Menstruación, con todas las letras

En América Latina le han inventado muchos nombres, que si «Juana la colorada» o «la prima roja» y un largo listado de eufemismos por el estilo. Hay que nombrarla, discutirla, educar sobre ella, decirle menstruación, con todas las letras.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Tomada de Internet)
Chábeli Rodrí­guez Garcí­a y Samuel E. Viamonte Sardiñas (estudiantes de Periodismo)
1829
27 Julio 2022

El reloj marca las siete de la mañana. Es un lunes como otro cualquiera. Laura*  despierta, luego de dos cortas horas de sueño, con el propósito de asistir a clases en el preuniversitario. Mientras se viste, pasa su mano varias veces por las sienes para aliviar el dolor de cabeza, respira lentamente en un intento casi inútil de controlar las náuseas. La saya queda sin abotonar y su blusa va por fuera. Dispuesta a salir corrige su postura, pero caminar jorobada es la única forma de calmar el dolor bajo vientre.

La misma hora, el mismo lunes. Carmen* sale a trabajar. Antes, pasa por el policlí­nico a inyectarse, la última carta para ganarle el juego al dolor. Sabe que le espera un dí­a difí­cil. Trabajar ocho horas de pie en una paladar, atendiendo a un público tan exigente como su jefe, no es tarea fácil para alguien que presenta bruscos cambios de humor.

Verde Gil sabe que es un hombre.  Sin embargo, ese lunes sintió pudor al caer al suelo la almohadilla sanitaria que llevaba en su bolso en medio del transporte público. La mirada del señor que iba a su lado lo hizo reaccionar rápidamente. Una vez más se sintió juzgado.

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La menstruación es un proceso fisiológico natural. Durante el perí­odo, las personas menstruantes experimentan cambios tanto fí­sicos como psicológicos, que pueden disminuir o aumentar en dependencia del organismo. A pesar de los avances que ha tenido nuestra sociedad en materia de inclusión y del reconocimiento de la mujer, todaví­a  se considera como un tema tabú, del cual no se debe hablar en público y solamente les compete a las mujeres como parte de su intimidad.

Este hecho provoca que muchas personas menstruantes  oculten los sí­ntomas que sienten durante el perí­odo, lo cual, ante un trastorno hormonal u otros padecimientos mayores, puede provocarle daños severos a la salud del menstruante.

Daimé Cebrián Suárez, profesora de Sociologí­a del Departamento de Extensión Universitaria en la Universidad de Cienfuegos, considera que «hay un aprendizaje social que dictamina que uno no debe hablar de su intimidad. Estas normas sociales se transmiten de generación en generación por la incapacidad que tienen los seres humanos de asumir nuevos aprendizajes sociales. Cuesta trabajo desaprender cosas que ya están ancladas como lo correcto. Lo correcto es que la menstruación sea un tema silente que le compete solo a la mujer que está pasando el perí­odo menstrual ».

La regla ha sido considerada desde tiempos inmemoriales como algo malo, sucio, como desechos del cuerpo femenino y, por tanto, como una debilidad de este. Por tal motivo, el silencio en torno al asunto se ha agravado y provoca una mayor incomprensión por parte de quienes no la experimentan.

Carmen* comenta que las personas a su alrededor no entienden en qué medida puede afectarles la regla, «soy bastante comprensiva y no me gusta tratar mal a nadie, pero hay quienes  me han preguntado si estoy en mis dí­as, en un plan algo despectivo. Lo mismo pasa con algunas amistades o mi pareja, a veces no entienden y me dicen que solo exagero las cosas ».

Daimé Cebrián explica cómo «el rechazo y la incomprensión parten de que la menstruación no está naturalizada como proceso biológico de la hembra de la especie humana, pero lo está como proceso social que le corresponde a la mujer. Razón por la que menstruar no es un problema ni para asistir a la escuela, ni para estar en el trabajo, ni para dejar de hacer las labores domésticas. Se trata de una cuestión biológica, mas las lecturas que hacen los sujetos, tanto mujeres como hombres, son sociales y ahí­ radica la visión de género ».

