El sol vuelve a iluminar

La rápida actuación de un equipo del hospital Mártires del 9 de Abril, de Sagua la Grande, y del pediátrico provincial José Luis Miranda salvan la vida de un niño nacido con una malformación anorrectal. 

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Un momento especial de interacción entre Abraham y su mamá, Yanaila, a través de la lactancia materna. Ella permaneció con su pequeño durante todo el tiempo del ingreso.
Un momento especial de interacción entre Abraham y su mamá, Yanaila, a través de la lactancia materna. Ella permaneció con su pequeño durante todo el tiempo del ingreso. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
5684
15 Agosto 2022

Dormí­a profundamente en la mañana del reportaje, ni siquiera el flash de la cámara interrumpió su sosiego hasta que la hora de lactar le hizo un llamado inviolable y salió de ese mundo de calma. Así­ conocimos al pequeño Abraham Marcos Ferrera Rosa, quien nació con una malformación catalogada en un punto intermedio entre lo particular y lo frecuente.

Cuenta su mamá, Yanaila Rosa Abrahantes, enfermera del hospital general docente intermunicipal Mártires del 9 de Abril, de Sagua la Grande, que salió de su hogar con ciertos dolores cuando el tiempo de gestación marcaba las 37,1 semanas y llegó a la institución sagí¼era ya con contracciones.

Observe el orificio de la colostomí­a para facilitar la defecación desde las primeras horas posteriores a la intervención quirúrgica. (Foto: Ricardo R. González)

Poco tiempo después entraba al salón. Una cesárea anterior demandaba recurrir a esta práctica de nuevo. Todo marchaba sin contratiempos y se escuchó el primer llanto del  bebé anunciando su llegada a la vida mientras la balanza marcaba 7,5 libras de peso. Ese fue el primer respiro para quienes reciben a diario a las criaturas en este mundo; sin embargo, al revisar su estado, un equipo integrado por la Dra. Yanela Márquez Mondejar, y las licenciadas Yenisbel Delgado Sánchez y Sonia Pérez, detectaron la ausencia del ano, por lo que se solicitó el traslado inminente hacia Santa Clara.

«Un grupo de neonatólogos y de otras especialidades del pediátrico José Luis Miranda se dirigió a la Villa del Undoso para traer a mi hijo », reafirma Yanaila, quien dejó en su vivienda de Quemado de Gí¼ines a su primogénito de cinco años.

Como era lógico, hizo la travesí­a entre la incertidumbre y la esperanza, entre la fe y el amor. Una vez aquí­ se realizaron los procederes necesarios hasta que programaron la cirugí­a. No habí­a tiempo que perder. Compás de espera, tiempo interminable en las afueras del quirófano. Un reloj que parecí­a detenido, ruegos para que todo saliera bien.

Desde la neonatologí­a pediátrica

Parte del equipo médico y paramédico que asistió al caso en el servicio de Neonatologí­a del Pediátrico villaclareño. (Foto: Ricardo R. González)

Las vivencias acumuladas por el servicio de Neonatologí­a Pediátrica resultan innumerables. Los experimentados enfermeros Gladys Gaitán Carrero y Rafael Bermúdez Reinoso lo atestiguan, en tanto la Dra. Dainy Pérez Guillén, al frente de la sección, está consciente de la trascendencia del trabajo que contribuye a mantener la baja mortalidad de la institución, a pesar de las complicaciones de los infantes atendidos.

MEMORíNDUM

- El ano imperforado es una malformación que ocurre cuando una persona nace sin ano, no posee el orificio que debe tener o resulta sumamente estrecho.

- Se desconoce la causa exacta de este defecto congénito, mas los especialistas consideran que es debido a un desarrollo anormal del recto dentro del útero materno, a pesar de que en ocasiones ocurre asociado a otras anomalí­as congénitas.    

- Puede conectarse de forma irregular a diversas estructuras del cuerpo ejemplificadas en la vejiga, la uretra, la base del pene y los escrotos en los niños o a la vagina en el caso de las hembras.  

«Estas situaciones son variadas, en las disciplinas quirúrgicas aparecen las malformaciones del tubo digestivo; las atresias esofágicas o defecto de nacimiento del esófago que conecta la boca con el estómago, como el gran reto para todo neonatólogo; las estenosis (estrechez) que recaen sobre determinados órganos, o las propias situaciones neuroquirúrgicas con los frecuentes meningoceles, encefaloceles, y la estenosis hipertrófica del pí­loro », precisa Dainy Pérez.

En el transcurso del año, el servicio exhibe cero mortalidad neonatal, por lo que su colectivo, integrado por unos diez médicos y alrededor de 25 especializados en la enfermerí­a, algunos con perfil intensivista, y todos en turnos rotativos, tienen el reto de seguir estudiando para asumir casos de mayor complejidad, en los cuales neonatólogos, cirujanos y radiólogos conforman una trí­ada indispensable para encauzar las acciones.

