El 15 de julio de 1689 fue fundada la Gloriosa Santa Clara, cuyos símbolos identitarios han venido a menos y necesitan su rescate en vísperas de su aniversario 333.
Nuestra Gloriosa Santa Clara des prendimiento de Remedios, la octava villa de Cuba tiene el honor de considerar se la Ciudad de Marta y del Che, por su Benefactora, Marta Abreu de Estévez, y por el Comandante Ernesto Guevara. Sin embargo, poco a poco se olvidan aspectos que también nos identifican. En ese sentido vale destacar el ser reconocidos como pilongos debido a aquellos santaclareños de antaño que fue ron bautizados en la pila bautismal de la Parroquial Mayor, o por qué y quién bau tizó con el nombre de Bélico a nuestro maltratado río, honor que correspondió al poeta Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, según el historiador Manuel Dionisio González, «por haber en su orilla un mineral de imán y nacer laureles en sus márgenes: el primero, símbolo de la guerra, y los segundos, de la victoria ».
Ahora, cuando tras dos años de pan demia y confinamiento retomemos el recibimiento de los remedianos en el Puente de la Cruz y recordamos la fundación en el Parque del Carmen, conviene traer a colación los símbolos de la ciudad cabecera de Villa Clara, hoy bas tante olvidados y desconocidos: el escudo de armas, el himno y la bandera.
Para ello consultamos las fuentes históricas existentes y conversamos con Carlos Franco Domínguez, autor del libro La ciudad de Santa Clara, sus símbolos y distinciones.
Escudo de armas de Santa Clara
La Heráldica, como ciencia auxiliar de la Historia, se encarga de estudiar los escudos de armas de una familia, dinastía, una institución o una localidad, y de ella se valieron los pilongos de antaño para proponer, en 1887, el primer escudo de ar mas de Santa Clara, un reclamo que venía haciéndose desde años atrás, como prueba una petición hecha al Ayuntamiento en enero de 1878.
Refiere el libro El álbum de Las Villas, de 1941, y cito: «Escudo hecho en mármol de Carrara, donado por José Machado “Pepeâ€, al Ayuntamiento de Santa Clara, por el año de 1887 y es el que existe colo cado en el Despacho de la Alcaldía desde el año 1922 ».
Dicho blasón está dividido en dos partes: una superior alusiva a la patria (tierra y árboles) y a la religión (la cruz), y la parte inferior significa la familia como tercera divisa (bohío, árbol y sembrados).
Luego le sucedieron otros, con similitu des y diferencias: en 1889, en ocasión de la Exposición de París; en 1892, expuesto en La Habana, coincidente con una visita de los infantes de España: doña Eulalia de Borbón y don Antonio de Orleans; así como el adoptado por el Ayuntamiento, en sesión del 26 de julio de 1894, que sirvió de base para el aprobado en 1918, ya en época republicana.
El libro de Carlos Franco Domínguez, ya referenciado, hace alusión, con lujo de de talles, al desorden y la anarquía que hubo con el escudo de la ciudad, con versiones artísticas que diferían unas de otras, como la que reseña, en la página 171, del año 1944, que en uno de sus campos se agrega un arroyo en la insignia del escudo.
Finalmente, la Asamblea Municipal del Poder Popular aprueba el actual escudo de Santa Clara en el año 1997, previo a una investigación histórico-cultural que estableció un reglamento para su uso y cuya más significativa variación estuvo relacionada con el cambio de la divisa religión por la de prosperidad, al ser una aspiración que animó siempre a los santa clareños en el orden económico, histórico, social y cultural.
También fue sustituida la cruz que acompañaba al anterior en su cuartel su perior, por una llave de púrpura con el ani llo a la diestra y el paletón hacia abajo. La llave, en alusión desde el punto de vista de la Heráldica a la condición de ciudad de Santa Clara. Con posterioridad, la llave fue instituida como símbolo de la capital de Villa Clara.
Por acuerdo de excepción de la propia Asamblea Municipal, en siete lugares de la ciudad se mantiene el antiguo escudo de Santa Clara, sitios que datan de antes de la adopción del nuevo blasón.
