Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
2102
02 Junio 2015

En la vivienda No 70 de la calle San Miguel entre Maceo y Colón, en Santa Clara, se respira el mismo aire combativo fraguado allí­ a finales de la década de los años 50. En innumerables momentos entre sus paredes la familia Pino Machado condenó el régimen del tirano Fulgencio Batista.

Margot Machado Padrón.Margot Machado Padrón. (Foto: Tomada de Internet) «Venir a esta casa me emociona mucho », afirma Margot Machado Padrón, cada vez que llega a la salita donde en varias ocasiones ordenó sabotajes y actos clandestinos como coordinadora del M 26-7. La destacada revolucionaria se acomoda en uno de los balances del reducido espacio y continúa:

«Aquí­, Adriano el esposo y yo pasábamos la siesta del mediodí­a y leí­amos las noticias del periódico Hoy. A veces los muchachos vení­an con sus amigos para opinar sobre lo que ocurrí­a en el paí­s. Los policí­as batistianos también estuvieron 17 veces. La registraban de arriba a bajo, pero nunca encontraron nada ».

Cincuenta años han transcurrido desde que dejó de residir en este lugar. Sin embargo, dialoga como si el tiempo no hubiese pasado. Reunirse con Marí­a Teresa, Olga y Eber sus tres hermanas que aún habitan el hogar le revive la memoria. A la vez, renueva las fuerzas en su maternal corazón.

Eber, la menor, lo comenta a menudo.

«Cada año nos sorprende más. Nos preocupa su salud. Queremos evitar que se emocione demasiado y tal parece que viene a contradecirnos. Ella siempre aparece con mayor espí­ritu ».

También lo aseguran quienes la observan cada 26 de mayo en el homenaje a la heroicidad de su hijo Julio Pino Machado y el compañero de lucha Agustí­n (Chiqui) Gómez Lubián. Ambos murieron ese dí­a, en 1957, cuando poní­an explosivos en varios sitios de Santa Clara.

Con sus 99 años por cumplir este 24 de septiembre, Margot muestra una vez más el coraje enraizado en su estirpe de madre y combatiente. ¿A caso heredó el sentir de Mariana Grajales cuando no admitió lágrimas?

«Si me dejo llevar por los sentimientos, en los 26 de mayo llorarí­a muchí­simo y ustedes nada más me consolarí­an. Hubo mucho dolor en el entierro de Julio pero, se trataba de algo superior a mi pesar.

Ese valor de sobreponer la dirigente a la madre, significó un esfuerzo muy grande. Hoy lo considero una reacción por mis enfrentamientos con los esbirros.

«Fueron miles las que padecieron una pérdida lamentable y todas respondimos con decoro. Solo cito a las madres de Frank, Tasende, Abel. La lista es muy larga. No podí­amos detenernos a derramar lágrimas porque si no interrumpí­amos la lucha ».

Desde su sitio habitual, cerca de la ventana de la sala, escucha con atención Marí­a Teresa la segunda de los descendientes del matrimonio Machado Padrón, conmovida por las palabras de la hermana mayor.

Aunque cada una de ellas apoyó la clandestinidad, Teté se mantuvo muy ligada a Margot por ser la tesorera en el M 26-7. Realizó esta tarea hasta el triunfo revolucionario. Además, cuidó a sus sobrinas Margarita, Verena y Berta cuando meses después de la muerte de Julio, Margot se vio obligada a marchar a la capital, y más tarde al exilio, en Venezuela.

Reencuentros

Las anécdotas se agolpan en la mente de esta mujer casi centenaria. Rodeada de vecinos, amigos y miembros de la familia que llegan a saludarla, continúa su elocuente conversación. Nadie se atreve a interrumpirla porque en esta oportunidad se refiere a hechos conocidos por pocas personas.

Al amanecer del 1ro de Enero de 1959, ella se encontraba junto a Gerardo Pérez Poelle, en la capital venezolana. Allí­ recibió una llamada de Haydeé Santamarí­a Cuadrado, quien le solicitó hablar con el compañero Jefe del M 26-7 en ese paí­s. Minutos después supo que habí­a llegado el momento de reencontrarse con sus hijos, hermanos y todos los cubanos que derrocaron al tirano. «El presidente de Venezuela rememora puso un avión a disposición de los dirigentes del Movimiento para regresar a Cuba. De nuestra parte se empezaron a escoger las personas que vendrí­an en ese primer vuelo. Por mi cargo de coordinadora en Caracas tení­a derecho a participar en esa reunión. No lo hice porque tuve una conmoción muy fuerte.

Margot Machado dibujada por Antonio Guerrero.El Héroe antiterrorista Antonio Guerrero incluyó a Margot Machado en su colección de dibujos de patriotas cubanas.

«Para mí­ significaba muchas cosas juntas. Pensaba en mi hijo Quintí­n, preso en Isla de Pinos desde 1957. La familia dispersa. En ese momento yo desconocí­a de la detención de Verena por los esbirros de Ventura, pero, también la tení­a presente por conocer sus contactos en Santiago de Cuba, Las Villas y Matanzas ».

Con tantas emociones contenidas, Margot sintió una inmensa alegrí­a por el triunfo definitivo. Estaba ansiosa por conocer quienes iniciaban el retorno a la Patria pero...

«Mi nombre no aparecí­a en la lista. Decidieron excluirme por considerar que tení­a gran influencia en los jóvenes y mi permanencia era necesaria para seguir coordinando los restantes viajes. Entonces, Gerardo dice: "No, Margot se va en ese avión, porque ante todo hay que ver en ella a la madre, quien se queda soy yo". Con ese gesto de hombrí­a manifestó los sentimientos nobles de un revolucionario. No es solo tener valor para tirar tiros, sino también el humanismo profundo ».

Con la certeza de reunirse con los suyos, Margot llegó a Cuba el 4 de enero. El avión aterrizó primero en Santiago. Allí­ localizó a Vilma Espí­n y le dejó los archivos del M 26-7 encomendados por Gerardo para entregárselos al Comandante Raúl Castro Ruz.

Mientras la aeronave continuaba su trayecto hacia Ciudad de La Habana ella le rogó al piloto que bajara en Santa Clara. «Si lo hace no me hubiera ido para la capital. Pero alegó que no conocí­a la pista ».

Por el desasosiego de aquel instante lo lamentó mucho. Sin embargo, al recuerdar el incidente su mirada nonagenaria se torna brillante. Las manos arrugadas cobran brí­os. Muy apretadas contra el pecho anuncian una satisfacción indescriptible. Quienes la escuchan guardan el mayor silencio.

«Al llegar, me enteré que Quintí­n era el jefe del aeropuerto. ¡Imagí­nense, ustedes! las lágrimas saltan a la vista, no lo habí­a visto después de la muerte de Julio. Me contó que al salir de la cárcel supo sobre la detención de Verena en Matanzas. Él pensó que ella habí­a muerto por las torturas, porque estaba seguro de que no iba a traicionar. Yo también confié en la valentí­a de mi hija.

«Quintí­n salió un dí­a a averiguar dónde estaba la tumba de su hermana. Se sorprendió cuando en medio de una calle la encontró viva ».

La puerta No 70, de la calle San Miguel se abre para recibir o despedir a los visitantes. Margot continúa entretejiendo sus relatos. «Son detallitos », reitera a ratos. La modestia no le permite ver las grandes historias que se atesoran dentro de esta fragua de patriotas. Margot Machado Padrón cumple este 24 de septiembre 99 años. Ella es una de esas cubanas heroicas que a pesar del dolor de perder a sus hijos se mantiene firme y en pie de lucha por la Revolución.

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