Un proceso natural

Una encuesta realizada con la participación de 351 personas menstruantes arrojó que entre los sí­ntomas fí­sicos más frecuentes destacan dolor en los pechos (66.7 %), dolor de cabeza (51.1 %) y el acné (51.4 %). Asimismo, el 75.4 % de las consultadas afirmó tener cambios de humor, el 54 % cansancio, el 53.5 % sensibilidad y el 43.6 % enfado. Otras entrevistadas presentan fuertes dolores de ovarios, vómitos, insomnio, dolor en los pies y depresiones.

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La Dra. Georgina Lee Alemán, especialista en Ginecologí­a, explica que una semana antes de la menstruación comienza la etapa premenstrual, donde el organismo se prepara para la regla y se producen una serie de cambios hormonales. «Entre los sí­ntomas de la parte premenstrual están la cefalea, el edema de las manos, los pies y la cara, pérdidas vaginales en forma de manchitas oscuras, dolor bajo vientre, cambio en las caracterí­sticas de las mamas, cambios en la parte psicológica de la paciente y, sobre todo, dolor intenso en los genitales, tanto internos como externos. Después que la persona menstrúe deben desaparecer todos los sí­ntomas ».

Los analgésicos, los antinflamatorios y los relajantes musculares son los medicamentos recomendados para aliviar los dolores menstruales, según la Dra. Lee Alemán. Aunque siempre se deben tener en cuenta los padecimientos de la persona menstruante y los sí­ntomas que presenta, así­ como acudir al médico si los dolores no se alivian con medicamentos.

El tiempo de duración del perí­odo varí­a según cada organismo. Hay personas con reglas cortas de tres dí­as y otras de hasta diez. Sin embargo, esto no se considera algo alarmante siempre que la menstruante presente una regularidad todos los meses en cuanto a la cantidad de dí­as. La duración depende, entre otros factores, de la constitución de la persona, de la actividad fí­sica que realice y de la tensión psí­quica que tenga en ese momento, explica la doctora.

Existen diferencias en cuanto al color, la abundancia y la forma de la menstruación. Según la Dra. Lee, una menstruación de calidad «debe ser semilí­quida, no quiere decir que sea como el agua. Debe ser roja rutilante, clara. La cantidad no debe exceder más de 7 veces el cambio de la almohadilla sanitaria. Tiene su olor caracterí­stico. Los coágulos dependen de la cantidad, hay quienes normalmente menstrúan con coágulos ».

En la encuesta, un 45 % de las participantes afirmaron que los anticonceptivos han variado la regularidad de sus ciclos menstruales. De ellas, un 57.9 % ha sido por el empleo de pí­ldoras anticonceptivas y un 38.8 % por dispositivos intrauterinos (DIU).

Beatriz* asegura que sus menstruaciones duraban siempre tres dí­as, pero al colocarse un DIU, especí­ficamente una T de cobre, comenzaron a variar. «La abundancia cambió, ahora tengo más. Los dolores también variaron, son mucho más fuertes, tanto que he tenido necesidad de tomar pastillas, ibuprofeno generalmente ». Camila*, por su parte, afirma que en cierta ocasión usó pastillas anticonceptivas para regular su menstruación.

La Dra. Georgina Lee refiere que «los métodos anticonceptivos intrauterinos provocan mucho sangramiento, es decir, hiperpolimenorrea; aumenta en cantidad y en dí­as la menstruación ».

Ante la ausencia de la menstruación, es decir, la presencia de la amenorrea, se debe acudir al médico. «Puede ser causa de un embarazo, de trastornos hormonales, así­ como las menstruaciones demasiado abundantes pueden deberse a un cáncer de endometrio », indica la especialista.

Por su parte, la Dra. Elizabeth Ruiz Leal, especialista en Endocrinologí­a, asegura que la amenorrea está producida por trastornos hormonales, «por un problema hipofisario, en las tiroides, en las glándulas suprarrenales, por un problema ovárico, y la obesidad también puede producir amenorrea ».

