El miércoles dijo adiós al ciclismo activo Yoanka González, la mejor deportista individual villaclareña de todos los tiempos, quien ofreció una entrevista exclusiva a Vanguardia.
Yoanka González inscribió a Cuba en la élite del ciclismo femenino. (Foto: Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
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24 Febrero 2017
24 Febrero 2017
hace 7 años
Creo que pocos ponen en duda que la cifuentense Yoanka González Pérez es, entre las mujeres, la deportista individual villaclareña más grande de todos los tiempos. El palmarés de Yoya resulta inigualable para cualquiera de sus comprovincianas.
Seleccionada en 13 ocasiones la atleta del año en el territorio, incluida en tres oportunidades en la decena de los más sobresalientes del país, Yoanka fue una especie de abre caminos en el ciclismo en la Mayor de las Antillas.
Colocó a Cuba en el medallero histórico de su disciplina en Juegos Olímpicos con la presea de plata en la carrera por puntos en Beijing, 2008. En esa misma especialidad le proporcionó a nuestro Verde Caimán su primer metal en campeonatos mundiales, al obtener bronce en Stuttgart, Alemania, en 2003 y en la justa del orbe realizada en Melbourne, Australia, en 2004, se convirtió en la primera pedalista criolla en coronarse a ese nivel, al vencer en la prueba de scratch.
En Santo Domingo, 2003, marcó un hito al iniciar el sendero dorado de nuestras chicas de las bielas y los pedales en Juegos Panamericanos, al imponerse en la ruta. En citas de ese tipo se colgó en el cuello dos medallas áureas, tres de plata y dos de bronce. Resultó campeona en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2006 y de las fases de la Copa del Mundo regresó vestida de oro de Moscú, en 2005, cuando triunfó en el scratch, y de la ciudad inglesa de Manchester, donde dominó la carrera por puntos, en 2007.
Muchos deportistas debían preguntarle cuál es la receta para soportar tanta carga de metales de todos los colores encima y poder moverse con facilidad entre la fama y la sencillez.
Les aseguro que aunque ahora vive en La Habana continúa siendo la misma guajirita humilde que un día captada por el profesor Manolo Aguilar dejó el atletismo para convertirse junto a Yumari González y Lisandra Guerra en el trío de féminas más encumbrado del ciclismo cubano.
Estos días han sido de bastante ajetreo para Yoya. Ha estado muy tensa por la despedida del deporte activo. «No quería que me hicieran retiro, lo acepté cuando me dijeron que era en Villa Clara, porque aquí están mis raíces, las personas que amo e hicieron muchas cosas por mí », confiesa esta ilustre ex ciclista de 41 años de edad.
Escalaste todos los podios importantes, ¿cuál consideras el mejor momento de tu brillante trayectoria?
Para mí todos los resultados tuvieron siempre un valor. Me fui trazando metas desde los Juegos Centroamericanos y del Caribe hasta las competencias de mayor rango. La plata de Beijing fue algo especial, porque una medalla olímpica es el sueño de todo deportista.
«Pero también fue importante cuando me proclamé campeona en scratch, en Melbourne. Había terminado en el puesto 18 en la carrera por puntos, me trataron mal, no me dieron ni masaje. Al otro día salí a competir, el entrenador prácticamente no me habló y conquisté el título mundial.
¿Decepciones?
Quién no las ha tenido en su carrera. Cuando no me sacaron a competir en los Juegos Panamericanos de Guadalajara me decepcioné y no quería saber nada más del ciclismo, pero el amor por este deporte me hizo retornar.
«Cuando Beijing me prometieron que me iban a cambiar la bicicleta para que corriera en la Olimpiada. Me dije: «no me lo voy a creer hasta que eso ocurra, y no me la dieron. Nunca pude tener una bicicleta como las que poseen mis compañeras actualmente ».
Hablando de tus compañeras, ¿con quién te llevabas mejor?
Las quiero a todas. Cada una tiene un espacio en mi corazón. La rivalidad es un momento, pero el cariño, la amistad quedan.
Constantemente señalabas en las entrevistas tu sueño de ser madre. Hace poco más de cuatro años se cumplió ese deseo al nacer tu hija Yaineh, ¿qué piensas ahora que eres mamá?
Es el mejor regalo que te puede dar la vida, la razón de vivir de cada día.
¿Te quedó algo por hacer en el ciclismo?
Creo que pude haber llegado más lejos, ser en más ocasiones campeona mundial y me quedé con aquella espinita de que en Beijing estuve a un pasito de lograr el oro olímpico.
¿Qué representa para ti Maguaraya Arriba?
Fue para mí como una escuela, me enseñó a ser valiente porque a veces me agarraba la noche y tenía que trasladarme sola para ese sitio. Estoy orgullosa de haber vivido allí y hacer que a ese lugarcito lo conozcan en muchas partes del mundo.