El himno olvidado de la ciudad
Himno de Santa Clara
A Villaclara, pueblo dichoso,
nuestros cantos de amor entonemos.
Su bello nombre glorifiquemos,
su ameno campo, su cielo hermoso,
su ameno campo, su cielo hermoso.
La patria noble de ilustre dama
que es un dechado de caridad.
Patria que siempre mágica
inflama la llama ardiente de libertad.
Sus verdes campos y sus colinas
retratan ondas de ríos sutiles.
Sus hijas lucen bellos perfiles
y cual del íngel, y cual del íngel
y cual del íngel, gracias divinas.
Gloria, gloria, gloria, gloria a Villaclara
que es la patria de invicta matrona.
Gloria a Marta que el pueblo pregona
ángel del pobre y dama preclara,
ángel del pobre y dama preclara.
Santa Clara tiene su himno desde 1895, titulado Villaclara y fue compuesto con motivo de las actividades ofrecidas por la ciudad a su Benefactora, Marta Abreu, en ocasión de la instalación del primer alum brado eléctrico.
Estrenado el 28 de febrero de 1895 en el teatro La Caridad, dicho himno canta «a Villaclara, a su naturaleza, a sus hijas, a Marta Abreu y, algo significativo, a la libertad », como reseña un trabajo de los autores Francisco Antonio Ramos García y íngel Gabriel Carrazana Duardo, titulado « ¿Existe un himno de Santa Clara? ».
Tuvo dos autores: el intelectual Antonio Berenguer y Sed, quien escribió su letra, y el violinista y director de orquesta, Néstor A. Palma, autor de la partitura musical.
Luego, el himno se tocaría en otros momentos trascendentes, incluido el cen tenario del natalicio de Marta Abreu, en noviembre de 1945.
Perdido a partir de entonces, se rescató el 28 de enero de 2000, en ocasión de un aniversario de la Casa de la Ciudad, y lo ejecutó la Orquesta de Cámara de la Sin fónica, que dirigía el ya fallecido maestro Rubén Urribarres Pérez, quien se encargó del arreglo de la desconocida pieza musi cal. Fue trasmitido en vivo por el noticiario Patria, de la CMHW.
Hoy, el himno resulta totalmente desco nocido.
La bandera, otro símbolo olvidado
La bandera, diseñada por el poeta Miguel Teurbe Tolón, traída a Cuba por la expedición de Narciso López e izada en la ciudad de Cárdenas en 1850, es nuestra insignia nacional; esa de las tres franjas azules, las dos blancas y el triángulo rojo con su estrella solitaria de cinco puntas.
Ese símbolo nos identifica como nación, por la cual han dado su vida cientos de compatriotas. Pero resulta que Santa Clara también tiene la suya, y sin pretender que alcance el privilegio amoroso de la cuba na, pudiéramos al menos saber que existe y darla a conocer a nuestros niños en las clases de Historia Local, esa asignatura pendiente y desaprobada en los días que corren.
La bandera de Santa Clara se izó por primera vez el 28 de enero de 1954, en conmemoración del aniversario del nacimiento de José Martí y cierre de las actividades por su centenario, y según la moción aprobada por al Ayuntamiento, y cito: «[…] estará formada tomando como fondo tres listas: blanco, azul y rojo, con el Escudo del Municipio en su centro ».
Y aunque, como reseña un esclarecedor trabajo de Francisco A. Ramos García y José M. Dorta Suárez, la insignia no está aprobada por la Asamblea Municipal del Poder Popular, debiera hacerse, pues, respetando la tradición, y de acuerdo con dichos autores: «Santa Clara debiera tener una bandera debidamente oficializada ».
Ahora, vísperas del cumpleaños 333 de Santa Clara, ir al rescate de esos símbolos nos fortalecería como ciudad, en momen tos en que la formación y consolidación de valores patrióticos nos resultan muy necesarios. Recordemos a Martí cuando decía: «De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas ».