Quién olvida la primera visita al legendario Zoológico de Santa Clara. Entonces levantábamos pocos metros del piso y quedábamos sorprendidos ante las peripecias de los simios en sus jaulas o con los «apacibles » cocodrilos que parecían inamovibles. Quizás pudo impactar la belleza de algún animal endémico o el rugido inesperado de leones que se mostraban majaderos e inquietos por la presencia de tantos espectadores.
El tiempo pasa y cada generación tiene el suyo. Es cierto que hubo un período marcado por el declive, a tal punto que desmotivaba la visita al recinto, pero en los últimos años el centro se enriquece con nuevas especies que permiten contemplar a las cebras en la minipradera africana o la bienvenida ofrecida por el pavo real con su cola abierta como un inmenso abanico, entre los más de 400 animales diferentes que habitan en un entorno natural.
Miguel íngel Ruiz Ramírez, el jefe de Sección de Bienestar Animal en la UEB Complejo Parque Zoológico de Villa Clara, pierde la noción de cuántas veces recorre las 4,7 hectáreas de la instalación en un día, pero las conoce hasta en los mínimos detalles.
Una mañana conversamos y detalló los contrastes ofrecidos por la vida durante los dos años en que la pandemia cambió los colores de ese hábitat natural rodeado de una antaña vegetación.
«Vivimos tiempos difíciles con la sensible pérdida de compañeros de labor y acompañados de una total inactividad; sin embargo, ocurrieron 22 nacimientos de diferentes especies, entre ellas, las cebras, que volvieron a regalar su descendencia, y otras que nunca habíamos logrado reproducir como el eland del cabo (Taurotragus oryx), los primeros ejemplares de la donación de animales de Namibia que nacen fuera de La Habana y se encuentran en exhibición.
«Otro elemento notorio fue la reproducción de los chacales de lomo negro (Canis mesomelas), que tampoco se habían obtenido. Tres crías que ya resulta difícil distinguir la nueva generación de sus progenitores porque han alcanzado el tamaño de adultos », precisa el experto.
Aun así, el fatídico período pandémico posibilitó recuperar la población de simios que en los dos años anteriores fue afectada por una enfermedad diagnosticada por el Grupo Nacional como encefalomiocarditis, causada por un virus y con rasgos infecciosos severos que afecta a los cerdos, pero también a los monos verdes (Chlorocebus sabaeus). Durante la COVID-19 logramos cuatro crías, a pesar de que perdimos al reproductor y se trajo del zoológico de Caibarién un ejemplar macho insertado al grupo y que responde por la paternidad de los nuevos habitantes en el zoo.
«De 17 ejemplares que teníamos nos quedamos apenas con cinco, y ya sumamos diez. Volvimos a tener cría de ancoli cebú de la India, de antílopes negros (Antilope cervicapra), del cebú enano (Bos primigenius indicus), que tampoco registraba antecedentes de nacimiento en la instalación, y ya se cuenta con dos crías que hoy forman parte de la colección del homólogo de Sancti Spíritus ante la falta de espacio », precisa Ruiz Ramírez, quien agrega que aparte de los 22 nacimientos de diversas especies, también aparece la proliferación de otras comunes como gallinas y palomas.
¿Exhibición o reproducción?
Miguel íngel Ruiz Ramírez aclara que, a pesar de lo logrado en la proliferación de las crías durante el comportamiento agudo del SARS CoV-2, la institución perteneciente a la Empresa Cubana de Zoológicos tiene su misión muy bien delineada que hace énfasis en la exhibición de animales.
«Las reproducciones que ocurren son bienvenidas y se aplauden, es señal de bienestar, pero es al margen de un objetivo central del Parque, ya que la línea del Zoo no consiste solo en contar con demasiados ejemplares, sino de tenerlos bien atendidos, por lo que de no existir condiciones mínimas de alojamiento y de nutrición es preferible no incorporarlos. No hago nada con traer un dromedario a espacios en los que no pueda moverse libremente ».
La población desea una reproducción acelerada…
Los procesos biológicos resultan imposibles de violentar, el tiempo de gestación sigue siendo el mismo para cada especie. Por ejemplo, todos los chacales nacen en marzo y no existe otro mes para lograrlos.
¿A qué atribuyes esos 22 nacimientos en plena epidemia?
Pudo influir la tranquilidad existente en el Parque, que en ese tiempo no tuvo acceso público. El personal del Complejo era mínimo, solo los técnicos que trabajan con los animales, un reducido grupo administrativo, y no sufrimos dificultades con la alimentación a partir de proveedores establecidos.
¿Pudiera hablarse de situaciones estresantes en las especies?
Aunque sean animales silvestres nacidos en cautiverio sufren el estrés propiciado por tantos visitantes, y esto constituyó una de las grandes preocupaciones al reabrir las puertas ante la nueva cría de cebras, de eland o de monos que nunca habían visto público ni niños corriendo, personas con paraguas junto a las indisciplinas sociales a la orden del día que no se han logrado erradicar.
Esos comportamientos inadecuados se arrastran a través del tiempo. ¿Cuáles resultan los más frecuentes?
Desde arrojarles comida hasta determinados objetos en un Zoo que exhibe animales con sus conductas específicas. No podemos pretender que los monos realicen brincos en gran parte del día o que los leones rujan continuamente.
«El público a veces se incomoda porque los cocodrilos están estáticos y les tiran objetos diversos, y nuestra fuerza laboral no es numerosa, somos 11 técnicos para atender a los animales, y tres de ellos laboran en oficinas. Hay trabajo de los compañeros que atienden Educación Ambiental, pero tampoco pueden llegar a la totalidad de los asistentes, por lo que debe concientizarse a la población de que se trata de un zoológico, no de un circo.
Desperdicios y alimentos fuera de normas…
Los desechos sólidos no siempre son depositados en los cestos especializados, y se hace donde primero encuentren un sitio inadecuado o van al recinto de los animales. Cada uno de estos dispone de raciones específicas a base de vegetales, frutales, viandas o carne no apta para el consumo humano, pero en el caso de los monos les lanzan golosinas que rompen los esquemas de nutrición.
«Otro detalle radica en el sobrepeso. No contamos en estos momentos con ejemplares depauperados, pero tampoco queremos ni podemos incidir en un sobrepeso. Se aproxima el verano y en el caso de los leones resulta inadmisible que estén muy gordos, por lo que habrá que bajarles la dieta.
¿Conflictos entre las especies?
Hemos logrado separarlas por zonas geográficas y según su origen. Ya la pradera africana tiene su espacio, también los oriundos de Asia, y vale aclarar que introducir un animal nuevo tiene sus complejidades, hay que analizar la adaptación, sobre todo, en los primates, porque mantienen un orden jerárquico entre ellos, un sentido respetable de la familia, y no es extraño el posible rechazo ante un «intruso ». A veces demora siete u ocho meses el proceso, entre otras condicionantes.
Antes de la primicia debo decir que se van a reemplazar algunos ejemplares a fin de garantizar la reproducción, y en cuanto a avances incorporaremos muy pronto una pareja de hienas manchadas (Crocuta crocuta) descendientes también de la donación de Namibia, y quizás de otros animales. Habrá que esperar.
Mientras tanto el Complejo Parque Zoológico de Villa Clara sigue recibiendo a sus visitantes. Muchos contemplan esas esculturas de piedras a gran escala en formas de animales ejemplificados en la iguana, el dromedario, el elefante, el rinoceronte y el canguro admirados por los más pequeños.
El tiempo pasa, algo inevitable, pero los recuerdos de la infancia perduran, y cada generación los guarda como esos tesoros que no escapan y se hacen nuestros.