En un día tan especial como el del amor y la amistad, les recordamos tres hechos beisboleros que ocurrieron precisamente un 14 de febrero.
Ese día, en 1967, Roberto Jabao Valdés, vistiendo el uniforme del equipo Orientales, registró el tercer juego de cero jit cero carrera en series nacionales, al superar a Granjeros, 12 carreras por 0, en los terrenos de la Ciudad Deportiva, un hecho que solo había rubricado hasta ese momento Aquino Abreu, cuando lanzó sus dos partidos de esta naturaleza en forma consecutiva, en 1966.
En aquella temporada Jabao Valdés les cogió la medida a los Granjeros, porque incluyendo el mencionado encuentro, les tiró otras tres lechadas a los agramontinos, para un total de cuatro. Al final de aquella, campaña ganada por Orientales, que rompió la cadena de cuatro gallardetes sucesivos establecida por el conjunto Industriales entre 1963 y 1966, el santiaguero terminó de líder en blanqueadas con cinco, la misma cantidad que el desaparecido zurdo Rigoberto Betancourt, a quien lo recuerdan de los que peinan canas por poseer una endemoniada curva.
Otro lanzador del mal llamado brazo equivocado, el capitalino José Modesto Darcourt Fernández, con la franela de Metropolitanos, completó el centenar de triunfos en series nacionales, el 14 de febrero de 1985, al superar a Granma, 5 carreras a 3, en el estadio Latinoamericano
Chiqui, como también lo llamaban, fue el monticulista número 16 en redondear esa cifra importante de éxitos, club que abrió el Meteoro de la Maya, Braudilio Vinent, en la selectiva de 1976. El estelar tirador capitalino actuó en 14 contiendas, en las que salió airoso en 129 ocasiones, al igual que el camagí¼eyano Teófilo Pérez y el guantanamero Osvaldo Duvergel.
Fallecido en febrero de 2014, a consecuencia de un cáncer en el colon, Darcourt lució el traje del equipo Cuba en el Campeonato Mundial celebrado en Japón en 1980, y en la Copa Intercontinental desarrollada en Edmonton, Canadá, en 1981.
También coincidieron con el Día del Amor y la Amistad los dos jonrones conectados en una entrada del pinareño José Cano, a costa de los envíos de los lanzadores de Las Villas, el 14 de febrero de 1987. El vueltabajero fue el octavo pelotero en concretar esa hazaña y el tercer nativo de la más occidental de las provincias cubanas, detrás de Miguel López y Rogelio García González.