En septiembre de 2013 me encontraba todavía inmerso en la preparación de mi libro Fidel nunca se poncha, el cual felizmente salió a la luz el 12 de agosto de 2016, víspera del cumpleaños 90 del líder histórico de la Revolución cubana.
Uno de los peloteros que entrevisté para el texto fue Juan Pérez Pérez. Con el otrora veloz serpentinero camagí¼eyano sostuve una animada charla. Lejos estaba yo de imaginar que apenas un mes después, el 17 de octubre de 2013, un infarto cardíaco le arrancaría la vida a los 62 años de edad.
Aquel día rememoramos sus tres no hit no run en los campeonatos cubanos y, por supuesto, el del 29 de noviembre de 1973 frente a Venezuela (4 a 0), ocasión en que inscribió su nombre con letras doradas en los certámenes mundiales, al convertirse en el primer monticulista de la Mayor de Las Antillas en lograr esa hazaña en citas del orbe, hecho del cual se cumplirán mañana 47 años.
«Ese día fue doblemente feliz para mí, porque logré el no hit no run y también por las congratulaciones de Fidel, que nos regaló un reloj el cual todavía conservo, a mí y a Lázaro Pérez », expresó.
«Cuando entrenábamos para eventos internacionales –recordó Pérez Pérez, él iba reiteradamente al estadio. Muchas veces llegaba alrededor de las 11 de la noche y se ponía a jugar, a batear.
«La grandeza de Fidel la pude constatar en 1976 cuando Ganaderos, mi equipo, fue a jugar a Cárdenas y nos alojaron en Varadero. A Cuba había llegado el presidente de un país que ahora no logro recordar. Y uno de esos días coincidimos con Fidel y el alto dirigente. Yo estaba hablando con José Prado, el Comandante se bajó del carro y me saludó ».
En noviembre de 1999 cuando se jugó el partido entre Cuba y Venezuela, con la participación de Fidel y Hugo Chávez, Pérez Pérez tuvo otra gran vivencia. El Comandante se le acercó, le puso la mano en el hombro y le preguntó cómo estaba. Luego le dijo: «Estás nuevo, todavía puedes pitchear ».