¡Salva tu vida, mujer!

Concientizar sobre la importancia de los controles ginecológicos constituye una prioridad en el empeño de prevenir las lesiones cancerí­genas.

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La consulta de Patología de Cuello del hospital materno Mariana Grajales funciona de lunes a viernes y atiende a pacientes con lesiones cervicouterinas de toda la provincia. (Foto: Victoria Beatriz Fernández Herrera)
La consulta de Patología de Cuello del hospital materno Mariana Grajales funciona de lunes a viernes y atiende a pacientes con lesiones cervicouterinas de toda la provincia. (Foto: Victoria Beatriz Fernández Herrera)
Victoria Beatriz Fernández Herrera
Victoria Beatriz Fernández Herrera
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01 Mayo 2022

Cada año se diagnostican a nivel mundial más de 500 000 nuevos casos de cáncer cervicouterino (CCU). Del total de mujeres afectadas, las muertes debido al padecimiento superan las 200 000. La estadí­stica varí­a en dependencia de la región y el paí­s; solo en el continente americano, cerca de 80 000 féminas sufren de carcinoma cervical en sus diferentes estadios y más de 35 000 de ellas fallecen.

«En Cuba, el programa para detectar de manera precoz el cáncer cervicouterino califica como priorizado en la lista de servicios médicos del Sistema de Salud Pública », así­ lo asegura, en entrevista exclusiva a Vanguardia, el Dr. Mario Gutiérrez Machado, especialista de I y II grados en Ginecobstetricia y jefe del Programa de detección precoz del cáncer cervicouterino en Villa Clara.  

«La atención especial al cáncer en el cuello del útero se implementó en el paí­s en la década de los 60; no obstante, el programa se ha modificado en pos de su efectividad y han variado los medios diagnósticos, se ha reforzado la preparación de los profesionales y se ha aumentado la población a estudiar ».

La Dra. Irene Carmen Rodrí­guez Santos considera que identificar la enfermedad en sus estadios tempranos resulta primordial.  (Foto: Victoria Beatriz Fernández Herrera)

El diagnóstico se realiza mediante la citologí­a orgánica cervical o test de Papanicolau la llamada prueba citológica a mujeres entre los 25 y los 64 años de edad, con una periodicidad de tres años, y se centra en la búsqueda de elementos muy incipientes de lo que pudiera resultar una patologí­a premaligna del cuello del útero.

Sin embargo, la prueba citológica constituye un examen complementario que, además de diagnosticar un posible CCU, se indica ante cualquier alteración causada por hongos, bacterias o determinados virus.

«Generalmente, la muestra se toma en el consultorio del médico de la familia y se entrega a un laboratorio de citopatologí­a, encargado de estudiarla y emitir un diagnóstico inicial con dos posibles resultados: descarta la posible afectación en el cuello del útero o arroja una anomalí­a », explica el Dr. Gutiérrez Machado.

Cuando se realiza un diagnóstico presuntivo por citologí­as anormales, la paciente comienza a atenderse en alguna de las consultas de Patologí­a de Cuello, localizadas en el hospital materno Mariana Grajales, los policlí­nicos XX Aniversario y Chiqui Gómez, de Santa Clara, y en el hospital Mártires del 9 de Abril, en Sagua la Grande.

A partir de este momento, ¿cuál es el tratamiento recomendado?

Un diagnóstico de bajo grado arroja la presencia del virus del papiloma humano (VPH) en los epitelios cervicales o una displasia leve (NIC 1). Este tipo de patologí­a se trata mediante exámenes citológicos y colposcópicos, con un seguimiento cada seis meses durante dos años. Además, se implementan otras terapias enfocadas en la inmunologí­a de la paciente para lograr el aclaramiento espontáneo del virus. En la mayorí­a de los casos se evita la intervención quirúrgica y, por tanto, la mutilación del cuello del útero.

«Al diagnosticarse una patologí­a de alto grado NIC 2, NIC 3 o carcinoma in situ, sí­ resulta necesaria la incisión quirúrgica de la lesión y un seguimiento por diez años. Durante los primeros 12 meses, la paciente asiste a consulta cuatrimestralmente, y si resultase normal el análisis citológico, la revisión se realiza una vez al año », explica el especialista de I y II grados en Ginecobstetricia.  

Cuello del útero en las diferentes etapas del cáncer cervicouterino. (Foto: Tomada de Internet)

Otro escenario aún más complicado acontece cuando la enfermedad supera el cáncer de cuello en estadio cero. En este caso, se precisa una evaluación multifactorial donde intervienen especialistas de otras ramas diferentes a la Ginecologí­a y el tratamiento indicado depende de un especialista oncológico.  

La importancia de prevenir

Cada vez son más las jóvenes de entre 15 y 18 años que asisten a las consultas de Patologí­a de Cuello con lesiones premalignas provocadas, en su mayorí­a, por el virus del papiloma humano.

«El inicio precoz de las relaciones sexuales, el cambio frecuente de pareja y la no utilización de métodos de barrera durante las relaciones sexuales constituyen factores determinantes en la trasmisión de VPH y, como consecuencia, en el desarrollo de lesiones malignas en el cuello del útero », precisa la Dra. Irene Carmen Rodrí­guez Santos, especialista de I y II grados en Anatomí­a Patológica y Profesora Auxiliar Consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara.          

«El cuello uterino en adolescentes no posee la fuerza necesaria para rechazar el virus; de ahí­ que, durante el acto sexual con un portador del VPH sin protección, la mujer reciba una carga importante del virus y, tras el paso de los años, se desarrolle el cáncer.

«En algunos casos por lo general en mujeres adultas, el sistema inmunológico es capaz de eliminar el virus por sí­ mismo; en otros, el VPH permanece sin ser detectardo hasta una prueba citológica anómala u otro sí­ntoma », señala la especialista.    

El Virus del Papiloma Humano constituye el causante principal del 99 % de los casos diagnosticados con cáncer cervicouterino, cuarto tipo de cáncer más común en las mujeres según la Organización Mundial de la Salud.    

El Centro Internacional para Investigaciones sobre el Cáncer ha clasificado algunos tipos de este virus como de alto riesgo en los humanos. Según los especialistas, el VPH-16 y el VPH-18 son los tipos carcinogénicos más comunes y resultan responsables del 70 % de las  patologí­as cervicales malignas; otros tipos como VPH-31, 33, 45, 52, y 58 ocasionan el 15 % de los padecimientos cervicouterinos.  

Una solución permanente serí­a garantizar una educación sexual acorde con el siglo xxi, que priorice el uso de métodos anticonceptivos de barrera y alerte a los adolescentes sobre las consecuencias de las relaciones sexuales precoces. Sin embargo, una vez iniciada la vida sexual, el CCU también es detectable en situaciones no avanzadas o metastásicas a través de la prueba citológica a cualquier edad, incluso antes de los 25 años.  

En este sentido, la Dra. Rodrí­guez Santos insiste en que «la citologí­a constituye un derecho de la mujer cubana y como tal debe exigirlo ».

En el paí­s prevalece la poca percepción de riesgo en torno a esta enfermedad, sobre todo entre las jóvenes. De ahí­ que para el Ministerio de Salud Pública sea una prioridad alcanzar una mayor concientización sobre la prevención y detección temprana del CCU, así­ como las ví­as para lograrlo.    

A pesar de los esfuerzos de los especialistas para brindar atención ininterrumpida y de los resultados del sistema de atención en este campo, muchas se resisten todaví­a a los métodos de diagnóstico precoz de la enfermedad. Un minuto de dolor e incomodidad a cambio de una vida plena y saludable, ¡vale la pena!

 

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