La Dra. Ruiz Leal destaca que «uno de los cuadros más frecuentes es el sí­ndrome del ovario poliquí­stico, que se asocia a la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto, y entre sus muchas alteraciones tiene los trastornos menstruales e, incluso, puede asociarse a problemas de fertilidad ».

La educación menstrual resulta una asignatura pendiente para las instituciones escolares y el sistema de atención primaria de Salud, lo cual contribuye con la tendencia a mantener el tema de la menstruación oculto y fomenta la proliferación de una serie de mitos alrededor del asunto. Desde las consultas de Ginecologí­a se recomienda llevar la cuenta de los dí­as premenstruales, menstruales y posmenstruales. Constituye un medio para tener el control de la menstruación y evitar un embarazo no deseado. En los dí­as antes, durante y después del perí­odo, las personas menstruantes deben estar atentas a los cambios que sufra su organismo, pues en caso de algún trastorno, este ofrece alertas mediante la menstruación.

«Si está en los dí­as de menstruar y no lo ha hecho, tiene una manchita en forma de borra de café, presenta dolores menstruales, toma calmantes y no funcionan, debe acudir al médico porque pueden ser signos de un embarazo ectópico. Es una patologí­a que enmascara los trastornos menstruales. No todo el embarazo ectópico produce amenorrea, es decir, falta de menstruación. Si no se atiende a tiempo, el embarazo ectópico puede provocar la muerte, porque es el embarazo fuera de lugar y produce un sangramiento a nivel de la cavidad abdominal », alerta la Dra. Le(Foto: Tomada de Internet)

«Si está en los dí­as de menstruar y no lo ha hecho, tiene una manchita en forma de borra de café, presenta dolores menstruales, toma calmantes y no funcionan, debe acudir al médico porque pueden ser signos de un embarazo ectópico. Es una patologí­a que enmascara los trastornos menstruales. No todo el embarazo ectópico produce amenorrea, es decir, falta de menstruación. Si no se atiende a tiempo, el embarazo ectópico puede provocar la muerte, porque es el embarazo fuera de lugar y produce un sangramiento a nivel de la cavidad abdominal », alerta la Dra. Lee.

En cuanto a los sí­ntomas que pueden indicar problemas endocrinos, la Dra. Elizabeth Ruiz destaca «la ausencia de menstruación, los baches amenorreicos, el ciclo menstrual alargado o acortado, el sangramiento durante todo el ciclo menstrual, el sangrado vaginal intermitente. Una disfunción tiroidea, un hipo o hipertiroidismo puede estar relacionado con el ciclo menstrual. Generalmente los problemas de tiroides son visibles porque presentan bocio, que es el aumento del volumen del cuello ».

Los productos de gestión menstrual son un aspecto muy importante durante el perí­odo. Además de absorber el flujo menstrual, intervienen en la comodidad y en la sanidad vaginal de las menstruantes.

Beatriz* asegura que siempre ha usado almohadillas sanitarias, pero en el último mes, debido a la escasez de este producto en nuestro paí­s, utilizó tampones durante el perí­odo. «Me resultó incómodo y doloroso. Tampoco es algo que absorba lo suficiente como para estar varias horas con él. No creo que lo vuelva a usar si no tengo la necesidad », comenta.

Por su parte, Leisa Verónica afirma que ha usado varios productos de gestión menstrual durante la regla. «He usado tampones, pero tienen muchos quí­micos, muchos blanqueadores y perfumes. Hay veces que los tampones me han dado infección porque se quedan fibras de algodón y son difí­ciles de retirar,  y actualmente utilizo copas menstruales, es como si no tuviera nada puesto, muy cómodo. El problema que tiene la copa es el contacto con la sangre, tener que retirarla y volverla a poner varias veces al dí­a. Yo tengo mucha abundancia y muchas veces se me desborda, por lo cual tengo que ponerme una protección extra de í­ntimas ».

En la encuesta realizada, el 94 % de las personas participantes afirmaron usar almohadillas sanitarias para el perí­odo. Un 16.9 % utiliza tampones y el 9.5 % copas menstruales.

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La Dra. Lee Alemán recomienda evitar el uso de los tampones, pues «cuando se retira el tampón tiene una sangre retenida que puede provocar infecciones. Puede ser una causa de leucorrea, es decir, de flujo ». Similar situación ocurre con las copas menstruales, las cuales, ante menstruaciones abundantes y en forma de coágulos, no son recomendadas.

En el mercado estatal cubano, el único producto de gestión menstrual existente son las almohadillas sanitarias, tanto en la red de farmacias como en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC). Los tampones y las copas son traí­dos del exterior y comercializados por particulares en el paí­s. Actualmente, el precio de una copa menstrual en el mercado informal varí­a entre 500 y 600 pesos.

Aidily Suárez Montero, directora técnica comercial de la Empresa de í“pticas y Farmacias en Villa Clara, explica: «La  Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed) nos abastece y, a la vez, a Emcomed la abastece Mathisa, lo mismo la fábrica de La Habana que la de Sancti Spí­ritus, son las dos industrias que producen almohadillas. En 2021 se distribuyeron ocho paquetes de los  12 correspondientes, uno por cada mes. El año anterior también fue muy parecido ».

Sobre la distribución de almohadillas en el presente año, Suárez Montero afirma que «han distribuido a la provincia una sola vez, en mayo. Hay municipios que han recibido dos vueltas, o sea, dos paquetes (Santa Clara, Santo Domingo, Quemado y Encrucijada), otros tres (Sagua, Cifuentes, Camajuaní­, Remedios, Caibarién) y el resto solamente uno (Ranchuelo, Manicaragua, Corralillo y Placetas). Emcomed tiene planificado continuar con la distribución de las almohadillas hasta emparejar a toda la provincia con los tres paquetes ». Lamentablemente, las carencias de estos productos afectan no solo el bolsillo de las mujeres, sino su salud menstrual.  

Los hombres también menstrúan

Para la sociedad, la menstruación es un asunto que atañe única y exclusivamente a las mujeres. Sin embargo, hay muchas féminas que por diversas razones no menstrúan y existen hombres que sí­ lo hacen, como es el caso de las personas transgénero masculinas.

Verde Gil asegura que «la mayorí­a de las personas transgénero masculinas sienten que su disforia de género se profundiza durante el perí­odo. La menstruación puede hacer que la persona se recluya durante esos dí­as, prefiera no socializar, sienta más depresión, más angustia con su cuerpo ».

La socióloga Daimé Cebrián Suárez explica que todo parte de una cuestión de género, el cual constituye una construcción social que se hace a partir de una identidad que vamos configurando. Las personas trans masculinas «son seres estereotipados, que responden directamente al binarismo de género. Ellos quieren ser un hombre y, por tanto, quieren despojarse de todo lo que los ate al mundo femenino, eso incluye el ciclo menstrual. Por estereotipos de género, no entienden que pueden vivir su masculinidad, incluso, menstruando ».

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Para Verde todo depende de cómo la persona trans viva su cuerpo. «Tiene que existir un cambio cultural donde no solamente la menstruación esté tan constreñida al significado femenino y al rol reproductivo de la mujer. Tiene que ser visto como una función biológica que te permite la capacidad de reproducirte que tanto las personas trans masculinas o las mujeres pueden desarrollar o no, pueden tener o no ».

Daimé Cebrián explica que «si bien las personas transexuales transgreden las normas de género para llegar a un proceso de transición, después las hacen suyas y las aprenden todaví­a más fuerte que las personas cisgénero. Porque la forma de incluirse en la sociedad es ajustándose a los patrones sociales existentes ».

Implantar un mismo discurso para toda la comunidad trans masculina respecto a la menstruación, serí­a imposible. Pues presentan criterios diversos al respecto, desde el odio acérrimo al perí­odo hasta contemplarlo como algo positivo y natural que podrí­a permitirle la posibilidad de gestar.

«Si educásemos desde otros enfoques, muchos estigmas y muchos tabúes sobre la menstruación desaparecerí­an. Serí­amos más capaces de cuidar nuestro cuerpo, de entenderlo, de amarlo como es y de modificarlo según lo que nos haga sentirnos mejor », considera Verde Gil.

