Duplantis tiene un don

El espacio dejado por el velocista Usaint Bolt, ha sido ocupado por Armand Duplantis, un joven pertiguista que ha hecho historia en este mes de febrero.

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Armand Duplantis, salto con pértiga
Armand Duplantis, el sueco que ha hecho historia este febrero. (Foto: Tomada de Internet)
Andy Rodrí­guez Sánchez
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20 Febrero 2020

El espectáculo ha vuelto al deporte rey. El espacio dejado por el velocista Usaint Bolt, ha sido ocupado por Armand Duplantis, un joven pertiguista que ha hecho historia en este mes de febrero. El sueco realizó una hazaña similar a la del fenomenal Serguéi Bubka, al destrozar dos veces en una semana el récord mundial de la disciplina con sólo 20 años.

El sueco de origen estadounidense llegó al circuito bajo techo de la World Athletics convencido de sus intenciones. En la parada de Dusseldorf, Alemania, el martes 4 de febrero, una mala entrada con el codo a la varilla evitó que superara el récord de 6.16 en manos del francés Renaud Lavillenie. Para el sábado, en la cita de Torun (Polonia), la postura de las manos del joven atleta se solucionó. Cayó en el primer intento sobre 6.17 y el segundo lo ubicó en la historia del atletismo.    

La marca dejó grandes expectativas con respecto a su próxima presentación el sábado 15 de febrero. En el Grand Prix de la ciudad escocesa de Glasgow, Duplantis realizó una rutina similar a la de la semana anterior. Cuatro saltos antes de decidirse a implantar un nuevo récord. El estadounidense Sam Kendricks ya habí­a quedado en el camino con un salto de 5.75. Un retraso en la carrera de 400 metros planos para mujeres, le dio la posibilidad de saltar antes a Armand. Esta vez no hubo fallos. Directo a la gloria: 6.18 m.

El Emirates Arena estalló. Algo más de un mes fue necesario para que «Mondo », como le llaman, cumpliera con el pronóstico del anterior recordista y uno de sus guí­as espirituales Renaud Lavillenie. «Todo el mundo lo espera, todo el mundo lo desea, todo el mundo sabe que lo va a hacer », dijo a inicios de 2020 el francés refiriéndose a Duplantis.

Sin dudas, el propio Armand fue el primero en saber que lograrí­a superar el récord. Desde los tres años sueña con esto, porque lo viví­a en su hogar. Su padre Greg Duplantis fue uno de los mejores saltadores con garrocha de los Estados Unidos y lo inició en esa disciplina desde bien pequeño. Mondo asimiló cada enseñanza y progresó como nadie.

Dicen que a los seis años saltó 1.67 m. Con 13 años ya habí­a superado los cuatro metros y a los 15 saltó sobre 5.30 m. La barrera de los seis metros dejó de serle esquiva a los 18. En el trayecto se llevó el tí­tulo mundial sub 18, el campeonato de Europa para mayores, el récord mundial juvenil (6.05) y la medalla de plata en el mundial del pasado año.

Duplantis tiene un don. Su fí­sico no impresiona y se ha dicho que rompe varios modelos técnicos y biomecánicos. Su ejecución parece un ejercicio natural. La velocidad es una de sus fortalezas en el inicio de su rutina. Sus 10.57 segundos marcados en 100 metros planos lo avalan. Esa aceleración le permite aplicar mayor fuerza en la pértiga, que encaja de forma única en el inicio del cajón. Sus gestos en la altura completan una rutina que amenaza con convertirse en un método que pueda llevar más allá la marca mundial.

Mondo mantiene por el momento una estrategia similar a la de Serguei Bubka en las décadas de 1980 y 1990: ir a por el récord de centí­metro a centí­metro. Si bien en Tosun se notó eufórico, ya en Glasgow lució más ecuánime al batir su marca. Parece seguro de sí­ mismo. Nadie conoce su lí­mite y podrí­amos esperar un salto similar al aire libre, una actuación excepcional en los Juegos Olí­mpicos o un nuevo récord. Edad y categorí­a le sobran.

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