La Gloriosa Santa Clara a través de sus sí­mbolos

El 15 de julio de 1689 fue fundada la Gloriosa Santa Clara, cuyos sí­mbolos identitarios han venido a menos y necesitan su rescate en ví­speras de su aniversario 333.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
1443
10 Julio 2022

Nuestra Gloriosa Santa Clara des ­prendimiento de Remedios, la octava villa de Cuba tiene el honor de considerar ­se la Ciudad de Marta y del Che, por su Benefactora, Marta Abreu de Estévez, y por el Comandante Ernesto Guevara. Sin embargo, poco a poco se olvidan aspectos que también nos identifican. En ese sentido vale destacar  el ser reconocidos como pilongos debido a aquellos santaclareños de antaño que fue ­ron bautizados en la pila bautismal de la Parroquial Mayor, o   por qué y quién bau ­tizó con el nombre de Bélico a nuestro maltratado rí­o, honor que correspondió al poeta Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, según el historiador Manuel Dionisio González, «por haber en su orilla un mineral de imán y nacer laureles en sus márgenes: el primero, sí­mbolo de la guerra, y los segundos, de la victoria ».

Ahora, cuando tras dos años de pan ­demia y confinamiento retomemos el recibimiento de los remedianos en el Puente de la Cruz y recordamos la fundación en el Parque del Carmen, conviene traer a colación los sí­mbolos de la ciudad cabecera de Villa Clara, hoy bas ­tante olvidados y desconocidos: el escudo de armas, el himno y la bandera.

Actual escudo de Santa Clara, aprobado por la Asamblea Municipal del Poder Popular en 1997. (Foto: Tomada del Portal Mi Santa Clara)

Para ello consultamos las fuentes históricas existentes y conversamos con Carlos Franco Domí­nguez, autor del libro La ciudad de Santa Clara, sus sí­mbolos y distinciones.

Escudo de armas de Santa Clara

La Heráldica, como ciencia auxiliar de la Historia, se encarga de estudiar los escudos de armas de una familia, dinastí­a, una institución o una localidad, y de ella se valieron los pilongos de antaño para proponer, en 1887, el primer escudo de ar ­mas de Santa Clara, un reclamo que vení­a haciéndose desde años atrás, como prueba una petición hecha al Ayuntamiento en enero de 1878.

Refiere el libro El álbum de Las Villas, de 1941, y cito: «Escudo hecho en mármol de Carrara, donado por José Machado “Pepe”, al Ayuntamiento de Santa Clara, por el año de 1887 y es el que existe colo ­cado en el Despacho de la Alcaldí­a desde el año 1922 ».

Dicho blasón está dividido en dos partes: una superior alusiva a la patria (tierra y árboles) y a la religión (la cruz), y la parte inferior significa la familia como tercera divisa (bohí­o, árbol y sembrados).

Luego le sucedieron otros, con similitu ­des y diferencias: en 1889, en ocasión de la Exposición de Parí­s; en 1892, expuesto en La Habana, coincidente con una visita de los infantes de España: doña Eulalia de Borbón y don Antonio de Orleans; así­ como el adoptado por el Ayuntamiento, en sesión del 26 de julio de 1894, que sirvió de base para el aprobado en 1918, ya en época republicana.

Carlos Franco
Carlos Franco Domí­nguez, en su libro La ciudad de Santa Clara, sus sí­mbolos y distinciones, publicado por la editorial Capiro en 2016, nos revela la historia poco conocida de los atributos que nos identifican como pueblo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

El libro de Carlos Franco Domí­nguez, ya referenciado, hace alusión, con lujo de de ­talles, al desorden y la anarquí­a que hubo con el escudo de la ciudad, con versiones artí­sticas que diferí­an unas de otras, como la que reseña, en la página 171, del año 1944, que en uno de sus campos se agrega un arroyo en la insignia del escudo.

Finalmente, la Asamblea Municipal del Poder Popular aprueba el actual escudo de Santa Clara en el año 1997, previo a una investigación histórico-cultural que estableció un reglamento para su uso y cuya más significativa variación estuvo relacionada con el cambio de la divisa religión por la de prosperidad, al ser una aspiración que animó siempre a los santa ­clareños en el orden económico, histórico, social y cultural.

También fue sustituida la cruz que acompañaba al anterior en su cuartel su ­perior, por una llave de púrpura con el ani ­llo a la diestra y el paletón hacia abajo. La llave, en alusión desde el punto de vista de la Heráldica a la condición de ciudad de Santa Clara. Con posterioridad, la llave fue instituida como sí­mbolo de la capital de Villa Clara.

