
Si la memoria no me traiciona hace hoy 50 años que Silvio Rodríguez realizó en la sala del Museo de Bellas Artes el que es considerado su primer recital público. En este medio siglo sus temas han mantenido tanta vigencia, que ahora mismo después de haber seguido la actuación del equipo cubano en la Liga Canadiense Americana (Can-Am) me pregunto como el insigne trovador en su canción Sueño de una noche de verano: ¿cuánto de pesadilla quedaría todavía?
No es un secreto para nadie que nuestro béisbol no transita por un buen momento y que, independientemente de que el nivel de los adversarios en el área internacional ha subido, en la presente década por diversas razones la calidad de las selecciones criollas no se acerca a las que nos representaban años atrás.

Aún así resulta difícil adaptarse a la realidad de ver a un equipo de la Mayor de las Antillas con un desempeño tan desastroso en un certamen en el que exhibieron un decepcionante saldo de 5 victorias y 16 fracasos, incluyendo una negativa seguidilla de ocho reveses, algo inédito para un elenco cubano en justas foráneas.
El pitcheo de los dirigidos por Roger Machado se convirtió en un manjar para la mayoría de los colectivos contrarios, al extremo de trabajar para 6.67 de promedio de carreras limpias. Salvo contadas excepciones, casi todo el mundo cogió lo suyo.
Cierto es que faltaban algunos jugadores del archipiélago que cumplen contratos en el exterior, pero no olvidemos que con la presencia de muchos de los que no estuvieron en esta ocasión, Cuba rubricó en marzo pasado su peor actuación en la corta historia de los Clásicos Mundiales.
Ubicada en el grupo más débil de la competencia, un bambinazo salvador de Alfredo Despaigne con la casa llena contra Australia le abrió las puertas de la segunda ronda, en la cual sucumbieron en los tres partidos que desarrollaron, en el último de ellos dejando una pálida imagen ante Holanda, un conjunto que los aventajó por la vía del nocao, el segundo que recibieron los cubanos en eventos internacionales de envergadura, pues en 2006, Puerto Rico les hizo la gracia en el Primer Clásico.

Previo a la versión 57 de la Serie Nacional que arrancará en agosto restan todavía la participación de un plantel piloteado por Vladimir Hernández en el Torneo de Rótterdam, que en su primera aparición este sábado enfrentará a Curazao y a partir de mañana domingo 2 de julio el combinado que actuó en la Liga Can-Am encarará el Tope Bilateral contra Estados Unidos.
Ojalá que en estas lides soplen vientos esperanzadores porque no debemos olvidar que dentro de tres años en Tokio ocurrirá el regreso del béisbol al programa olímpico. Imagínense a nuestro equipo fuera del reparto de las medallas luego de haber estado siempre en la porfía por el título que ganaron tres veces, o peor: que nos quedemos sin boleto para la confrontación estival en la capital nipona. Eso sería el apocalipsis.