Aunque los criterios establecidos por la OMS hacen muy difícil certificar la reinfección por SARS-CoV-2, la elevada contagiosidad de la variante ómicron dispara el riesgo de contraer el virus más de una vez.
Dos veces lidió Serguey Pérez Pérez con la COVID-19. A mediados de mayo de 2021 ingresó en el hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, aliviado por haber coincidido con su esposa y su hijo menor en la misma sala, y torturado por la certeza de que un descuido suyo les provocó el contagio.
El daño en los órganos, la amenaza de la gravedad y del traslado a la sala de terapia intensiva, el rápido efecto de un cambio de tratamiento, el impacto psicológico y las secuelas físicas que extendieron el período de recuperación, se agolpan, ahora, en un diálogo breve, como sumario de una de las experiencias más traumáticas que ha vivido.
Cuando se incorporó al trabajo, comenzaba en Villa Clara la etapa más difícil del enfrentamiento a la pandemia, por lo que alternó la responsabilidad al frente del hospital de campaña habilitado en la escuela de arte y sus funciones como director provincial de Cultura.
«A finales de julio volví a presentar fiebre alta, dolor de cabeza y en las articulaciones, pérdida del gusto y el olfato; un conjunto de síntomas que no se correspondían con las secuelas, sino con un nuevo contagio. El test rápido y el PCR resultaron positivos y me volvieron a ingresar en el hospital militar.
«La circulación de la variante delta en el país había transformado el panorama. La institución estaba prácticamente colapsada y existían hospitales de campaña en toda la provincia. Si antes había dos balones de oxígeno para la sala, ahora todos los pacientes tenían uno próximo y lo estaba usando. Vi fallecer a una persona cerca de mí, y supe de compañeros de trabajo que ingresaron juntos conmigo y se agravaron de manera repentina; incluso, uno falleció.
«Pasé la segunda infección con un mejor estado de ánimo, aunque tuve más síntomas, salí más debilitado y a los 25 días, sufrí un proceso inflamatorio derivado de la enfermedad ».
Ni Serguey ni los médicos saben con certeza si se reinfectó o enfrentó dos zarpazos de un mismo virus. Sin embargo, las alarmas sobre el peligro de contraer más de una vez el SARS-CoV-2 saltaron a finales de noviembre, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó a ómicron como variante de preocupación, e informó que las pruebas iniciales indicaban un mayor riesgo de reinfección con respecto a otras variantes preocupantes.
Para despejar las dudas con las respuestas disponibles hasta el momento, Vanguardia conversó con el Dr. Frank Quintana Gómez, especialista de primer grado en Inmunología, médico del hospital pediátrico José Luis Miranda, en Santa Clara, y profesor auxiliar en la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.
«Es muy pronto para hablar con propiedad sobre la reinfección por el virus SARS-CoV-2, sobre todo, basado en la certeza científica de investigaciones concluidas y publicadas. El reporte oficial de los primeros casos data de diciembre de 2019, por lo que ninguno supera los dos años de evolución: un tiempo relativamente corto.
«Por otra parte, la rápida diseminación del virus, la elevada cantidad de fallecidos y la tensión a que fueron sometidos los sistemas de salud, obligaron a la comunidad científica a priorizar estudios sobre medios diagnósticos, modalidades de tratamiento y vacunas. El resto de los análisis también importantes, pero no tan urgentes permanecieron transitoriamente aplazados.
«La mayoría de las investigaciones publicadas que implican seguimientos a largo plazo, evaluación de existencia y duración de respuestas protectoras, y probabilidades de reinfección y su comportamiento se enmarcan en períodos que no superan un año. En muchos casos, las decisiones estratégicas se han tomado sobre la base de la experiencia en el enfrentamiento a otros coronavirus, como el SARS-CoV, identificado en el año 2002, o el MERS-CoV, que provocó el síndrome del Oriente Medio en el 2012 ».
¿Cuán probable resulta la reinfección?
Según la mayoría de las revistas científicas de prestigio, el efecto protector de la respuesta previamente obtenida es muy alto: entre el 81 y el 100 %. Estos datos indican que la reinfección no resulta un fenómeno común, pues el riesgo relativo oscila entre el 0.03 y el 0.44 %.
