
Son varios los jugadores cubanos emigrados que han regresado y están insertándose en el sistema competitivo de nuestro país, entre ellos, el lanzador Ernesto Isidro Puñales Vera, quien en el LXIII Campeonato Provincial ganó tres juegos y perdió uno.
Nacido el 4 de febrero de 1993 en Santa Clara, Puñales comenzó a los 4 años en el béisbol y pasó por las diferentes categorías hasta 11-12 años.

Coincidió en esos equipos con el finado serpentinero José Fernández, a quien consideraba su mejor amigo. Por eso lleva en uno de sus hombros un tatuaje que recuerda al estelar monticulista de los Miami Marlins.
En 2004 sus padres decidieron marcharse hacia Estados Unidos. Allí jugó la sección colegial hasta el grado 12. Después obtuvo una beca universitaria por el béisbol y jugó dos años en la Liga Universitaria.
«A los 19 años la franquicia de los Orioles de Baltimore me extendió una invitación al entrenamiento de primavera, pero no hice equipo. Luego me incorporé a una Liga Independiente como torpedero. En esa liga jugué hasta los 22 años y me preguntaron si quería continuar como lanzador », cuenta Puñales.
«Más tarde jugué la Liga Independiente como pitcher en Estados Unidos, gané tres y perdí uno y salvé quince partidos. De ahí me fui para la Liga Can-Am en 2018, tuve balance de tres y seis y unos diez salvados. Después me trasladé hacia Puerto Rico », explica.
¿Qué te gusta más abrir o cerrar?
En el campeonato provincial por necesidades del equipo he tenido que abrir, pero lo que más me gusta es ser cerrador.
¿Tus mejores armas?
Fundamentalmente mi pitcheo se basa en la recta de dos costuras, el cambio, curva y la slider.
¿Cuál ha sido la máxima velocidad que te han marcado en la recta?
He llegado a tirar 95 millas, pero mi velocidad sostenida suele ser de 89 a 92 millas.
¿Te imaginas vistiendo el traje del equipo de Villa Clara?
Desde niño siempre fue un sueño jugar con Villa Clara. Ahora con la posibilidad de incorporarme a esta pelota, pudiera hacerse realidad ese sueño que tengo desde pequeño.