Entre 1974 y el 2002 se estableció la costumbre de que el monarca fuera de uno de los protagonistas de la siguiente Copa Mundial de Fútbol.
En este sentido se efectuaron ocho desafíos a partir de la igualada a cero entre Brasil que se había convertido en el primer tricampeón en la justa precedente celebrada en México, en 1970, y la entonces Yugoslavia en la inauguración del partido de la justa planetaria de la República Federal Alemania, en 1974.
En total los campeones mundiales salieron de esos enfrentamientos con solo dos victorias: Alemania 1-0 a Bolivia en 1994 y Brasil 2-1 a Escocia en 1998; sin embargo sufrieron tres derrotas –dos de Argentina y una de Francia- y empataron tres.
A partir del certamen organizado en Alemania, 2006, las naciones anfitrionas comenzaron a verse enroladas en los choques inaugurales y desde entonces la situación ha sufrido un vuelco.
Hasta el momento solo Sudáfrica le aceptó un empate a uno a México en 2010, pues los alemanes batieron a Costa Rica, 4 goles a 2, en 2006; Brasil a Croacia, 3 a 1, en 2014 y ahora Rusia en la apertura de la XXI Copa del Mundo acaba de golear a Arabia Saudita, 5 dianas a 0.