Maradona y mi historia de amor

La historia del astro del fútbol Diego Armando Maradona ha conmovido a gran parte de los amantes del deporte.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Foto: Tomada de Internet)
Dayana Darias Valdés
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01 Diciembre 2020

No sé a ciencia cierta cuando empezó lo mí­o con el fútbol, más de una vez me han dicho que a los zulueteños esto nos viene de serie. Pero a Maradona lo conocí­ en las paredes de una barberí­a, en un afiche colgado y con una camiseta albiceleste. Y luego, mientras crecí­ y creí­ en su fútbol evocador de pasiones, lo volví­ a conocer en los rostros de los que rayan sus ojos cuando Argentina juega.

La vida lo juntó con Fidel y con Cuba, lo metió en mi historia de amor y aniquiló en una jugada todo cuanto pensé  que conocí­a sobre el más universal de los deportes. Diego fue maravilla y de la misma forma que Fidel, Diego también hizo revolución. Y la coincidencia selló sus vidas un 25 de noviembre.

Tras su primera visita a Cuba en el año 1987 el argentino se llevó una gorra verde olivo firmada por Fidel, y en el 2000 se vistió de cubano y vivió y bebió de nuestra tierra.  

Diego, con la izquierda, supo ser mejor hasta fuera del campo, dio su apoyo a Chávez y a Evo, confió a plenitud en el sistema de salud cubano, y cuando ningún otro centro quiso verlo morir, vino a salvarse a Cuba y vivió.

Quiero pensar que sé muy poco sobre Maradona, que no he visto todos sus goles y que por ahí­ hay otra canción no escrita por Sabina que lo define de una forma mejor:

Pelotero genial, hincha pelotas,

amigo de Fidel, hermano mí­o,

loco, enfermo, cabrón, lí­bero en zona.

Benditos sean los tacos de tus botas,

bendita tu receta contra el frí­o,

mano de dios, bendito Maradona.

Ahora que Diego ha muerto he visto a los azules degradados deslizándose en los rostros, abrazos y luces. He visto a los estadios casi llenos sin sus gentes porque cuando Diego murió el mundo entero escuchó la voz de Ví­ctor Hugo narrando el gol del siglo: « ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme. Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos. Barrilete cósmico. ¿De qué planeta viniste?, para dejar en el camino a tanto inglés, para que el paí­s sea un puño apretado gritando por Argentina ».  

El Pibe del Napoli, tocado por Dios, el de los rizos y un 10 que no se deberí­a volver a escribir, el que las echó hasta con la mano y le cayó a patadas al ego sobre un terreno de fútbol. El Pibe ha muerto antes del silbatazo final.

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