Por acuerdo de excepción de la propia Asamblea Municipal, en siete lugares de la ciudad se mantiene el antiguo escudo de Santa Clara, sitios que datan de antes de la adopción del nuevo blasón.

El himno olvidado de la ciudad

Himno de Santa Clara

A Villaclara, pueblo dichoso,

nuestros cantos de amor entonemos.

Su bello nombre glorifiquemos,

su ameno campo, su cielo hermoso,

su ameno campo, su cielo hermoso.

La patria noble de ilustre dama

que es un dechado de caridad.

Patria que siempre mágica

inflama la llama ardiente de libertad.

Sus verdes campos y sus colinas

retratan ondas de rí­os sutiles.

Sus hijas lucen bellos perfiles

y cual del íngel, y cual del íngel

y cual del íngel, gracias divinas.

Gloria, gloria, gloria, gloria a Villaclara

que es la patria de invicta matrona.

Gloria a Marta que el pueblo pregona

ángel del pobre y dama preclara,

ángel del pobre y dama preclara.

Santa Clara tiene su himno desde 1895, titulado Villaclara y fue compuesto con motivo de las actividades ofrecidas por la ciudad a su Benefactora, Marta Abreu, en ocasión de la instalación del primer alum ­brado eléctrico.

Estrenado el 28 de febrero de 1895 en el teatro La Caridad, dicho himno canta «a Villaclara, a su naturaleza, a sus hijas, a Marta Abreu y, algo significativo, a la libertad », como reseña un trabajo de los autores Francisco Antonio Ramos Garcí­a y íngel Gabriel Carrazana Duardo, titulado « ¿Existe un himno de Santa Clara? ».

Tuvo dos autores: el intelectual Antonio Berenguer y Sed, quien escribió su letra, y el violinista y director de orquesta, Néstor A. Palma, autor de la partitura musical.

Luego, el himno se tocarí­a en otros momentos trascendentes, incluido el cen ­tenario del natalicio de Marta Abreu, en noviembre de 1945.

Perdido a partir de entonces, se rescató el 28 de enero de 2000, en ocasión de un aniversario de la Casa de la Ciudad, y lo ejecutó la Orquesta de Cámara de la Sin ­fónica, que dirigí­a el ya fallecido maestro Rubén Urribarres Pérez, quien se encargó del arreglo de la desconocida pieza musi ­cal. Fue trasmitido en vivo por el noticiario Patria, de la CMHW.

Hoy, el himno resulta totalmente desco ­nocido.

La bandera, otro sí­mbolo olvidado

La bandera, diseñada por el poeta Miguel Teurbe Tolón, traí­da a Cuba por la expedición de Narciso López e izada en la ciudad de Cárdenas en 1850, es nuestra insignia nacional; esa de las tres franjas azules, las dos blancas y el triángulo rojo con su estrella solitaria de cinco puntas.

Ese sí­mbolo nos identifica como nación, por la cual han dado su vida cientos de compatriotas. Pero resulta que Santa Clara también tiene la suya, y sin pretender que alcance el privilegio amoroso de la cuba ­na, pudiéramos al menos saber que existe y darla a conocer a nuestros niños en las clases de Historia Local, esa asignatura pendiente y desaprobada en los dí­as que corren.

Bandera de Santa Clara, izada por vez primera el 28 de enero de 1954, aunque se desconoce si tuvo reglamento para su uso. (Foto: Tomada de Internet)

La bandera de Santa Clara se izó por primera vez el 28 de enero de 1954, en conmemoración del aniversario del nacimiento de José Martí­ y cierre de las actividades por su centenario, y según la moción aprobada por al Ayuntamiento, y cito: «[…] estará formada tomando como fondo tres listas: blanco, azul y rojo, con el Escudo del Municipio en su centro ».

Y aunque, como reseña un esclarecedor trabajo de Francisco A. Ramos Garcí­a y José M. Dorta Suárez, la insignia no está aprobada por la Asamblea Municipal del Poder Popular, debiera hacerse, pues, respetando la tradición, y de acuerdo con dichos autores: «Santa Clara debiera tener una bandera debidamente oficializada ».

Ahora, ví­speras del cumpleaños 333 de Santa Clara, ir al rescate de esos sí­mbolos nos fortalecerí­a como ciudad, en momen ­tos en que la formación y consolidación de valores patrióticos nos resultan muy necesarios. Recordemos  a Martí­ cuando decí­a: «De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas ».

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