No es la primera vez que especialistas de la Aduana General de la República de Cuba (AGRC) detectan intentos de trasiego ilícito de ejemplares de la flora y la fauna con la pretensión de sacarlos del país, pero la historia resulta más compleja.
Los moluscos terrestres cubanos son utilizados con frecuencia por su belleza singular, sobre todo, los ligus y las polimitas. (Foto: Cortesía de ORSA Villa Clara)
Ricardo R. González
@riciber91
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17 Mayo 2021
17 Mayo 2021
hace 3 años
Un vuelo con destino a un país X está a punto de despegar del aeropuerto internacional Ignacio Agramonte, de Camagí¼ey. Los especialistas de la Aduana General de la República de Cuba (AGRC) permanecen atentos. Revisan documentos y equipajes de los viajeros. En medio de las comprobaciones pertinentes, a las que se suman otras técnicas, detectan irregularidades en algunas maletas. Luego del minucioso chequeo, comprobaron que se trataba de un intento de sacar ejemplares marinos de alto valor ecológico y patrimonial fuera de las fronteras.
Memorándum
De acuerdo con las evaluaciones del Citma, en Cuba existen diversos animales y plantas en peligro inminente de extinción debido a la caza indiscriminada o la destrucción de sus hábitats. Entre ellos aparecen el cocodrilo cubano(Crocodylus rhombifer), la jutía conga(Capromys pilorides), el manatí(Trichechus)y el zunzún(Chlorostilbon ricordii).
Todos estos especímenes están protegidos por las leyes nacionales, y su intento de exportación o comercio ilegal constituye una violación recogida en la Resolución 160 de 2011 del Citma. En esta se plantea el control y protección de variedades con una alta significación para la diversidad biológica en el país.
Enfrentar las ilegalidades que atentan contra la flora y la fauna requiere la conjugación efectiva de medidas administrativas, de regulación, control y operativas; pero, fundamentalmente, de educación y conciencia ambiental.
Ocurrió hace poco. La carga contenía 34 caracoles, un caballito de mar y 11 corales, lo cual califica como una acción de contrabando, dado que constituyen especies que deben ser protegidas en su propio hábitat por ser endémicas en peligro de extinción; además, su extracción conspira contra la preservación de los diversos ecosistemas costeros del archipiélago cubano.
Según las autoridades competentes, lo confiscado formará parte de un donativo dirigido a museos e instituciones, con el propósito de impulsar las investigaciones científicas en el país.
Estos sucesos no resultan aislados, aparecen con frecuencia por diferentes puntos del país. A fin de prevenir hechos de este tipo, Villa Clara realiza acciones dirigidas a enfrentar dichas ilegalidades.
A quién no le llama la atención el trinar que regalan los endémicos tomeguines del pinar(Phonipara canora)o el ofrecido por nuestra cotorra cubana(Amazona leucocephala)en peligro de extinción, y qué decir de la policromía de gran parte de los moluscos terrestres, tan utilizados en la artesanía.
Sin duda, disfrutarlos resulta algo maravilloso, pero sobre todas esas especies recaen amenazas debido a las pretensiones de captura, comercialización, caza y reproducción. Por ello urge reforzar los cuidados como parte del plan gubernamental destinado a la prevención y enfrentamiento de manifestaciones que atentan contra el patrimonio común, aprobado por el Consejo de Ministros en marzo pasado.
Villa Clara ya se incorporó al convenio establecido con el sistema de la AGRC en sus dependencias locales, y según el máster Iván Ignacio Brito Fuentes, al frente de la Dirección Territorial de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), el personal tiene la preparación necesaria para enfrentar las violaciones de quienes se empeñan en extraer ilícitamente lo nuestro fuera de Cuba.
