Abejitas artesanas

Enjambre es una comunidad de mujeres artesanas que surge para apoyarse en las dificultades de crear un emprendimiento pequeño. 

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Jóvenes que encontraron en las manuaiidades el camino para el emprendimiento. (Foto: Cortesía de las entrevistadas)
Yaiza Beatriz Coronado Gutierrez
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03 Mayo 2025

Reunir a estas ocho o diez mujeres hubiera sido imposible, pero una vez al mes, el Patio de Teresita, del centro cultural El Mejunje, las junta. No se sabe qué es más brillante: ellas con sus risas o los puestos llenos de todas las variedades posibles de bisutería. Eso es el Enjambre. 

Puestos de venta en El Mejunje.
Un habitual puesto de venta en el centro cultural El Mejunje. (Foto: Cortesía de las entrevistadas)

Todo comenzó por un sorteo de Navidad, que unió ocho emprendimientos. Luego de un cafecito, surgió la idea de formar una comunidad para apoyarse en la búsqueda de materiales y en la solución de otros miles de problemas que tienen los emprendimientos pequeños. 

Al que tenga algún prejuicio contra perseguir sus sueños más allá de lo que estudió, se le recomienda no pasar por este sitio. En sus títulos puede aparecer: doctora, estomatóloga, filóloga o economista; pero la vena creativa la traían desde pequeñas. 

Mis padrinos me regalaron una cajita para hacer pulsitos, de estas que tuvimos todas. Recuerdo que se me acababan y los desarmaba para rehacerlos. En la universidad veo que se empiezan a usar las cosas de cerámica fría y me puse a investigar. La primera vez salió fatal, de eso hace aproximadamente dos años», cuenta Lídice 

En el caso de Lizandra, las mostacillas deben encontrar tiempo entre dos trabajos altamente demandantes: su hijo y la medicina. «Mi madre me dijo que lo mío era un pasatiempo y ser médico era mi futuro; por eso estudié la carrera. Graciosamente, mientras estudiaba comencé a hacer encarguitos para ganar un extra».

Todas son jóvenes y con relativamente poco tiempo de experiencia, pero se esfuerzan para brindar una red de apoyo a quienes empiezan. En estos momentos buscan diversificarse y motivar el talento local, sin importar la manifestación. 

Jóvenes con creaciones manuales.
(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

«Cuando comienzas tienes que manejar la frustración, porque trabajar con público es superdifícil. Hace poco una muchacha, más joven en el emprendimiento, fue ignorada cuando tenía el encargo terminado. Le explicamos que usualmente recogemos la mitad por adelantado. Estos consejos tratamos de darlos para evitarles lo que ya pasamos nosotras».

Janeth, quien lleva ya tres años realizando bolsos y riñoneras, es una de las más veteranas. «Quiero hacer más cosas, pero no tengo materiales. Al inicio, compré muchas cosas en La Habana, porque aquí desconocía que existiesen grupos de manualidades. Algunos materiales vienen de otros países y eso me encarece muchísimo el proceso», explica Lídice. 

«Lo mío sí es todo importado», dice Ana, que se dedica a las perforaciones. «Las agujas son desechables, las pinzas son carísimas y los guantes usualmente se los compro a los tatuadores, suponiendo que me sirvan, porque uso la talla más pequeña». 

Creadoras de manualidades.
(Foto: Cortesía de las entrevistadas)

Algunas se han decidido por opciones más sostenibles, como Janeth, que compra piezas con buena calidad en ventas de garaje. Gabriela, por ejemplo, trabaja con la técnica digital y no necesita gastar en materiales para cada ilustración. Eso no quiere decir que no se desgasten sus lápices, no se desactualicen los programas o no quiera cambiarse a una tableta de dibujo profesional.  

Las manualidades pueden parecer un trabajo sencillo, hasta que te pones a hacerlas tú. Aparte del gasto de los materiales y los megas para descargar tutoriales, siempre corres el riesgo de pincharte o quemarte sin que nada garantice un buen resultado. 

Una vez que reconocemos todos los sacrificios que lleva convertirse en artesano, comenzamos a valorar cada pieza, por lo que comprar alguna en uno de estos pequeños negocios es mucho más que una fría transacción. 

Estas palabras ni siquiera describen a fondo los productos, pues las creaciones de cada una de ellas son, por sí solas, una forma de arte. Los escépticos pueden pasar el día 8 de mayo por el Patio de Teresita; todos son bienvenidos para que conozcan a estas abejitas artesanas y los resultados de sus largas horas de trabajo. 

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