El salto que inmortalizó a Bob Beamon en los Juegos de 1968. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
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29 Agosto 2024
29 Agosto 2024
hace 2 meses
Han transcurrido 14 olimpiadas, o lo que es lo mismo, 56 años, y cientos de saltadores se han estirado lo más lejos que han podido, incluyendo al mítico Carl Lewis, pero ninguno ha podido romper el récord implantado por Robert Bob Beamon, el 18 de octubre de 1968, en Ciudad de México, cuando clavó los pinchos a 8 metros y 90 centímetros, marca que se mantiene vigente como la primacía olímpica más antigua en citas estivales, la cual llegará a seis décadas de establecida dentro de un cuatrienio, en Los Ángeles 2028.
Quien más se ha acercado es, precisamente, Lewis, cuando se apoderó del segundo de sus cuatro cetros olímpicos en esta modalidad en Seúl 1988, con 8,72 m. En los recién concluidos Juegos de París, el griego Miltiadis Tentoglu, de 26 años de edad, triunfó por segunda vez en estas lides, al volar hasta los 8,48 m.
La marca para porfías de esta envergadura le pertenecía al fallecido Ralph Harold Boston con los 8,12 m, que registró al conquistar la presea dorada en Roma 1960, por lo que Beamon la superó en 78 centímetros, mientras que el récord del orbe en aquellos momentos era de 8,35 metros, compartido por su compatriota Boston y el entonces representante de la Unión Soviética, Igor Ter-Ovanesyan, a quienes Bob les hizo trizas la primacía por 55 centímetros.
Se ha dicho que aquel 18 de octubre de 1968 se conjugaron varios factores, la altitud de Ciudad de México (2250 metros sobre el nivel del mar), acompañada por un viento de cara de 2 metros. Resultó tan impresionante aquel récord, que los jueces tardaron 20 minutos en dar el resultado oficial.
De hecho, el salto de Bob, quien cumplirá 78 años el próximo jueves 29 de agosto, fue nombrado por la revista Sports Illustrated como uno de los cinco mejores momentos deportivos del siglo XX.
Aquel brinco fuera de serie como marca planetaria duró hasta el campeonato mundial realizado en Tokio, donde el 30 de agosto de 1991 el también norteamericano Mike Powell logró un fenomenal estirón de 8, 95 metros.
En la misma competencia universal organizada en la capital nipona, Carl Lewis, el apodado Hijo del Viento, logró 8,91, pero su marca no fue homologada, pues la hizo con más de 2 m/s de viento a favor.
Aunque Powell le destrozó el récord mundial en 1991, cada vez que se efectúa una olimpiada, a partir de Ciudad de México 1968, es difícil que en el atletismo no se mencione el nombre de Robert Beamon, porque todavía su marca olímpica sigue siendo la más longeva en ese nivel y parece que permanecerá con vida por largo tiempo.
Subastó la medalla
A principios del presente año volvimos a tener noticias del saltamontes norteamericano, quien decidió subastar la histórica medalla en la casa Christie’s de Nueva York, lo cual se concretó el jueves 1.o de febrero por 441.000 dólares (405.830 euros al cambio).
«Tengo 77 años (...) La he disfrutado (...) Y ha llegado el momento de que pase (la medalla) a alguien que aprecie la hazaña deportiva», lograda el 18 de octubre de 1968 en el Estadio Olímpico Universitario de la Ciudad de México, explicó Beamon en una entrevista telefónica con la AFP, interesada en saber las razones para desprenderse de la prestigiosa presea.
Pie de foto: El salto que inmortalizó a Bob Beamon en los Juegos de 1968. (Foto: Tomada de Internet)