El proyecto de Incremento de la Resiliencia de Ecosistemas Agrícolas (IRES), de Cuba, refuerza acciones con productores y comunidades ubicadas en Corralillo. También en Santo Domingo y Quemado de Güines, municipios implicados en la ejecución de labores en la protección del medio ambiente.
Vista parcial de la comunidad de San Pedro Ferrán, y al fondo las ruinas del antiguo ingenio azucarero. (Foto: Luis Machado Ordetx) Una parte de los 36 estudiantes primarios de la escuela de la comunidad, defensores del medio ambiente. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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01 Junio 2022
01 Junio 2022
hace 2 años
La comunidad de San Pedro Ferrán, al sureste de Corralillo, impresiona por el gozo permanente en la sensibilización de niños y adultos dispuestos a considerar la tierra en origen irreemplazable de riquezas, y de ahí, la obligatoriedad de todos en contener deterioros de los ecosistemas.
No importa que los abastos de agua sean indistintamente desde pozos artesianos o acarreos de lugares alejados. Allí existe, en ambiente familiar, un empeño de transformación económico-social. En hidalguía están todos: desde la conservación de las ruinas del antiguo ingenio azucarero, desaparecido a finales del siglo antepasado, hasta el rumbo que toman mujeres y hombres hacia los campos.
Al asentamiento se llega con relativa facilidad. Lo primero que percibe el visitante son las propuestas del proyecto de colaboración internacional para el Incremento de la Resiliencia de Ecosistemas Agrícolas (IRES), de Cuba, un foco en el desarrollo sostenible en plantaciones forestales y ganaderas de la costa norte. En principio comprende unas 20 600 hectáreas de Santo Domingo, Quemado de Gí¼ines y Corralillo, urgidas de transformaciones para proteger el medio ambiente.
De metas a corto y largo plazo están el beneficio agropecuario desde la aplicación de ciencia y técnica, para atenuar los efectos del cambio climático; ampliar el manejo en la regeneración natural del bosque, y consolidar estrategias de siembras de cultivos varios, frutales y fomento ganadero en un territorio como Corralillo, con sólida tradición en esos menesteres.
Un vuelco en el paisaje productivo, y que incluye hogares y la comunidad, es lo que se avecina, dijo el entusiasta Mariano Quintero Almeida, acogido a IRES y a un programa de Desarrollo Local. Desde la finca El Despertar, con 37,5 hectáreas, en las inmediaciones de San Pedro, promoverá en el futuro el extensionismo agroforestal, parcelas demostrativas, y siembras de plantas proteicas y oleaginosas. Sueña, alertó, con rutas y senderos para mostrar al turismo nacional y foráneo a partir de la conservación de la flora y la fauna autóctonas que prodigan los remansos de agua del río Jagua, en las inmediaciones de las superficies boscosas que atiende.
En la actualidad, como indicó, «machete en mano, desbroza marabú hasta que lleguen tecnologías asignadas al proyecto », para convertir las superficies, ahora infestadas, en sitios de agricultura resiliente y de mitigación del cambio climático.
El amor por la naturaleza ya se impregna en estudiantes de la escuela primaria Israel Ruiz Núñez, en la localidad. Padres, vecinos, pioneros y maestros establecen un área de cultivos de hortalizas, y en algunos hogares cercanos se aprecian patios y parcelas familiares. Los 36 alumnos, de primero a sexto grados, son los «inspiradores de las alternativas para disponer de vegetales y hortalizas frescas », apuntó Yakelín Casañas La Rosa, directora zonal de Educación, con incidencia en los poblados de La Piedra, La Sierra y Gavilanes, en Corralillo.
Gobierno comunitario
Hace un lustro que Roberto Ferrán Ferrán es delegado del Poder Popular en San Pedro, y de planteamientos reiterados solo comenta de dos: inexistencia de acueducto y problemas con la sistematización de recreación sana. Los viales que antes tuvieron asfalto y ahora muestran caminos naturales, no son una preocupación. Los 800 habitantes y las 208 casas unas más confortables que otras, y con jardines aledaños y hasta parcelas respiran un ambiente de comunidad. «Cuando llega la época de cosechas en sembrados individuales, hacia allá van todos. Imagínese el contexto de cordialidad que se respira aquí », comentó.
Ahora «no solo por las proximidades del Día Mundial del Medio Ambiente, de la Lucha Contra la Desertificación y la Sequía y del Trabajador Forestal 5, 17 y 21 de junio, respectivamente, usted encuentra a todos en cuidar y mejorar el entorno natural », acotó.
«De IRES y su desempeño en Corralillo, esperamos mucho en una comunidad agropecuaria, como la nuestra, en la cual la cría de ganado bovino trasciende en importancia permanente e histórica », señaló.
Conrado Martínez Rodríguez, coordinador en Corralillo del proyecto con financiamiento del Fondo Verde del Clima, añadió que hasta el momento hay 41 asociados de diferentes formas productivas para impulsar la reforestación y el manejo natural de bosques, y la recuperación de la ganadería. En el mapa del municipio se incluyen 13 600 hectáreas de suelo urgidas de minimizar los efectos del cambio climático. Es la mayor superficie para un territorio que abarca IRES en zonas de Las Tunas, Matanzas y Villa Clara, dice.
Las estrategias de trabajo están establecidas, incluyendo el asesoramiento y aplicación de ciencia y técnica, para acercar a productores y familiares al manejo sostenible del suelo, la biodiversidad y los principios agroecológicos, precisó.
El municipio contará con dos fincas escuelas; una, atendida por Mariano Quintero Almeida y otra, en el írea de Manejo Forestal de Gavilanes. Serán fuentes de superación, demostración y extensionismo para defender el medio ambiente y el árbol como esencia natural, tal como alertan la Tarea Vida y los programas insertados en la Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional.
Es la ruta para «consolidar acciones silvopastoriles y agroforestales a partir de fundamentos sostenibles y ecológicos, y también implementar sistemas alimentarios inclusivos en territorios muy infestados de marabú », añadió Martínez Rodríguez.