Apuesta por la vida

De cómo llegó a este mundo la primera niña cubana de una madre portadora de COVID-19 en estado crí­tico. Algunos de sus protagonistas cuentan la historia para ser recordada como un hito de nuestra medicina a través de los tiempos.

Compartir

Maidi y su hija Helen, niña nacida de una madre en estado crítico por la COVID-19.
Maidi y su hija Helen. (Fotos: Tomadas de Telecubanacán)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
8031
14 Marzo 2021

Cienfuegos la veí­a transitar orgullosa de su gravidez, que ya marcaba las 35 semanas. Maidi Martí­nez Pérez reconoce que todo marchaba con normalidad, hasta que cierto decaimiento y fatigas aparecieron como manifestaciones extrañas. Con el paso de los dí­as se incrementaron, y no dejó que el embarazo cargara con la culpabilidad. Acudió de inmediato al médico, y tras aplicarse los protocolos establecidos, decidieron ingresarla el domingo 21 de febrero.

Maida Martí­nez Pérez, madre cienfueguera que le fue practicada cesárea en estado crí­tico por la COVID-19.
Maidi le contaba al ginecólogo que a sus 33 años nunca habí­a estado tan grave y que salió del salón como si fuese otra persona. «Me sentí­ diferente, con un alivio extraordinario », declaró. (Foto: Ricardo R. González)

Un test rápido reforzó la sospecha; fue trasladada a otra sala del hospital de la Perla del Sur, y con el PCR se confirmó lo que ya no tení­a dudas: la futura mamá era portadora de la COVID-19.

«Viví­ incertidumbres, pensaba mu ­cho en mi familia, en mi primer hijo, Helson Garcí­a Martí­nez, de seis años; en la criatura por venir. En fin, todo era una incógnita hasta que me informaron el traslado hacia el Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, en Santa Clara ».

Memorándum

Desde el inicio de la afección en Cuba, en marzo pasado hasta fines de 2020, se habí­an diagnosticado 110 embarazadas y puérperas con evolución favorable, pero llama la atención que solo al cierre de enero de 2021 la cifra de gestantes enfermas supera en 10 a las de todo el perí­odo anterior, mientras el 69 % se infectaron por contactos anteriormente positivos.

Según investigaciones, en el caso de los fetos pudieran contagiarse si el virus pasa a la placenta, aunque se ha encontrado en sangre del cordón umbilical; sin embargo, la mirada de los expertos considera que las infecciones resultan leves.

Pocos dí­as después un grupo de expertos decidió practicar la cesárea, en esa institución asistencial, para mejorar el estado de salud de la madre y la pequeña.

«En todo momento fluyó la comunicación, explicaron las razones del proceder y acepté. Recuerdo el rostro de los especialistas dándome apoyo y mucha confianza. Ese equipo resultó formidable, integrantes de múltiples hospitales en función de nuestras vidas. Interactuaron con extrema rapidez ».  

La cienfueguera estuvo consciente durante su gravedad. Fue transfundida y solo la intubaron en el momento de la cesárea. Su hija nació pretérmino con 5,6 libras de peso (2560 gramos), mientras el Hospital Militar se estrenaba con el nacimiento de una menor, y ya el 8 de marzo le concedí­a a la madre el regalo del egreso y la posibilidad de conocer a su pequeña en fecha significativa.

Quizá la travesí­a más larga que ha emprendido en su vida resultó lograr el traslado al hospital ginecobstétrico Mariana Grajales, en la capital provincial. Iba a enfrentarse a la realidad porque, por primera vez, tení­a la oportunidad de decirle: mi hija.

El encuentro rebasó los lí­mites de lo emotivo. Ambas al fin juntas. Alegrí­as y lágrimas. «Como si me hubiera conocido antes, yo la cargué y se refugió en mí­. Le hablé con palabras que salí­an del corazón y me miraba con las mismas expresiones de cuando tú le tomaste las fotos para tus reportes. La madre siempre espera que la enfermera ponga sobre el pecho a la criatura, verla de inmediato, y no lo pude disfrutar. Esa foto que me envió mi padre, Germán Martí­nez Bofill, se convirtió en un momento muy gratificante. Estaba desesperada por ver a mi hija, y a través de las que él me llevó, fue como la conocí­. El resto, imagí­nenlo, no lo puedo explicar ».

Helen, niña nacida de una madre en estado crí­tico por la COVID-19.
Instante en que Helen abandona la incubadora y pasa a una cuna normal. ¿Será su gesto una especie de saludo a la vida? (Foto: Ricardo R. González)

El apoyo de Germán ha sido decisivo. Él vive en La Habana, y al saber los pormenores del caso y que toda la familia estaba aislada, se trasladó hacia acá con los permisos pertinentes. «Ha sido mi sostén, moviéndose de un hospital a otro ».

Al niño mayor lo cuida su papá, Yudiel Garcí­a Rizo, quien trabaja en el Minint, al igual que Maidi. Ellos y sus vecinos aguardan ansiosos la llegada a casa, la que también espera la cienfueguera, quien lleva varios dí­as sin ver a su hijo, «aunque le llevo a su hermanita de regalo ».

¿Qué impresión tienes de Villa Clara?

Primero, la satisfacción de que estudié en la Facultad del Minint General de Brigada Luis Felipe Denis, y llevo esta tierra muy adentro porque constituye el recuerdo de mi universidad, de todos mis compañeros de la región central y de excelentes profesores. Y ahora   pensé de nuevo en las paradojas del regreso, en condiciones diferentes; pero la provincia no me falló. Villa Clara me graduó, me dio a mi segunda criatura y me vuelve a ofrecer la vida.

