Quien fuera seleccionado en el 2005 por la IBAF (Federación Internacional de Béisbol) como el mejor pelotero del mundo, el torpedero que robó más bases en Series Nacionales, anotó más veces, recibió más boletos y logró un porcentaje de embasado superior a todos los torpederos que han pisado un terreno en Cuba, Eduardo Paret Pérez, tiene nuevos sueños, ahora, como timonel de un equipo que piensa llegar lejos este año.
Desde el banco del elenco se le ve inquieto, con la vista fija en el terreno, al tanto de cada detalle de sus hombres, a quienes exige que se entreguen, tal como hizo él durante más de 20 años, tarea difícil pero no imposible, porque la afición merece respeto, según sus propias palabras.
Ahora, cuando su equipo anda anclado en el primer lugar del campeonato, fruto de un buen inicio de contienda, Granma fue al encuentro del director del Villa Clara de béisbol, para conocer pormenores de su actividad en esta nueva función.
– ¿Satisfecho con la actuación del equipo?
–Aunque soy muy exigente conmigo mismo y con el equipo, te puedo decir que sí, estoy muy contento con los muchachos por la manera en que se han entregado en el terreno. Me preocupé un poco tras la subserie contra la Isla de la Juventud que nos jugó muy bien, pero, como ves, hemos retomado el paso ganador. Nuestra meta es de cada 15 desafíos, ganar nueve, lo que nos permitirá clasificar sin problemas.
– ¿Cuáles resultan las principales fortalezas y debilidades de los Naranjas?
–No es un secreto que nuestro pitcheo es de los mejores de la Serie, y la defensa resulta aceptable. Lo peor es el bateo, aspecto en el que se trabajó muy fuerte durante los entrenamientos y debe empezar a mejorar, como sucedió en las subseries contra Mayabeque y Cienfuegos. Estamos insistiendo mucho en el tema de la concentración, que es un problema de todos los equipos. Realizamos un análisis de las cosas positivas y negativas al terminar cada partido, aspecto que ha contribuido a perfeccionar el trabajo. No obstante, tenemos muchos jóvenes que irán elevando su rendimiento en la medida que jueguen.
– ¿Por qué se ha vuelto un problema recurrente el tema del bateo en los elencos de Villa Clara?
–No estamos exentos de los problemas que tiene la pelota cubana. Este año tuvimos profesores de calidad como Ariel Borrero, Oscar Machado y hasta yo me concentré en brindar toda mi experiencia, lo que sucede es que cuando los alumnos tienen viejas costumbres y vicios a la hora de batear, no es fácil limar esos errores de un día para otro. Confío en que esa área irá mejorando en la medida que avance la Serie.
–En este tu primer año, ¿hasta dónde crees que podrás llegar?
–La meta inicial es clasificar entre los cuatro primeros. Siempre me gusta pensar en grande. Tengo una buena selección, excelentes entrenadores y
estamos muy cohesionados. Por eso creo que podemos lograrlo, después veremos qué pasa.
– ¿Qué tiene el Villa Clara de este año de Eduardo Paret?
–Le inculco cada día que hay que jugar con picardía, aprender a robar bases, asumir bien la mecánica de este deporte y estar a la viva. Son cosas que me caracterizaron, las cuales trato de que apliquen en el terreno. Pero te repito, no es tarea de un día. Esos valores no solo se logran implantando una férrea disciplina, sino con la confianza y justeza que les demuestres a los peloteros que representas.
–De los muchachos nuevos, ¿a quiénes ves con más posibilidades de llegar a ser buenos peloteros?
–Hay muchos talentos que si se lo proponen pueden llegar lejos. Está el caso de José Carlos Rodríguez, que me gusta muchísimo; también Marlon Tomás, Juan Carlos López y otros que también tienen futuro como Pablo Luis Guillén, Yosver Zulueta y Javier Mirabal.
– ¿Qué le falta a la pelota cubana para que recupere el esplendor de antaño?
–Hay que cambiar la actual estructura. Nadie se desarrolla en 45 salidas al terreno. El pelotero se forma en el diamante y, sin jugar, resulta imposible que la pelota mejore. También debemos preguntarles a los peloteros retirados, a los de mayor experiencia, a quienes cogen sol qué es lo que debe hacerse para cambiar. Madera hay, pero falta tallarla.