Hablan sin encogimientos. Hablan, porque lo necesitan. La existencia en una cuartería no es polen de rosas ni lluvia de bendiciones, y si la vida es dura y cara para quien depende del salario promedio y no conoce de extras, el que deba recomponer destrozos y adaptarse al medio se me antoja protagonista de un acto de fe.
Sin embargo, la cotidianidad de fealdades y paredes enmohecidas parecía destinada a un fin definitivo: el Gobierno de Santa Clara proyectó el arreglo de cuarterías y solares. No hubo vecino de ciudadela que condenara las demoras, y aunque el tiempo devoró meses y años, la gente continuó aguardando por su pedacito de paraíso.
Bárbara Sandoval Abreu no sabe si dispondrá de fuerzas suficientes para resistir el rosario de espinas que agrava su caso.
Las filtraciones y goteras de la casa de Bárbara amenazan con arruinar los equipos electrodomésticos. «Antes de la reconstrucción no sucedía esto », asegura. (Fotos: Yariel Valdés González y Ramón Barreras Valdés)
La cuartería de la calle Céspedes, donde antaño radicara el popular hotel Nueva Isla, acoge diez hogares desnudos de belleza. No, no hay nada de bello en losas que se desgranan bajo una pisada, ni en las fachadas que espiran musgo, y, mucho menos, en los rayos de luz o de lluvia que se disparan entre las planchas del techo y van a parar sobre el colchón de un abuelo o la hornilla recién encendida.
«Llevo 40 años en este lugar, y a pesar de los problemas constructivos, jamás se me había mojado la casa. Ahora, con el menor aguacero, si no corro las camas y los equipos, se echa todo a perder. ¿Cómo se justifica entonces que las brigadas estuvieran aquí durante seis años y que este sea el resultado? Mi hija va lunes por lunes a Vivienda Municipal, y lo único que ha recibido como respuesta son “briscas†de los funcionarios.
«De hecho, esta obra ni siquiera se ha dado por concluida: faltaron repellos, terminaciones, los clavos que aseguran el fibrocemento... ¿para qué seguir contando? Mire la escalera, ¿usted cree que alguien con sentido común pueda hacer semejante chapucería? »
Lázaro Pérez Navarro, vecino de Bárbara y suerte de albañil remendón de la cuartería, también tiene algo que compartir.
«A nosotros sí que no se nos puede hacer cuento con lo que sucedió durante la reconstrucción, porque no hubo una familia que abandonara su casa, y estuvimos tan a pie de obra como los de la brigada. Es más, ninguno de nosotros conoció a la especialista que debía velar por la calidad, así que nuestras dudas y observaciones se quedaron en el limbo.
« ¿Cómo es eso de reubicar a los obreros en una nueva obra sin haber terminado el trabajo? ¿Adónde fueron a parar los recursos que se nos destinaron y, sobre todo, el respeto que merecemos? »
Con los ojos húmedos y casi siete décadas sobre este mundo, Dora Díaz Argí¼elles observa el revoloteo y aguarda su turno. Le duele lo que ve, y más aún lo que padece.
La cuartería de la calle Prolongación de Independencia, entregada en agosto del 2014, muestra una situación constructiva muy superior a las que se ejecutan actualmente. Entonces, ¿cómo se entiende el deterioro de la calidad?
«Hace tres años que el agua no entra a la cuartería. A la hora que llegue, con lluvia o con sol, hay que hacer la cola con cuanta vasija encuentres, para llenarlas en una toma a la entrada.
«Al parecer, algo se rompió con las reparaciones, aunque dicen los vecinos que si Acueducto viniera, nos podrían conectar de nuevo a la conductora que pasa por la acera de enfrente. Son tres o cuatro metros de tubo, solo eso, y le juro que no sé hasta cuándo soportaré el tener que agacharme para cargar, cubo a cubo, toda el agua que se consume en una casa ».
A pie de obra
De tan llevado y traído, el tema del déficit habitacional en Cuba, constituye hoy una extenuante realidad. Solo en la ciudad de Santa Clara suman más de 400 las cuarterías y ciudadelas que demandan una intervención inmediata; no obstante, la erradicación de riesgos y precariedades exigiría la construcción anual de no menos de 200 nuevas casas.
En diálogo con Vanguardia, Juan Carlos Gómez Novoa, al frente de la Dirección Provincial de la Vivienda, reconoce que los ritmos actuales dispersan toda perspectiva de agilizar las labores, pues el estimado de soluciones en Villa Clara abarcaría un programa de, al menos, un par de décadas.
«Las cifras hablan por sí mismas. La rehabilitación integral de edificios multifamiliares comprende 575 de estos inmuebles, y de un plan de 11 para el 2015, solo se concluyeron seis. Lo mismo sucede con la impermeabilización de edificios. Ascienden a 599 los necesitados, proyectamos 68 para el año, y en realidad se han terminado 41. La sustitución de redes hidrosanitarias marcha al 54 % y la reparación de cuarterías a poco más del 60 % ».
¿Podría confirmar cuáles son los núcleos poblacionales beneficiados por los planes inversionistas de Vivienda?
La política del país es que los ciudadanos vayan resolviendo sus problemas de alojamiento con esfuerzo propio. Todos conocen las vías establecidas: créditos bancarios, venta liberada de materiales y entrega de subsidios. Vivienda responde a la estrategia nacional, cuyo énfasis radica en la conservación y rehabilitación de edificios multifamiliares y cuarterías, dado que se trata de trabajos muy complejos y, por tanto, dependientes de entidades estatales.
