
El dilema lechero en Villa Clara, con cierto desorden, reclama un fijador inmediato para incrementar los envíos de ese alimento a la industria y la población. En ocasiones, hubo criterios relacionados con la urgencia del rescate de la ganadería. Pasaron los tiempos, y se decía ¡ahora sí!, pero jamás llegó el momento, todavía muy alejado de 1987, cuando se lograron 53 700 000 litros.
Existieron garantías de alambres, piensos, estímulos a la inseminación artificial y hasta otros recursos materiales tributados a los avezados criadores. Entonces el 80 % de la masa estaba en el sector estatal. El sentido de posesión de los animales cambió. Ahora, por desgracia, los insumos están limitados.

En cambio, los pastos frescos, la propagación y las siembras de plantas proteicas, la inseminación artificial y la monta directa permanecen al alcance de todos. No obstante, jamás se aplican de manera pareja y existen, incluso, reticencias de todo tipo. El instante de recuperación del sector resulta impostergable para encontrar la ruta lechera.
No hay otro momento. Es el escenario para gritar al unísono: ¡Sálvense los excelentes criadores para aprovechar los suelos dedicados a pastizales! Siempre existen esos ganaderos. Unos con más posibilidades que otros. No lo dudo. Todos andan desvelados. Pensaban, antes de las lluvias, en los avatares de la alimentación animal (pastos frescos, forrajes y agua), así como en la salud veterinaria; aunque se careciera de los medicamentos imprescindibles. No faltó el celo por el mejoramiento genético y los nacimientos, y por supuesto, la constante reducción de muertes de terneros.
Eso, nadie desconfía, constituye un posible río de leche durante al menos 240 días ocho meses como mínimos cuando se destetan las crías. Ahora, cuando el país aprobó un programa de beneficios económicos a los productores de acuerdo con las vacas en ordeño y aportes individuales para propagar la sustitución de importaciones y reforzar la alimentación, un diálogo en áreas de termos refrigerados almacén de acopios dirigidos a la industria deriva en «telaraña » de papeleos. Similar ocurre en las mesas de contrataciones.
En ocasiones los números no encajan, y lo orientado para hacer las discusiones tal como son tienden a encasillarse en formalismos y burocracias carentes de objetividad, y «análisis de rigor y la leche toma rumbos equivocados », dijo Alberto López Díaz, gobernador de Villa Clara el domingo pasado en Encrucijada, luego de recorrer áreas específicas de acopio para las pasteurizadoras.
Es la tónica que se ha repetido de manera sistemática durante periplos precedentes por otros seis municipios (Remedios, Placetas, Manicaragua, Ranchuelo, Sagua la Grande y Cifuentes. En Encrucijada, en el centro refrigerado al cual tributan las cooperativas de producción agropecuaria (CCS) Antonio Maceo y Félix Aday, algunos ganaderos de La Palma por falta de acarreo no entregan leche. Nada pasa. « ¿Cómo es posible? ¿Qué hace el Grupo del municipio? », inquirió el Gobernador de Villa Clara. Respuestas, respuestas, y respuestas sin argumentos sólidos.

Igual sucedió en otro centro homólogo ubicado en Calabazar de Sagua. «El termo no es un simple depósito de leche », añadió Alaín Rodríguez León, delegado del Ministerio de la Agricultura (Minag) en la provincia, hombre que procede del área ganadera y conoce lo que dice más allá de sus responsabilidades administrativas. Allí el lácteo es depositado por criadores de la CCS Lázaro Huet, y de los más de 1500 litros que deben llegar por jornada, apenas arriban unos 900.
Surge el acarreador como simple intermediario entre el productor y la especialista que recibe el lácteo para analizar calidad y conservar el óptimo estado del alimento. La comunicación, resultante entre las partes es indirecta. Permanecen en el tránsito del «dale al que no te dio ». Así los criterios y opiniones quedan truncos, y la ruta de la leche se pierde por otros caminos.
De aquella dimensión de los termos, como centros integrales que velan por los acopios y calidad de la leche, la vorágine de papeleos, a veces insuficientes y mal elaborados, queda ancha. Si mal no recuerdo a esos aspectos de contratos individuales (por día y mes) adicionaban la calidad, las ventas a la industria,el control de siembras de pastos, movimiento de rebaño (nacimientos, incorporación al ordeño y mortalidad), así como la inseminación artificial. Papeleos y papeleos que provocaban una guerra, incluyendo formas productivas, en las partes implicadas.

La cadena completa de la leche, del productor hasta el consumidor, involucra a muchos «dueños », y cada cual tira de la cuerda a su forma y principios. Razón que en Encrucijada por citar un ejemplo, fue alertada por el Gobernador de Villa Clara en los termos. Dijo: «Hay más papeles que leche », un rostro que se extiende por toda nuestra geografía.
López Díaz reiteró con anterioridad en otros municipios, y lo argumentó en Encrucijada, el tópico relacionado con una necesidad de urgencia: «Evaluar diariamente los problemas y buscarles solución inmediata, porque de lo contrario la leche coge otro destino, y no tendrían impacto en el productor las medidas adoptadas por el Gobierno para que se pague mejor, cumpla los planes y se pueda sacrificar reses y comercializar o consumir su carne ».
El célebre Mahoma señaló, según escritos: «Si la montaña no viene a ti, ve tu a la montaña ». En la CCS Juan Francisco Aro los partes lecheros andan claros. íngel Mario Santos Benítez, el presidente de la organización campesina, habla de crecimientos de unos 60 000 litros a partir del estimulo monetario a los productores que satisfacen sus compromisos. Un 64.5 % crecerá el volumen de acopios dirigido a la industria según las contrataciones. ¡Cuánto más se incrementará cuando decidan entregar los excedentes a la industria? Son cálculos infinitos.

¿Cuántas reservas quedaban perdidas, sin controles? Ahí están datos concretos. De los 1412 bovinos, solo el 36,04 % son hembras en ordeño, y 68 propietarios de ganado cuentan con vacas. Allí tres bodegas reciben leche directa para consumidores. No digo que esa organización campesina sea la mejor, la más eficiente, pero muestra coherencia entre lo previsto y la realidad.
Con la leche y sus destinos hay que apretar, y sujetar más, las clavijas. Al menos en Encrucijada se apreció, aún lejos de satisfacer la demanda, una manera diferente en la comercialización de viandas, granos y hortalizas en puntos de venta y mercados agropecuarios dispuestos en un territorio que, en esencia de desarrollo cañero-azucarero, se impulsa hacia el fomento sistemático de cultivos varios, una garantía para alcanzar signos de garantía alimentaria como propone el país. En tanto, la leche todavía tiene lastres pendientes.