Helen por naturaleza no es villaclareña, pero pudieras inscribirla como hija adoptiva de esta provincia…

Ella tiene sus raí­ces aquí­, nació en Santa Clara gracias al talento de nuestro personal de Salud y a la medicina cubana, a los que tengo que agradecerles siempre con todas las fuerzas del alma.  

El todo por el todo  

El Dr. Eliodoro Medina Escobar, especialista en Ginecobstricia e integrante de la comisión creada en la provincia para la atención a las pacientes maternas crí­ticas, rememora cada momento como si pasaran a través de una cámara lenta. Tení­a conocimiento de que Maidi estaba ingresada en la terapia intensiva del Hospital Militar, y lo llamaron en la mañana del martes 2 de marzo debido a que el estado general se habí­a deteriorado.

Junto a una amplia comisión, integrada por intensivistas, anestesiólogos, otros ginecobstetras, clí­nicos y radiólogos, trazó las pautas a seguir en un momento idóneo para la bebé, cuyos ultrasonidos y otros exámenes la mostraban como una criatura que no debí­a presentar complicaciones.

Dr. Eliodoro Medina Escobar, participante en la cesárea.
Dr. Eliodoro Medina Escobar, participante en la cesárea. (Foto: Ricardo R. González)

Casi a las 3:00 p. m. traspasaron el salón. Era jugarse el todo por el todo en una cesárea de unos 30 minutos de duración, mas se trataba de un caso en extremo novedoso porque no se habí­a enfrentado algo similar.

«Contábamos con el apoyo necesario, las medidas de asepsia y antisepsia resultaron idóneas, los medios de protección garantizados, y si bien fue una experiencia complicada ante las particularidades de la paciente, estuvo organizado, con excelente preparación y fuimos muy bien recibidos en el centro », precisa el galeno.

Lavado de manos, gafas protectoras, nasobucos, batas… Todo listo, y se dio la voz de «A operar ». El grupo también tuvo el apoyo del equipo del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) y de varios especialistas de la provincia en función de la vida.

¿Sintieron temor?

Es una enfermedad en extremo contagiosa, y cuando fuimos llamados sí­ lo sentimos, pero al entrar al «Militar » y apreciar cómo se habí­a organizado el proceso lo hicimos con la seguridad absoluta de que no iba a pasar nada. El momento en que llega la criatura al mundo siempre es tenso, habrá que esperar el primer llanto, y una vez que ocurre, respiras y todo queda bajo control.

¿Qué experimentó el Dr. Medina Escobar al escuchar este en especí­fico?

Muy reconfortante. Primera vez que retumbaba en un salón cubano el llanto de una niña cuya madre era portadora de la COVID-19 en estado crí­tico.

Como médico de profesión y de sentimientos le satisface saber la evolución de ambas. Ha recibido llamadas de profesionales preocupados por ellas. «Ahora que están juntas y fuera de peligro, me recorre una tranquilidad enorme. Es otro premio a nuestra labor ».  

Madre multiplicada  

Doctora Yulexis Chaviano, efa del servicio de Neonatologí­a del hospital Mariana Grajales.
La jefa del servicio de Neonatologí­a del «Mariana Grajales », Dra. Yulexis Chaviano Diego. (Foto: Ricardo R. González)

Cuántas historias tendrá la Dra. Yulexis Chaviano Diego, como jefa del servicio de Neonatologí­a del hospital ginecobstétrico Mariana Grajales, de criaturas muy graves que logran devolver a la vida.

A Helen también la recibió. Reportada de crí­tica al inicio, portadora de un distrés respiratorio (dificultades para la llegada de suficiente oxí­geno a los pulmones y a la sangre), fue necesario intubarla y ser valorada por especialistas en Cardiologí­a, al sospecharse una hipertensión pulmonar.

«Evolucionó de forma muy positiva, y realizamos el destete o suspensión de la ventilación mecánica en corto tiempo, ya con sus parámetros vitales normales ».  

Durante ese tiempo la pequeña se alimentó con leche materna procedente del Banco de Leche Humana radicado en la institución, hasta someterse a la lactancia directa de la madre.

Una vez juntas y Helen en su cuna normal, con sus dos PCR negativos, inscribe su nombre entre las pacientes inusuales del servicio. «Nos habí­amos preparado, pero no reportábamos nacimientos a partir de una mamá portadora de la COVID en estado crí­tico », enfatiza quien resulta una madre multiplicada entre tantas criaturas que deben su existencia a los profesionales y auxiliares del servicio.

Las redes sociales se dispararon con la llegada de Helen. No faltaron las gracias a Dios, otros practicaron sus oraciones por la pronta recuperación de madre e hija: sin embargo, hubo confluencia en lo grande de la ciencia y del personal de la Salud por su consagración.

Yulexis Chaviano confiesa que ha servido de experiencia a todos. Algo así­ como una escuela en esta apuesta por la vida.  

Contrastes

El hecho de que Helen nunca estuvo contagiada con el SARS-CoV- 2 constituyó una ventaja extraordinaria. Vale decir que el sistema inmune durante el embarazo disminuye la posibilidad de fortalecer las defensas, a la vez que se registran cambios en la función respiratoria que abren las puertas a enfermedades, sin restar importancia a otras modificaciones anatómicas y fisiológicas propias de las gestantes.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) refiere que en septiembre de 2020 más de 60 450 mujeres fueron diagnosticadas con el nuevo coronavirus en 14 paí­ses de las Américas, de las cuales 458 fallecieron a causa de la infección.

Helen y su mamá, Maidi, siguen haciendo historias en lo que se considera un hito para la medicina villaclareña y cubana.

¿Tenemos o no nuestras Razones?

Comentar