Con vistas a la implementación del plan gubernamental, la provincia creó un grupo de trabajo, convocado por el Gobierno Provincial y coordinado por el Ministerio del Interior, del que forma parte la ORSA en representación de la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
«El aeropuerto internacional Abel Santamaría fortalece los controles aduanales a partir de la capacitación ofrecida en función de proteger los recursos naturales para las actuales generaciones y las que están por venir », precisa el especialista, en medio de un proceso que abarca, de manera paulatina, a los representantes de la Oficina de Inspección Estatal, el Ministerio de la Industria Alimentaria, Salud, Recursos Hidráulicos y otras entidades que ejercen como reguladoras directas de nuestras potencialidades naturales.
¿Solo el ejemplar?
Cuando se habla de salida ilegal de esas riquezas patrimoniales, se piensa de inmediato en ciertos ejemplares; sin embargo, la historia va más allá. Con el desarrollo de las tecnologías modernas, estos hechos adquieren diferentes expresiones, algunas inimaginables.
«No siempre es un animal o una flor », precisa Brito Fuentes. Entonces alude a las posibilidades de realizar reproducciones, mutaciones, clonaciones u organismos modificados a través de la información genética hallada en un fragmento de tejido, una semilla, un bulbo o mediante esquejes, con el dominio de la biotecnología u otras técnicas.
«De aquí la necesidad de entrenar al personal para que sea capaz de detectar esos procederes ilícitos ».
Cada convenio con las entidades se renovará o actualizará anualmente. Se trata de un fenómeno muy amplio que también incluye como actividad delictiva la tala, tenencia, transportación y comercialización de madera; la caza, pesca furtiva y venta de especies terrestres y marinas, sin descartar los procesos de extracción de arena, relleno, arcilla alfarera y lajas o la contaminación, tranques y desvío de ríos para el riego de cultivos.
Vale señalar que de las 8447 variedades con diferentes grados de amenaza en el planeta registradas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), 817 son endémicas de Cuba, a lo que se suma el hecho de que el archipiélago posee unas 7500 especies vegetales, que le hacen ocupar el cuarto lugar a nivel mundial y el primero en cuanto a biodiversidad, con un 53 % de endemismo.
Según estudios, el Caribe insular figura entre los 25 sitios de mayor importancia en el mundo por la conservación de la biodiversidad, y posibilita el hábitat para muchas especies de aves residentes y migratorias. Sin embargo, la mayor dificultad prevaleciente en parte de las Antillas radica en la pérdida continua de los ecosistemas, motivada por la expansión poblacional, la introducción e interacción con variedades exóticas de plantas y animales, la caza y el tráfico ilegal de las especies, lo cual, junto a los efectos del cambio climático, termina siendo una problemática muy sensible por la condición insular.
Cuba sobrepasa la treintena de especies de aves amenazadas en el mundo, y además de contar con un marco normativo en función de regular o prohibir ciertas acciones mediante leyes medioambientales, también dispone de diferentes resoluciones para el control del coral negro, la protección de los delfines, la preservación de la diversidad biológica y la regulación del acceso a las áreas naturales, más el decreto ley relacionado con el Sistema Nacional de íreas Protegidas, entre otros.
Contrastes
El comercio de vida silvestre resulte el tercer mercado ilegal más amplio del mundo, después del tráfico de drogas y armas.
Según cálculos, está valorado aproximadamente en diez billones de dólares anuales, y de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, un centenar de especies desaparecen diariamente del planeta por la destrucción del hábitat, la caza indiscriminada y el tráfico ilícito.
Cuba tiene la mayor diversidad de avifauna del Caribe y un alto número de variedades amenazadas; el mercado ilegítimo es una de las grandes amenazas, sin olvidar que se identifican muchas aves silvestres cautivas como mascotas en diez localidades urbanas y rurales del centro de Cuba.
El panorama existente podría conducir a la extinción de especies, fundamentalmente psitácidos (loros, papagayos, guacamayos, cotorras y formas afines de América y ífrica), y también rapaces, al tiempo que pone en riesgo varios servicios ecológicos, por lo que se concluye que el comercio ilegal debe enfrentarse como un problema ambiental, económico y social.
¿Tenemos o no nuestras Razones?
Lo suficiente para que exista mayor rigor y compromiso con la preservación de ese entorno nuestro e irrepetible, en aras de borrar los ultrajes patrimoniales.