La menstruación en la ley

A nivel mundial muchos paí­ses han implementado leyes y proyectos de ley para proteger a las mujeres menstruantes. Según France 24, en Japón el derecho a la licencia menstrual está legislado desde 1947. Si bien no presenta lí­mites en el número de dí­as, por lo general no son pagas. En Corea del Sur se permite a las menstruantes tomar un dí­a libre menstrual por mes, que no se paga.

Por su parte, en Indonesia existe una ley aprobada en 2003 que prevé hasta dos dí­as de vacaciones pagadas al comienzo del ciclo menstrual en caso de perí­odos dolorosos. Pero dependen en gran medida de una decisión de las empresas, y en general muchas firmas solo permiten un dí­a de descanso menstrual o ninguno si deciden ignorar la ley.

En Taiwán se reconoce el derecho de las empleadas a la licencia menstrual de un dí­a por mes, con un total de tres dí­as por año. Las trabajadoras pueden decidir obtener más dí­as de licencia menstrual, pero se les contabiliza como licencia por enfermedad.

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En Zambia, paí­s de ífrica meridional, se aprobó en 2015 una ley que otorga a las mujeres el derecho a una licencia menstrual que les permite tomarse un dí­a adicional de vacaciones al mes en caso de perí­odos dolorosos. La baja por menstruación es conocida como “dí­a de la madre” y generalmente es aceptada.

Según el diario El Paí­s, en España se aprobó el anteproyecto de la nueva ley del aborto y salud menstrual en mayo del presente año. La medida más avanzada e innovadora de la ley en el contexto europeo corresponde a la salud menstrual. Entre otros aspectos, establece que las bajas laborales serán un derecho, sin lí­mite de dí­as, pero con control médico. El coste de esas ausencias corresponderá a la Seguridad Social,  con lo que se elimina el riesgo de discriminación laboral. Además, pretende asegurar el acceso gratuito a productos de higiene í­ntima para mujeres en riesgo de exclusión o recluidas en la cárcel.

Ada Teresa Subit Gómez, especialista territorial en Gestión de Recursos Humanos en la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social en Villa Clara, asegura que en el Código de Trabajo vigente en nuestro paí­s no existe ninguna referencia directa a la menstruación. «Ante una situación de dolores menstruales o sangramientos, la alternativa es acudir al médico y solicitar un certificado, como se harí­a con cualquier enfermedad ». Esto implica que los tres primeros dí­as de ausencia con certificado médico por enfermedad común no se paguen. A partir del cuarto, se cubre un 60 % del promedio salarial, indica Subit Gómez.

«Los tres primeros dí­as de carencia no es necesario presentar papel alguno, simplemente debe transmitirle a su organismo la situación en la que se encuentra. La ausencia es considerada como enfermedad. En el caso de que la persona no le convenga afectación económica, tiene la potestad de sacar esos dí­as por vacaciones bajo el concepto de impostergables, algo que está definido en la ley; no obstante, es una decisión personal, pues en ningún momento la afectada está obligada a ello », afirma Ada Teresa Subit.

En la encuesta aplicada, el 87.6 % consideró necesaria una legislación que proteja a las personas menstruantes en nuestro paí­s. La falta de especificidad del Código de Trabajo cubano con respecto a las menstruaciones difí­ciles puede desembocar en la desprotección de algunas mujeres laborantes durante el perí­odo. Muchas de las incomprensiones y de los tabúes al respecto se podrí­an eliminar potenciando charlas educativas, así­ como visibilizando los problemas de las personas menstruantes a través de los medios de comunicación.

En América Latina le han inventado muchos nombres, que si «Juana la colorada » o «la prima roja » y un largo listado de eufemismos por el estilo. Las personas menstrúan y qué, los tabúes y silencios solo contribuyen a alimentar los prejuicios alrededor del cuerpo femenino. Hay que nombrarla, discutirla, educar sobre ella, decirle así­, menstruación, con todas las letras.

 

*  Los nombres con asteriscos responden a un seudónimo. Las entrevistadas sintieron vergí¼enza de revelar su identidad.

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