«Sin embargo, muchos autores muestran preocupación por el subregistro de datos, debido a las limitaciones de recursos para demostrar los criterios exigidos por la OMS, y por el hecho de que una gran cantidad de estudios se desarrollaron antes de la aparición de las variantes que circulan hoy, contra las cuales la inmunidad previamente inducida pudiera no tener la misma efectividad ».
¿Bajo qué criterios se certifica una reinfección con el SARS-CoV-2?
Según la OMS, tiene que demostrarse un determinado cuadro clínico, con una prueba de PCR-TR positiva. Superada la enfermedad, debe constatarse que el individuo está sano clínicamente y con al menos dos PCR negativos. Después, hay que comprobar la segunda infección con manifestaciones clínicas y PCR positivo, pasados 45 días de la primera incluso, algunos criterios más rígidos establecen un lapso de 90 días. Aun así, solo se confirma la reinfección si en la secuenciación genética del segundo virus se aprecian diferencias notables con respecto al primero, para descartar la posibilidad de que sea el mismo.
«Existe una excepción: si en la secuenciación genética del virus, en la segunda infección, se identifica una variante que no existía o que no circulaba aún en el territorio cuando ocurrió la primera. Podría suceder, por ejemplo, con la ómicron, detectada recientemente.
«Cumplir con estos criterios en la labor asistencial diaria ha sido muy difícil. Incluso en el Reino Unido, el país con mayor cantidad de secuenciaciones, solo se analiza entre el 5 y el 10 % de las muestras con PCR positivo. Obtener dos veces la secuenciación del mismo paciente es muy poco probable ».
Si no se trata de una reinfección, ¿qué justifica un PCR positivo tiempo después del primer episodio?
En la mayoría de los casos se trata de la misma infección. Se define un período agudo de la COVID-19 de unas cuatro semanas, una fase de COVID persistente entre ocho y doce semanas, y luego un post-COVID que puede durar meses. En cualesquiera de esas etapas puede hacerse negativo el PCR y luego resultar positivo, con partículas del ARN del mismo virus inicial.
«Múltiples razones provocan que un paciente con dos PCR negativos, pasado un tiempo vuelva a resultar positivo sin que se haya producido una reinfección. Lamentablemente, muchas personas, incluso, profesionales de la salud, asumen el resultado del PCR como medio diagnóstico definitivo.
«Puede resultar negativo al tomarse una muestra en la vía aérea superior y seguir siendo positivo si se tomara del esputo, en otra parte del tracto respiratorio más bajo, el intestino, el recto o las heces fecales. Un ataque posterior de tos o vómitos pudiera volver a colocar muestras de ARN en la vía superior y, al tomarla en otro momento, resultar positiva.
«También influye una toma de muestra inadecuada o en el momento inapropiado: a veces muy pronto, cuando no hay suficientes niveles de ARN, o muy tarde, cuando ya ha disminuido mucho la carga viral.
«En un momento determinado, el PCR puede ser negativo, porque se ha eliminado el virus, pero persisten partículas inviables de este, retenidas, que luego comienzan a eliminarse y aparece, una vez más, un PCR positivo. Es lo que se denomina una diseminación viral prolongada.
«Asimismo, cabe la posibilidad de una reactivación del virus. Este permanece en el cuerpo y se replica a un nivel muy bajo. Pasa desapercibido, porque no alcanza los umbrales necesarios para ser detectado en el PCR, pero puede prolongarse y volver a atacar. Por lo general, lo hace cuando baja el estado de inmunidad del huésped por alguna razón ».
¿La reinfección resulta más o menos agresiva que el primer encuentro con el virus?
De acuerdo con la mayoría de los estudios publicados, la reinfección suele ser más leve que la enfermedad inicial. A ello contribuyen los efectores de la respuesta inmune generados. Aunque ya disminuyeron y no pudieron evitar otro contagio, sí previenen la gravedad y reducen el peligro para la vida.
«Se ha demostrado, además, que tendrán un cuadro más leve aquellos pacientes que experimentaron una primera infección severa. Al contrario, quienes antes fueron asintomáticos o presentaron síntomas leves atravesarán una enfermedad más agresiva que la primera vez.
¿Quiénes están más propensos a reinfectarse?
