Indudablemente, con su seguidilla de cuatro títulos bajo el mando de Ramón Carneado, el conjunto de Industriales fue el máximo animador de la pelota cubana en la década de los 60; pero, después de los triunfos de Orientales y Habana sobrevino una etapa entre las temporadas de 1967-1968 y 1974 en la cual el equipo Azucareros, en fuerte porfía con los azules, Mineros, Granjeros y los marrones habaneros, logró convertirse en el elenco más estable en ese lapso, y siempre se mantuvo en el podio con tres coronaciones y cuatro terceros lugares, además de la victoria de Las Villas en la Serie Especial de los Diez Millones.
Si los dulcísimos así les decía el bien recordado narrador Héctor Alomá en las transmisiones radiales de la emisora villaclareña CMHW pudieron permanecer en la élite del béisbol criollo fue en buena medida debido a hombres como Lázaro Pérez, Owen Blandino, Aquino Abreu, Antonio Muñoz, Silvio Montejo, Enrique Oduardo y un binomio que hizo historia en el béisbol en la Mayor de las Antillas: José Antonio Huelga Ordaz y Rolando Macías Rodríguez.
Pocas selecciones han logrado contar con un dueto de tiradores tan ganadores como el mencionado. Ellos coincidieron por primera vez en el plantel de Las Villas que intervino en la justa de 1966-1967, franela con la cual se estrenó en la pelota grande el que después se convertiría en el Héroe de Cartagena.
Al año siguiente, Azucareros retorna a los clásicos beisboleros del país tras haberse ausentado durante tres campañas, y los dos ingresaron en su nómina y protagonizaron un dueto excepcional. Baste decir que en los cinco torneos en que fueron compañeros, así como en la Especial de los Diez Millones, archivaron 131 sonrisas y solo 42 fracasos.
El punto máximo lo alcanzaron en la versión de 1968-1969, en la cual compilaron 32 triunfos y 10 descalabros, para junto a Aquino Abreu (10-1) guiar a Azucareros a su primer cetro.
Macías, con 17 salidas exitosas, compartió el liderato de victorias con el difunto zurdo Santiago Changa Mederos y extendió a 21 la racha de juegos ganados en forma sucesiva que había comenzado en la cita anterior, mientras Huelga, en su segundo campeonato de 15 o más satisfacciones, registró balance de 15-7.
En esa propia controversia beisbolera, Changa (17-4) y Walfrido Ruiz sumaron 31 y 10 con el equipo Habana. Un año antes, Julio Rojo (18-4) y Andrés Papo Liaño (13-2) archivaron 31 y 6 en aquella fabulosa justa, en la que el segundo conjunto de la capital, a las órdenes de Juan Coco Gómez Mazorra, se convirtió en el único plantel capaz de rebasar las 70 victorias en una serie, en este caso con 74 y 25 vale aclarar que esos fueron torneos de 99 juegos.
Transcurrieron tres décadas exactas para que lo hecho por Huelga y Macías en la VIII Serie fuera sobrepasado, gracias a la magnífica labor de José Ibar (18-2) y el zurdo Raúl Valdés (15-7) en la contienda de 1998-1999, en la cual acopiaron 33 y 9 con los entonces Vaqueros de La Habana.