Entre cada inning de un tope amistoso, Pedro Daniel Pérez López conecta rollings a los jugadores de cuadro del equipo juvenil de Villa Clara. Corrige posturas y movimientos. Ya conoce a este grupo de muchachos. Los ha entrenado en años anteriores, pero esta vez asume la responsabilidad de dirigir el conjunto.
Un equipo de Vanguardia llegó al terreno de la EIDE Héctor Ruiz de Villa Clara para dialogar con este joven entrenador. En un momento donde el deporte nacional es motivo de debate y análisis en cada provincia del país, Pedro comparte las interioridades de una categoría fundamental para el desarrollo del béisbol en Cuba.
Aun con su bate de «fongueo » en las manos comenta: «Llevo 10 años trabajando en el béisbol y es la primera vez que se me da la tarea de estar al frente de un equipo. Quiero hacerlo lo mejor posible ».
¿Qué elementos tuvieron en cuenta para el presente campeonato?
Con el colectivo de entrenadores hemos hecho un trabajo fuerte en el equipo, sin embargo no se ha transformado en resultados deportivos hasta el momento. Reunimos la preselección en la tercera semana de agosto para comenzar una preparación de diez semanas de entrenamiento. Siempre enfocamos el trabajo en el mejoramiento de la táctica defensiva que es la principal deficiencia que presenta el equipo.
¿Cómo ha sido el inicio de Villa Clara en el torneo de la categoría?
Hasta el momento no presentamos un buen balance de ganados y perdidos, tenemos récord de 2 y 7. Estamos en el grupo B de la clasificatoria junto a Mayabeque, Matanzas y Cienfuegos y debemos efectuar 36 choques frente a estos rivales (12 contra cada uno).
¿Qué aspectos han incidido en estos resultados?
Contamos con un equipo de muy poca experiencia competitiva. El grupo está compuesto por 25 atletas y de ellos, seis nunca habían participado en eventos nacionales. Otros jugaron en torneos nacionales en años anteriores, pero estaban fuera del sistema de entrenamiento de alto rendimiento. Algunos llevan dos, tres y hasta cuatro años sin entrenar a ese nivel.
¿Por qué se da esta situación?
Principalmente por el éxodo masivo que ha tenido la provincia en los últimos años en las categorías inferiores. Por ejemplo, de nuestro equipo hay 14 jugadores en República Dominicana. Se trata de peloteros de calidad, formados por entrenadores de la provincia. Entre ellos, siete lanzadores de primer nivel y el receptor seleccionado Jugador Más Valioso en el pasado Mundial sub-15 de béisbol. Esta situación hace más difícil el trabajo.
Luego de estas bajas, ¿qué jugadores merecen especial atención dentro del equipo?
Tenemos en el área de los lanzadores dos atletas con perspectivas futuras. Pedro Carlos González es un pitcher zurdo de supera las 86 millas y Abraham Monzón, derecho, ha llegado a marcar 87 millas. En el área de los jugadores de posición, destaca Cristian Rodríguez, torpedero de un excelente brazo y desplazamiento.
¿Qué objetivos persigues con un equipo tan renovado?
Mi objetivo personal es enseñarlos a jugar al béisbol y educarlos en mayor medida para la vida. Trato de inculcarles disciplina y voluntad. Deben entender el sacrificio que lleva obtener algo anhelado, como en su caso llegar a ser grandes deportistas.
¿Cuánta responsabilidad encierra dirigir este equipo?
Dirigir a cualquier nivel y en cualquier esfera es una gran responsabilidad. Mucho más cuando se habla de pelota. Es un oficio que lleva mucho sacrificio, dedicación y esfuerzo en pos de sacar adelante el deporte en la provincia. Siempre me baso en las ideas y cualidades que caracterizaron a mi padre Pedro Pérez Paz, quien me guía desde el cielo. Él dedicó más de la mitad de su vida al béisbol. Como decía, se trata de atletas adolescentes a los cuales, además de enseñarlos a jugar el béisbol, hay que educarlos para la vida.
En una categoría como la juvenil, ¿cuánto se trabaja de forma específica en el desarrollo de los jugadores, si deben luchar por un buen resultado general?
Ese es un tema muy importante. A los profesores se les evalúa por el resultado deportivo y eso es algo que en ocasiones atenta contra el desarrollo real del atleta. En los equipos hay lanzadores y jugadores con mayor y menor calidad. En ocasiones nos limitamos y no ponemos al atleta de menos calidad por tal de obtener la victoria. Eso va contra el desarrollo de ese jugador.
«En mi opinión, las categorías inferiores, dígase desde el 15-16 al sub-23, deberían funcionar como una sucursal del equipo Villa Clara y regirse por las necesidades del equipo principal de la provincia. Debemos olvidarnos del «championismo » para trabajar en base a fortalecer diferentes áreas debilitadas en la provincia. Por ejemplo centrarnos en la especialización del picheo o en elementos técnicos ofensivos, más allá de la búsqueda a toda costa de una victoria. Tenemos que jugar al béisbol sin presión, sin dejar de inculcar en el atleta la competitividad ».
¿Este sería uno de los temas a tener en cuenta en las consultas sobre nuestro deporte nacional?
Sí. Tenemos que poner metas medibles en los equipos, olvidándonos de ganar o perder, de ser primeros o el lugar 15. Para resultados es la Serie Nacional. Creo que así vamos a lograr algo muy importante: quitarle presión a los atletas. Debemos eliminar el miedo a equivocarse, porque después se arrastra durante toda la trayectoria deportiva. Si a esa presión que se le pone a las categorías inferiores, le sumamos la mala calidad de los implementos deportivos, la situación se complica aún más.
«Además, pienso que resulta una muy buena idea efectuar una liga élite de menos equipos en Cuba. Sobre este tema, creo que los equipos que participen no deben llamarse de otra manera que como las provincias, sin importar los atletas que lo compongan. La afición se siente identificada con el nombre del equipo, lo que va a garantizar público, no como en las fracasadas súper ligas ».