Los Manteletas

Campesinos de Remedios aplican la agroecologí­a con positivos resultados en el fomento de plantaciones de cultivos varios y frutales. Destacados criadores de ganado bovino para ventas a la industria cárnica.

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Manteleta Pérez González, productor agroecológico.
El humus aporta «alimentos» a los cultivos, mejora el suelo, y retiene agua, dice Manteleta Pérez González. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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20 Mayo 2022

En un lindero de la ensenada de Echenique, cerca de Jinaguayabo, está la finca de Los Manteletas, reconocidos cosecheros agroecológicos en cultivos varios y frutales. Los hermanos Rolando y Reidel Pérez González también son criadores de ganado bovino para ventas a la industria cárnica. Allí­, en las cercaní­as de Sitio Bonito de Guanabanabo, lejos del territorio urbano de Remedios, se ubican los predios de esos campesinos. Una visita al lugar constituye un encuentro diáfano con la conversación y el contacto directo con la naturaleza transformada sin el empleo de abonos quí­micos.

Rolando Pérez González, productor agroecológico.
Rolando Pérez González, destacado productor agroecológico, apuesta por el empleo del humus sólido y lí­quido para enriquecer los nutrientes del suelo. (Foto: Luis Machado Ordetx)

La superficie agrí­cola asciende a unas 114.07 hectáreas (8.5 caballerí­as), y la mayor parte fue entregada en usufructo. «Es una bendición tener plantadas unas 27 especies diferentes de frutales, casi todos en producción, para ventas frescas a las fábricas conserveras y a entidades estatales que las distribuyen en consumo fresco », dijo Rolando.

En esa zona creció toda la familia, y siempre los denominaron Los Manteletas, sin saber por qué, comentó Oscar González Leiva, un primo agrónomo que labora en la finca. La tierra «antes era sabana, con buen drenaje, pero hubo que mejorarla a partir de nutrientes orgánicos que favorecen el desarrollo de las siembras y hasta de los pastos naturales, artificiales y plantas proteicas que sirven de alimentación al ganado », señaló.

Un recorrido por las áreas demuestra que allí­ ningún desperdicio de cosechas, incluyendo pencas que desprenden los cocoteros, queda a un lado. «Las quemas aquí­ están prohibidas », añadió Rolando. Al parecer todo tiene utilidad, tal como afirma en palabras que brotan coherentes, y con lenguaje fluido, al tiempo que privilegia el gusto por mostrar sembrados y trillos que comunican los diferentes espacios de la plantación.

Purgas de cosechas en la finca.
En las cercaní­as de los trillos ubicados entre los linderos se acumulan las purgas de cosechas que después son aprovechadas en otras labores agropecuarias. (Foto: Luis Machado Ordetx)

González Leiva, el primo, hizo un curso de Agroecologí­a, impartido por especialistas de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas. Allí­ hubo una reunión de campesinos villaclareños dispuestos a tomar conocimientos novedosos sobre diferentes disciplinas vinculadas con el campo. Desde entonces, y ya pasaron algunos años, quedó el gusto por desarrollar siembras a partir de la sustitución de componentes quí­micos. Es el deseo, y la necesidad, de aplicar nutrientes orgánicos que aportan beneficios al suelo.

Esas ideas, comentó, las llevó a la República Bolivariana de Venezuela durante una misión de colaboración. Todaví­a el hombre recuerda su paso como socio de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Niceto Pérez, de Jinaguayabo, donde laboró en áreas cañeras, de   frutales y fomento de plantaciones ornamentales. Entonces, «comencé a experimentar técnicas agroecológicas a partir del estiércol, muy abundante en las crí­as ganaderas. Allí­ nació un «bichito », y  creo no se apagará nunca », afirmó mientras mostró la acumulación de materia orgánica, lista ya para regar en los campos.

Sincera palabra

Las áreas en explotación de Los Manteletas están integradas a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Felipe Rodrí­guez del Rí­o, y en sus dominios terrestres Rolando aporta anualmente unas 30 toneladas de carne, con pesos superiores a los 450 kilogramos por animal. «Es uno de nuestros orgullos », comentó.

Cámara de obtención de abono orgánico.
Para obtener una tonelada de humus se vierten en las cámaras 12 de estiércol vacuno. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Humus sólido.
Una tonelada de humus tiene sus equivalentes en la sustitución de importaciones de fertilizantes quí­micos. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Sin embargo, piensa que lo «principal radical es producir alimentos destinados al pueblo. La Revolución entregó el 98 % de la tierra que ahora tienen en usufructo, y una pequeña parte, í­nfima, era de nuestros padres. Nunca olvidaremos la generosidad de la dirección del paí­s en confiar en los campesinos. Todaví­a, incluso, podemos crecer en pequeños volúmenes de suelo y así­ «compactaremos » todas las plantaciones », precisó.

