección manual de los libros de René Batista Moreno, entonces en la nueva editorial camajuanense Ediciones Museo Hermanos Vidal Caro, hasta alcanzar 16 títulos. Como parte esencial del taller literario, guardó celosamente el archivo histórico de fotografías de Camajuaní —desde su fundación en 1879 hasta nuestros días— y ha sido heredera de la compilación de Batista Moreno. En fin, parte de la historia del municipio ha estado salvaguardada gracias a su sensibilidad y sentido de pertenencia en cuanto al rescate y protección de tan importantes imágenes. 

Por aquellos años, el insigne intelectual Samuel Feijóo comenzó a visitar su casa, oportunidad en que María bebió de la savia de ese grande de la cultura cubana. Así, incursionó en el taller literario como ilustradora de textos, tal y como le había sugerido el autor de Juan Quinquín en Pueblo Mocho después de haber visto sus primeras incursiones en la plástica con los «bichos y bejuqueras», como llamaría el Sensible Zarapico a aquellos dibujos.

Ilustración de María López.
Ilustraciones de María adornaron varios números de la revista Signos. (Fotos: Alejandro Batista)
Ilustración de María López.

Otra de las tantas cualidades de María López que no se pueden pasar por alto era su amabilidad y sus atenciones para todos los que visitaban su acogedora casa. El café o la comida olían y sabían diferente, como si aquellas manos y el espíritu de la vivienda les impregnaran características únicas o especiales.  

Para resumir la vida y obra de esta extraordinaria mujer de pueblo, apelamos a este artículo homenaje con las palabras del profesor Arnaldo Toledo Chuchundegui:

«Escritores, trovadores, artistas de la plástica, parranderos, promotores, investigadores, amigos, conocidos, cubanos y extranjeros, con talento y sin talento, ricos y pobres, de todo género, la van a extrañar en sus sinceras reacciones, sus humoradas, chistes, momentos de mal genio muy justificados, regaños y, claro, su hospitalidad, su casa bien abierta y aireada, su cocina y su mesa, y, por encima de todo, su familiaridad y cariño sinceros».

Comentar