El expelotero Silvio Montejo Boffill, quien integró los equipos Cuba y Azucareros, recuerda con gran cariño sus encuentros con el Comandante en Jefe Fidel Castro, a propósito del aniversario 94 de su natalicio este 13 de agosto.
Fidel en unas de las jornadas de entrenamiento del equipo de béisbol cubano que asistió al Mundial de República Dominicana, en 1969. De izquierda a derecha, Servio Borges, Tony González y Silvio Montejo. (Foto: Cortesía de Silvio Montejo)
Francisnet Díaz Rondón
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13 Agosto 2020
13 Agosto 2020
hace 4 años
A sus casi 75 años de edad, el expelotero villaclareño Silvio Montejo Boffill recuerda con gran cariño y emoción los encuentros sostenidos con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuyo aniversario 94 de su natalicio conmemora toda Cuba este 13 de agosto.
Las vivencias del otrora integrante de los equipos Cuba y Azucareros de Las Villas con el líder de la Revolución Cubana, se mantienen vivas en su memoria. Emocionado, da gracias a la vida por las oportunidades que tuvo de departir con Fidel en disímiles ocasiones.
Cuenta La Bala de Caibariénque la primera ocasión ocurrió en los entrenamientos de la selección nacional que participaría en el Campeonato Mundial de Béisbol de República Dominicana, en 1969.
«Iba casi todos los días, posiblemente uno de los que más ha estado cerca del Comandante, entre los peloteros, sea yo. Se interesaba en todos los detalles del entrenamiento, tanto en la preparación física como el bateo, las condiciones de los pitchers, etcétera. También, indagaba por la comodidad de los atletas durante nuestra estancia en el Cerro Pelado, la alimentación, el uniforme, ¡todo! », rememora Montejo, sentado en la sala de su apartamento en el reparto Escambray, de Santa Clara.
«Nosotros terminábamos de practicar por la mañana y, al otro día, nos decían de pronto «Hay visita ». Ya sabíamos que se trataba del Comandante e íbamos para el estadio otra vez, hasta de noche. Fidel acudía unas cinco veces a la semana durante los casi dos meses que estuvimos entrenando ».
Según Silvio, todo el mundo quedaba impactado ante la presencia de Fidel, y él no fue la excepción, porque «si las personalidades grandes se impresionaban ante él, cómo no iba a impresionarme yo. Un hombre con un carácter exclusivo y agradable », expresa.
Recuerda el hombre del uniforme con el número 7 que todo lo que hablaba el líder de la Revolución era importante para los jugadores, y analizaba cada detalle del equipo cubano y también el de Estados Unidos, el adversario más fuerte del evento.
«Mayormente se preocupaba de la técnica y de la estrategia a seguir para tratar de derrotarlos. Nos dijo que no hacía falta tantos jonroneros, sino peloteros de velocidad. Y efectivamente, así mismo le pudimos ganar a los norteamericanos ese mundial, con mucho corrido. Teníamos a compañeros muy rápidos como (Félix) Isasi, (Fermín) Laffita, (Owen) Blandino, (Andrés Pilotaje) Telémaco, (Rigoberto) Rosique y yo. Éramos seis o siete jugadores que éramos rapidísimos.
«Decía que si a esa gente no se le gana con jonrones porque él había sacado el análisis, era muy analítico buscáramos velocidad. Vamos a la contraria, pues ellos esperan jonrones y nosotros a tocarles la bola. Y así fue. Cuando regresamos a Cuba, también nos recibió con mucha alegría », recuerda.
A Montejo le vienen a la mente otros instantes en los que estuvo cerca del eterno jefe rebelde, como cuando hizo el equipo para los Juegos Centroamericanos de Panamá 1970. Observa las fotos con detenimiento, como si las viera por primera vez, hace una breve pausa y expresa con visible emoción:
«Fidel para mí es lo más grande que ha existido, en la Revolución y en este país. Siento una gran satisfacción de haber tenido un Comandante como él ».