Los apartamentos de la cuartería de la calle Gloria se entregaron a sus propietarios sin un solo tomacorriente.
«Un ciudadano común no puede encargarse de impermeabilizar la cubierta de 20 apartamentos, ni posee los medios para cambiar completa una red hidrosanitaria. Lo mismo sucede con las cuarterías, las cuales, en determinados casos, se suprimen al convertirlas en pequeñas casitas, dispuestas en el mismo sitio, o se les mejora en pos de mantener su utilidad y la calidad de vida de los ocupantes, hasta tanto se les reubique en edificaciones totalmente nuevas. Es lo que debe quedar claro. Ahora mismo, la nación no puede priorizar los problemas constructivos de viviendas aisladas ».
Sin embargo, los retrasos de las obras constituyen una piedra en el zapato, aunque Villa Clara no es excepción dentro de un panorama en el que el tiempo y las molestias se multiplican como panes y peces. Alexei Fernández Brito, director de la Empresa Provincial de Construcción y Mantenimiento organismo ejecutor de las inversiones de Vivienda y subordinado al Poder Popular reconoce que el 2015 no inició con buen pie.
«El proceso de fusión del sector de la Vivienda con la Unidad Municipal Inversionista en Santa Clara conllevó aplazamientos de lo planificado para el primer semestre del año. Al no disponer entonces de la totalidad de la documentación, no se pudieron firmar los contratos ni solicitar los recursos. Súmele que gran parte de nuestra fuerza de trabajo se concentró en las labores por el aniversario 500 de Remedios, y lo previsto se modificó en espera de los constructores, razón por la cual actualmente presentamos los mayores rezagos en la capital provincial, Placetas y Santo Domingo.
«La entidad cuenta en este minuto con los materiales constructivos necesarios; incluso, ya se estabiliza el suministro de las mantas impermeabilizantes que nos faltaron durante un tiempo. Si apretamos el paso, en diciembre se podrá entregar un grupo importante de las obras previstas para el último trimestre del año, por supuesto, siempre que sean certificadas por Vivienda como inversionista principal ».
Casos y cosas de casa
Liborio conoce de sobra que cuando se aplica la «ley del corta y clava », muy poco de bueno habremos de recibir. De ello dan fe Mario Solís Díaz y Sara María Cruz, propietarios del apartamento 13 de la cuartería de la calle Gloria. A Erótida Bruna, la anciana madre de Sara, no le alcanzó la vida para ver su nueva casa, aunque la hija no sabría decir si el disgusto hubiera sido más mortal que la enfermedad.
«Nos dijeron que serían seis meses, pero tardaron más de tres años. Algunos vecinos tuvieron que pagar alquileres de 500 pesos, otros andaban de saltimbanquis de un lado a otro, y nosotros nos fuimos a Sancti Spíritus, de donde mami no regresó. ¿Y qué nos encontramos en lo que siempre fue nuestro hogar? Losas sueltas, filtraciones, goteras, instalaciones eléctricas sin terminar, herrajes de baño perdidos y ni un solo tomacorriente. ¡Y cuando vi la meseta! Casi me tengo que agachar para cocinar, porque el fogón me llega a la altura de las rodillas. ¿Qué cosa es esto? ».
La altura de la meseta en el apartamento de Sara María, más que un error, parece una burla al sentido común.
Mario y Sara cosen alfombras y sobrecamas con retazos de telas de colores. No obstante, pagaron 2700 pesos por un pasamanos para la escalera, pues ese «detalle » se pasó por alto. Mario sonreía con tristeza mientras miraba un documental de la televisión.
«Oiga eso, periodista. Construir el edificio Focsa, que es una de las joyas arquitectónicas de Cuba, tomó tres años de trabajo, lo mismo que esta cuartería, a la cual no le hicieron ni tragante en el patio y por ello se inundan las casas con un poco de lluvia.
«Llevamos diez meses descubriendo chapucerías. El techo de la entrada sí estaba peligroso, pero nuestras casas eran cómodas y bastante amplias, hasta con un baño para cada una, y en cambio, nos entregan cajas de fósforo que en cualquier momento se nos vienen encima, por tanta humedad y repello suelto. Ya taponeé uno de los tanques del techo, agrietado completamente, y la escalera que va para la segunda planta vibra cuando la gente sube. Bueno, si en plena construcción se cayó dos veces, lo que falta para la tercera es nada. Sé que no podemos exigir lujos, pero ¿por qué debo conformarme con el desastre y el desinterés? ».
La Dirección Provincial de Vivienda alega que se labora con materiales de tercera y cuarta, que las brigadas adelgazan por día, y que sus técnicos y especialistas son los peor remunerados del sector; los más capacitados no lo piensan dos veces ante una propuesta de la Constructora Militar o del Instituto de Planificación Física.
Por su parte, la Empresa de Construcción y Mantenimiento trabaja con lo que le den, y el éxodo masivo de los mejores albañiles y constructores no clasifica precisamente como sorpresa: el cuentapropismo quintuplica las ganancias, y esos clientes, al parecer, valen mucho más.
Según demuestra el panorama, la calidad no se prioriza y la «filosofía del corre corre » nos consume sin consideración. Entre ineficiencias, plantillas en crisis y desganos, danzan también la desconsideración y el descuido. La tendencia de «parir » soluciones no debería responder a críticas ni a enojos, sino al compromiso con la dignidad y el bienestar del pueblo.