Recientemente, la villaclareña Mirka Francia Vasconcelos (14-2-1975) fue exaltada al Salón de la Fama del Voleibol Internacional, con sede en Estados Unidos.
Mirka integró las selecciones del Verde Caimán que se impusieron en las citas estivales de 1996 y 2000, y en los campeonatos del orbe de 1994 y 1998. En su expediente aparece igualmente el cetro en los Grand Prix de 1993 y 2000, y en la Copa del Mundo de 1999, porfía en la cual fue escogida como la mejor bloqueadora.
Asimismo, la santaclareña sobresalió durante una década en clubes profesionales italianos.
La exaltación de Mirka nos removió la curiosidad y nos llevó a buscar a comprovincianos que han sido elevados a diferentes salones en distintos lugares, aunque ninguno llegó tan lejos como la otrora destacada del deporte de la malla alta.
En el atletismo de Centroamérica y el Caribe, por ejemplo, hay dos exponentes: Violeta Quesada Díaz y Aliecer Urrutia Delgado. La primera fue inmortalizada en 2005, avalada por el subcampeonato olímpico en el relevo corto en Ciudad de México 1968, y el título en igual en prueba en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967.
El placeteño Urrutia, exaltado en 2011, resultó recordista del orbe en triple salto bajo techo con 17,83 metros, subcampeón mundial en pista cubierta y medallista de bronce en la cita planetaria al aire libre, todos estos eventos en 1997.
Los demás tocados por la fama, según la búsqueda que realizamos, son peloteros. Aquí, párrafo aparte para Conrado Eugenio Marrero Ramos.
El Connie, el Premier o el Guajiro de El Laberinto como quieran llamarle es miembro del Salón de la Fama del Béisbol Cubano desde 2014 y del Pabellón de la Fama del Caribe 2015.
Miembros del Salón de la Fama cubano son también: Alejandro Oms Cosme (el Caballero), seleccionado en 1944, y Carlos Zaldo Beuerman, en 1953.
En Venezuela ocupan un lugar entre los inmortales Manuel García (Cocaína) desde 2007 y Aurelio Faustino Monteagudo en 2009, y en México hay un sitio para Mario Ariosa, en 1982.