Las investigaciones realizadas coinciden en que aproximadamente entre dos y cuatro semanas después de la infección por el virus del SARS-CoV-2, más del 90 % de las personas infectadas desarrollan anticuerpos neutralizantes protectores, junto a otros efectores de la respuesta inmune, y esta respuesta resulta sólida durante seis y hasta ocho meses. De ahí se deriva que alrededor de un 10 % de los pacientes infectados no desarrolla tales anticuerpos.
«Aunque todavía no concluyen los estudios para definir su duración real y efectividad a largo plazo, la intensidad y duración de la respuesta inmune varía mucho, en dependencia de la edad de los pacientes, el estado de su sistema inmune en el momento de la infección, la gravedad con que cursaron la enfermedad y la circulación de nuevas variantes, entre otros factores.
«Por ejemplo, es menos intensa y duradera en las personas mayores de 65 años, en los pacientes con inmunodeficiencias o con afectaciones transitorias de su sistema inmune en el momento de la infección, en aquellos que cursaron una enfermedad asintomática o con síntomas leves, y en los individuos hiporrespondedores, los cuales, por su propia constitución genética, no producen efectores de la respuesta inmune o lo hacen en pequeñas cantidades.
«Si bien resulta un fenómeno poco frecuente, existen pacientes que presentan una potenciación dependiente de anticuerpos, la cual provoca que los anticuerpos generados, en lugar de actuar en defensa del organismo, facilitan la entrada del virus a la célula ».
¿Cómo se relacionan las vacunas con la reinfección?
Se han comprobado diferencias entre las respuestas inmunes generadas mediante la vacunación y las derivadas del germen. Incluso, en la experiencia acumulada con otras enfermedades, las respuestas inmunes obtenidas con algunas vacunas son más consistentes y más potentes que las provocadas de manera natural por la infección.
«En el caso del SARS-CoV-2, es demasiado pronto para determinar las diferencias entre ambas y cuál es más efectiva; pero la comunidad científica coincide en la utilidad de vacunar también a las personas que ya se han recuperado de la COVID-19, como refuerzo de la respuesta previa y una manera de prevenir la reinfección.
«Así, se genera una inmunidad mixta (natural y artificial) más efectiva que cualesquiera de las dos por separado. Dicho mecanismo también funciona a la inversa: el individuo que ya ha completado su esquema de vacunación y luego se infecta con el SARS-CoV-2, quedará con una inmunidad robusta y duradera.
«La base de la vacunación consiste en el mecanismo de la memoria inmunológica que, una vez superada la fase aguda e infecciosa, permite recordar las estructuras con las que se enfrentó en la primera infección y responder de una manera más rápida e intensa en encuentros posteriores con la misma estructura ».
¿Cómo se puede preparar al sistema inmunológico para evitar la reinfección?
La probabilidad de reinfección está relacionada con la intensidad y duración de la respuesta inmune generada en la primera infección, con las características y condiciones de nuestro sistema inmune en el momento de ese reencuentro con el virus; pero, sobre todo, con el nivel de exposición y las medidas de protección que asuman los individuos una vez recuperados de la enfermedad.
«Para preparar al sistema inmune se recomienda, en primer lugar, la vacunación, si no la ha recibido en el momento previo a la infección, y adecuados hábitos y estilos de vida, como el consumo frecuente de frutas y verduras, eliminar las grasas saturadas y el exceso de azúcares, mantener una adecuada rutina de sueño, eliminar hábitos tóxicos, realizar ejercicios físicos, aprender a manejar el estrés, evitar el uso de medicamentos inmunosupresores que no estén prescritos y mantener buen estado de salud general.
«Enfatizamos en que las medidas de protección no pueden ser desmontadas. Haberse recuperado de la infección por el virus del SARS-CoV-2 no es una excusa para olvidarse de estas, porque ninguna persona queda totalmente inmune, si bien en un porcentaje menor, su organismo sigue siendo susceptible a la enfermedad, y está demostrado que pueden adquirirla nuevamente y transmitirla. «Recomendamos usar la doble mascarilla, garantizar una adecuada higiene, lavarse las manos, mantener el distanciamiento social, evitar aglomeraciones y la estancia en lugares cerrados o poco ventilados. La protección debe integrarse a nuestra cultura cotidiana y a las nuevas normalidades que enfrentamos ».