Ahora refuerzan otra producción, vital en nuestros campos, a partir del efecto de la lombriz roja californiana (Eisania foetida) ubicada en cuatro cámaras en rotación. Por mes extraen unas 6 toneladas de humus abono orgánico para regar en los cultivos. Precisó Rolando que ya «acondicionan terrenos para siembra de hortalizas, y el nutriente del suelo será todo ecológico, sin venenos quí­micos. Eso permitirá insertarnos en vetas directas a instalaciones turí­sticas.

Producción de abono orgánico con compost.
En las cámaras hay que echar 4 toneladas de compost para lograr un excelente abono. (Foto: Luis Machado Ordetx)

«Cualquier campesino puede hacer, incluso de manera rústica, las áreas de compostaje. Después que obtienes el pie de crí­a de la lombriz la reproducción es rápida. El secreto está en echar agua y desechos sólidos que irán descomponiéndose poco a poco. El estiércol de ovino-caprinos y de vacunos estabulados los proporcionan vecinos de la finca. A ellos les hemos obsequiado de nuestros abonos, y cuando usted los riega en los sembrados, hasta el rostro de las plantas cambia hacia un verde intenso ».

Y ese lí­quido que acumula en las tanquetas luego del drenaje de las cámaras ¿también sirve?, pregunto al hombre y estimulo la curiosidad.

Eso es una maravilla, un humus lí­quido, rico en nitrógeno. Tiene un efecto inmediato, con nutrientes vegetales solubles,   en los sembrados.

Ahí­ interviene González Leiva, y apunta que, entre otras cualidades, el lí­quido color marrón contribuye a la fertilización de los suelos y protege a los vegetales de ataques de plagas y enfermedades. «Algunos vecinos ya lo emplean en sus fincas, y nosotros lo llamamos urea lí­quida. Constituye una barrera biológica. Nosotros lo regamos ligado con agua y el empleo de una mochila manual, pero se puede aplicar como fertirriego », acotó Rolando.

Humus lí­quido.
El humus lí­quido, obtenido por decantación, contiene microorganismos más concentrados que el sólido y reporta mayores beneficios en las plantaciones. (Fotos: Luis Machado Ordetx)

Usted, ahí­ tiene diferentes formas de obtener un abono propio, de alta calidad, y sin efectos nocivos en la salud en aquellos que consuman nuestros cultivos. Es una manera también de sustituir importaciones, dijo Manteleta Pérez González justo en el momento en que decidió partir a un rápido periplo por la finca.

Antes sentenció: «Hay que sacrificarse para obtener el humus, pero no es imposible. Ocurre que el campesino para cambiar algunas cosas de la cultura agrí­cola tradicional tiene que ver cómo es, y probar en pequeñas dosis. Luego todo va hacia su curso sistemático ».

Aparte técnico

González Leiva va hacia la loma de humus para obsequiarle una bolsa a un vecino. Poco tiempo llevan en la producción del abono, y acumulan unas 20 toneladas. «Todos estos suelos, como dijo el primo, eran de sabanas y drenaban rápido. Ya retienen más el agua, y están enriquecidos y dejan cosechas de calidad en los frutales y cultivos varios. Vamos a ensayar con las hortalizas y con seguridad las cosechas serán tremendas », aclaró.  

Oscar González Leiva, agrónomo y productor agroecológico.
El fertilizante orgánico en los cultivos hace que los frutos tengan más cantidad de azúcar, y mejore sabor, apuntó Oscar González Leyva. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Raidel, el otro Manteleta, no se encontraba en el lugar de la conversación durante el dí­a que recorrí­ parte de la finca de Remedios. En el diálogo con los dos integrantes del proyecto agroecológico que, desde la década de los años 90 del pasado siglo se gestó con la idea de «campesino a campesino », sienten entusiasmo por las alternativas de fertilizantes que, en tiempos de carencias de insumos, aporta la lombricultura.  

Ellos se animan con la aplicación de una sencilla tecnologí­a para la crianza y reproducción de los anélidos, y nutren las cámaras de alimentación techadas y con temperaturas inferiores a los 30o C, a partir de aportes que entregan los vecinos. Las contribuciones, ¿dirá usted?... son residuos de cosechas y excremento de ganado. De ahí­ surgió la idea de compartir los resultados del abono. Eso los convierte en solidarios, y reconforta ver cómo, en reprocidad, a los sembrados colindantes también llega parte del abono obtenido en el transcurso de meses.

Fertilizante orgánico.
Fertilizante orgánico para aplicar de forma directa como mejorador del suelo. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Aquí­ preferimos la lombriz de estiércol, o roja californiana, como le dije, por su capacidad de reproducción, y efectividad en las deyecciones para la obtención de humus sólido y lí­quido, expone González Leiva, el experimentado técnico.

Rolando Manteleta insiste: «Todos los campesinos debí­an tener este tipo de fertilizante. Reporta beneficios, y hasta puede dejar ingresos económicos en ventas diarias al sector agropecuario y de jardinerí­a. Con la lombricultura se descompone materia orgánica y reciclan residuos excepto vidrio y plástico, y regulamos las propiedades del suelo. En cualquier momento nos insertamos en la comercialización », resaltó.

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