Hace 38 años el equipo Villa Clara hilvanó una cadena de 18 victorias, la cual se mantiene como el mejor inicio de un equipo en un campeonato nacional.
José Riveira, líder en efectividad y promedio de ganados y perdidos. (Foto: Archivo)
Osvaldo Rojas Garay
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12 Enero 2021
12 Enero 2021
hace 3 años
Este lunes 11 de enero se cumplen 38 años de la ruptura de la cadena de 18 victorias sucesivas registrada por Villa Clara comenzando la temporada de 1982-1983, el mejor arranque de un equipo en nuestras series nacionales.
Aunque la tendencia es la de conmemorar más los buenos momentos que los reveses, pensé que ese descalabro es un buen pretexto para recordar aquella extraordinaria racha de los entonces dirigidos por Eduardo Martín Saura.
El sábado 18 de diciembre de 1982, con inauguraciones simultáneas en nueve parques del país, dio inicio la XXII Serie Nacional. A Villa Clara le correspondió enfrentar a Cienfuegos en el «Sandino », partido para el cual fue designado como lanzador el curveador Mario Véliz, quien sería respaldado por Amado Zamora, bateador designado; Pedro Jova, SS; Víctor Mesa, CF; Alejo O'Reilly, 1B; Rafael Rodríguez, 3B; Luis Jova, RF; Valentín León, LF; Alberto Martínez, C, y Ramón Moré, 2B.
La nutrida concurrencia que presenció aquella primera salida de los anaranjados disfrutó de un magnífico duelo entre Véliz y Octavio Gálvez, que finalizó por la mínima, 3 a 2, a favor de la selección de casa. Al día siguiente, los villaclareños superaron por partida doble a los visitantes, consumando la barrida.
A partir de ese momento, Villa Clara no perdió jamás la punta del campeonato. Comenzaron a concatenarse las barridas, después de someter a Henequeneros, le ganaron los tres a Camagí¼ey.
Seguidamente repitieron la dosis frente Citricultores. A este último con un cierre espectacular para despedir el año 1982, pues el jueves 30 de diciembre el derecho Mario Veliz los dejó sin jits ni carreras. Al reanudarse las acciones después de las actividades por el fin de año y los festejos por el aniversario 24 del triunfo de la Revolución, los villaclareños barrieron a Granma.
Luego limpiaron completo a Guantánamo con una estupenda faena de José Ramón Riscart, que blanqueó a los del Guaso, 11 a 0, dejándolos en seis jits el sábado 8 de enero. Y el domingo 9 de enero salieron airosos por partida doble, 3 a 2 y 13 a 6, en Baracoa, para completar su racha de 18 sonrisas.
Así, cuando el campeonato había rebasado su primer tercio, el paso arrollador de los anaranjados prácticamente no dejaba dudas sobre el futuro campeón, sacaban 6.5 de ventaja a Vegueros, su escolta en la tabla de posiciones que acumulaba 11 y 6.
Los 18 triunfos de la tropa de Eduardo Martín sirvieron para estampar un nuevo récord de más éxitos consecutivos comenzando un torneo, aunque todavía la cifra estaba alejada de la primacía absoluta establecida por Mineros, que ganó 27 partidos seguidos en la XI Serie, 1972, pero no empezando una serie.
Pocas veces un equipo ha podido conjugar los factores más importantes del juego como en esa oportunidad.
A esa altura del certamen, los lanzadores villaclareños exhibían un promedio de carreras limpias de 1.34, con 25 anotaciones permitidas en 168 entradas. En el orden personal sobresalían tres hombres, José Ramón Riscart, 5 y 0 y 0.23 de efectividad ( ¡una limpia en 38 y dos tercios!); Mario Véliz, 4-0, y 1.33 e Isidro Pérez, 4-0 y cuatro salvados. El zurdo Dagoberto Martínez aportó dos victorias, y una sumaron Guillermo Martín, José Riveira y Pedro ílvarez.
La ofensiva promediaba 300 (191 en 637) y en la defensa, aunque su average era de 968 (25 errores en 785 lances), su receptor Albertico Martínez había enfriado a los siete corredores que habían tratado de robarle.
El martes 11 de enero, se rompió el hechizo en el estadio Sandino. Ante una extraordinaria concurrencia, el equipo Santiago de Cuba, con José Luis Alemán en la lomita, cortó la formidable racha de 18 triunfos, al dominar a los anaranjados, 7 a 3.
Tras detener la cadena de los villaclareños, José Luis Alemán, quien terminó a todo tren retirando en forma consecutiva a los últimos diez hombres a que se enfrentó, declaró a Vanguardia: «Me preparé muy bien para ganarle a Villa Clara, equipo que en verdad ha sorprendido este año. En todo momento dependí de lanzamientos rectos, curvas y singles. Fue una dura faena que cristalizó en el triunfo ».