Respecto al llamado ano imperforado, como malformación presente en el caso de Abraham,  según investigaciones foráneas cada progenitor es portador de un gen que desconocen y pudiera influir, en cierta medida, en la presencia de esta realidad en el niño.

Las consideraciones del Dr. Abel

A su sabidurí­a y experiencia como cirujano pediátrico de II grado, el Dr. Abel Armenteros Garcí­a suma sus dotes de excelente comunicador. Encabezó el equipo que practicó la intervención de Abraham, junto al profesor Pedro Antonio Fernández Busot, y los doctores en Anestesiologí­a y Reanimación, Florinda López de la Cruz y Alexis R. Pineda.  Esta se considera una cirugí­a rápida, con una duración aproximada de 30 minutos, para que luego el pequeño emprendiera su recuperación desde la cama 12 del servicio neonatológico.

Los profesores Abel Armenteros Garcí­a (a la izquierda) y Pedro Fernández Busot encabezaron el equipo quirúrgico que trató una entidad que no tiene diagnóstico prenatal y lleva diferentes pasos hasta su total recuperación. (Foto: Ricardo R. González)

«Lo primero que realizamos fue una exploración (tamizaje) en busca de malformaciones asociadas, y al no existir otras, se procedió a la operación  para desviar el tránsito intestinal  mediante una de las diferentes variantes existentes de colostomí­a, que en este caso resultó a nivel del sigmoide (zona del intestino grueso más cercana al recto), porque su malformación era próxima al ano ».

CONTRASTES

 Zenaida Cruz es la progenitora de Benjamí­n González, un bebé de ocho meses nacido con un ano imperforado, entre otras malformaciones que reclaman una cirugí­a para reconstruir su conducto anal, según publicó el Diario del Istmo.

Los familiares de Benjamí­n solicitan ayuda económica para costear el tratamiento médico en un hospital del puerto de Veracruz.

La mamá asegura que gasta más de dos mil pesos semanales en bolsas de colostomí­a, pañales y leche, y que han invertido todos los ahorros familiares en el tratamiento, sin contar lo que necesitan para asumir otros estudios.

Además, se requiere el traslado a Ciudad de México  para proceder a la terapéutica y  poder realizarle la reconstrucción de sus genitales.  

Llama la atención el tiempo de nacido de Benjamí­n, que va pasando y no son descartables complicaciones más severas.

Entre Benjamí­n y Abraham existen marcados contrastes. El nuestro fue intervenido rápidamente, sin costo alguno para su familia.

Quien comparte su categorí­a con la de máster en Atención Integral al Niño y profesor auxiliar de la Universidad Médica de Villa Clara, insiste en que resulta muy importante que los pacientes portadores de este tipo de malformación congénita sean tratados oportunamente para evitar complicaciones que deriven consecuencias fatales.

«A las primeras horas de intervenido, Abraham comenzó a defecar por el procedimiento realizado y transcurrió su evolución sin dificultades, al no poseer malformaciones asociadas en el resto de los aparatos del sistema, lo que favoreció  su rápida evolución.

Con suma propiedad el galeno afirma que «no constituye una entidad de todos los dí­as, pero tampoco resulta rara », e insiste en la imposibilidad de detectarse de forma prenatal, a pesar de los adelantos de la ultrasonografí­a y otras técnicas.

¿Ha concluido el proceso de Abraham o lleva otros pasos?

Es una cirugí­a por etapas. Cuando pese más de 10 kilos, después del año de vida, procedemos a la segunda fase con la construcción del ano en el sitio donde debe estar, y en un tercer paso, luego de tres meses, se cierra la colostomí­a y queda solucionado el inconveniente,  por lo que podrá desarrollar una vida normal.

El Dr. Armenteros Garcí­a argumenta que en el servicio pediátrico villaclareño se han intervenido malformaciones anorrectales, aunque en los últimos tiempos se reporta una menor incidencia; sin embargo, la evolución de la totalidad de los casos ha sido muy favorable.

A partir de ahora será necesario extremar los cuidados familiares para evitar procesos sépticos en un orificio abierto en un pequeño, cuyas defensas resultan primarias.

Ya Abraham y su mamá están en casa, pero antes de la partida ella quiso manifestar su infinito agradecimiento al personal que  le devolvió la tranquilidad y el porvenir de su hijo.

Instante de la partida de Abraham y su mamá hacia  el hogar. Ambos con otra parte del colectivo del servicio de Neonatologí­a Pediátrica. (Foto: Cortesí­a de Yalexis Rojas)

«Un trato de excelencia, si bien no son muchos los que llegan con esta malformación, como madre agradecida tengo que reconocer que el éxito se debe a la rapidez con que se actuó en mi hospital de Sagua, al servicio de Neonatologí­a del Pediátrico, y a ese cirujano brillante que es Abelito. Gracias a todos, a la ciencia y a Dios, porque el sol nos vuelve a iluminar ».    

¿Tenemos o no nuestras Razones?  

 

 

 

 

 

 

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