El día siguiente, el astro Braudilio Vinent los pintó de blanco en el estadio Heriberto Duquesne, en Remedios, con pizarra de 3 a 0. La derrota fue a la cuenta de Mario Véliz.
Los fracasos de la novena local no pusieron en peligro su liderato, porque Vegueros también cedió en par de ocasiones contra Industriales y con 13 y 8 se mantuvo separado a seis juegos de los incapturables villaclareños, que archivaban 19 y 2.
Para lograr su extraordinaria actuación, los anaranjados tuvieron que sortear varios imponderables. Uno de ellos, la ausencia de su antesalista titular Francisco Javier Carbonell, que a pocos días de comenzar el torneo, sufrió una fractura que motivó que le enyesaran su brazo derecho. Su vacante fue ocupada por Roberto Carpito Rodríguez habitualmente torpedero y el debutante Rafael Orlando Acebey.
En el segundo partido contra Santiago de Cuba, el estelar receptor Albertico Martínez no pudo alinear producto de un desgarramiento muscular que lo mantendría posteriormente sin poder jugar.
Los tropiezos ante los indómitos no sacaron de ritmo al equipo en su tránsito hacia la coronación, incluso, sortearon exitosamente la gran prueba que significaba la fabulosa subserie frente a Vegueros en predios de estos últimos.
El primer partido celebrado el sábado 29 de enero de 1981 en Mantua, fue muy cerrado, concluyó 3 a 2. Los villaclareños hicieron todas sus carreras en el capítulo de apertura frente al Ciclón de Ovas, Rogelio García. Zamora dio jit y tras los outs de Jorge Lamas y Víctor Mesa, O'Reilly recibió base por bolas, dejando preparada la escena para que Rafael Fito Rodríguez conectara el batazo de su vida: un jonrón remolcador de las tres anotaciones que decidieron el choque.
El domingo 30 de enero, en el «Capitán San Luis », los dirigidos por Eduardo Martín completaron la barrida contra la potente selección pinareña. Villa Clara había dado el tiro de gracia con esa inimaginable barrida frente a los tricampeones nacionales.
Finalmente, los anaranjados se adueñaron del gallardete con balance de 41 y 8, para establecer una marca de 837 de average de ganados y perdidos que aún perdura para campeonatos de todos contra todos. Detrás de los monarcas se situaron Citricultores y Camagí¼ey, con balance de 35 y 16, a 7 juegos de distancia; seguidos de Industriales, 31 y 16, y Vegueros, 33 y 18.
Colectivamente, el equipo de Villa Clara lideró la ofensiva con 287 de promedio, al disparar 483 inatrapables en 1685 veces al bate. El picheo estuvo inmenso, resultó por mucho el mejor del torneo con 1.46 promedio de carreras limpias, debido a 72 carreras limpias permitidas en 445 entradas de actuación y 16 lechadas propinadas.
El zurdo José Riveira acaparó los departamentos de mejor promedio de ganados y perdidos, 6 y 0 para 1000 y de promedio de carreras limpias por segunda vez en series nacionales con 0.63 (4 limpias en 57 innings), récord aún vigente para los serpentineros de la provincia.
Otros tres tiradores se ubicaron entre los primeros cinco. Mario Véliz (9 y 3), tercero con 1.22 p.c.l.; José Ramón Riscart (8 y 2), cuarto con 1.25, y Pablo Ubeín Sánchez (4 y 2), quinto con 1.35 de efectividad. Destacado fue también el aporte de Guillermo Martín, con 4 y 0, y el relevista Isidro Pérez, muy efectivo en su función con balance de 5 y 0 y 7 juegos salvados, líder en este acápite.
En el ataque, Alejo O'Reilly encabezó varios casilleros. El de dobletes con 15; impulsadas, 38 igual cantidad que Lázaro Junco (Citricultores), pero con mejor frecuencia que el matancero, y boletos, 34, la misma cantidad que Luis Giraldo Casanova (Vegueros). Además, terminó segundo en la lista de los primeros bateadores con 358 (63 jits en 176 veces al bate), detrás de Juan Hernández (Forestales), quien finalizó con 367.
El explosivo Víctor Mesa fue otro de los baluartes con 303 de average, aparte de concluir al frente de las anotadas, 39 y bases robadas, 21.Igualmente se destacaron Amado Zamora, con 332 de promedio, y Rafael Fito Rodríguez, quien compiló 323.
Los flamantes campeones nacionales incluyeron en el Todos Estrellas de la XXII Serie al inicialista Alejo O'Reilly Morejón, el guardabosque central Víctor Mesa Martínez, y a los lanzadores Mario Véliz Acevedo y José Riveira Rodríguez, mejores monticulistas derecho y zurdo, respectivamente. Además, Víctor Mesa obtuvo el voto unánime como Jugador más íštil.