El 22 de junio de 1986, Diego Armando Maradona anotó con la «mano de Dios » uno de sus dos goles contra Inglaterra en el Mundial que lo encumbró como uno de los más grandes futbolistas de la historia junto al brasileño Pelé. Lejos estaba de imaginar entonces que un año más tarde podría tocar también el cielo con las manos.
Gracias a su genialidad en la justa del orbe mexicana, en la cual guió a los albicelestes a su segundo título planetario, el Pibe de Oro fue seleccionado como el mejor deportista latinoamericano de 1986, premio de la agencia Prensa Latina que vino a recibir en Cuba, en julio de 1987.
El Pelusa arribó a La Habana el jueves 23 acompañado entre otros por Claudia Villafañe –su pareja en aquel momento- y su pequeña Dalma Nerea. Durante la permanencia en la Mayor de Las Antillas además de recoger el mencionado trofeo, disfrutó de una estancia en Varadero y visitó el Campamento Internacional de Pioneros 26 de Julio.
Pero lo mejor estaba por venir. Ocurrió el martes 28 de julio –se cumplen este viernes 30 años- cuando Maradona fue acogido por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. Serían las 11.40 de la noche y la conversación se prolongó hasta alrededor de las 3:00 de la madrugada.
Tiempo después, el otrora astro del fútbol mundial evocaría aquellos inolvidables instantes de la siguiente manera:
«Recuerdo muy bien nuestro primer encuentro. Me preguntó:
Dime, ¿a ti no te duele cuando chutas o cabeceas la bola?
–No.
–Pero, coño, ¿por qué me dolía a mí cuando jugaba de muchacho?
«Seguimos con eso del fútbol y me contó un dato que me sorprendió: me dijo que, cuando jugaba, él era ¡extremo derecho! Entonces yo le dije, para joderlo: « ¿Cooómo? ¿Derecho, usted? Wing izquierdo tendría que haber sido ».
«Tenía la sensación de que había estado hablando con una enciclopedia. Haberlo visto había sido como tocar el cielo con las manos. Sabe de todo, y tiene una convicción que te permite entender, viéndolo nomás… Esto lo vengo diciendo desde aquel día: uno puede estar en desacuerdo por algunas cosas con él, pero, por favor, ¡déjenlo trabajar en paz! Me gustaría ver a Cuba sin bloqueo, a ver qué pasa ».
Fidel le regaló una gorra y se la autografió. Comenzaron así una gran amistad que se estrecharía aún más a partir de los constantes viajes del Pibe a nuestro país. Regresó en 1994 y posteriormente llegó en el 2000 para someterse a una cura de su adicción a las drogas.
Sin asegurar que sean todas sus visitas vienen a mi memoria igualmente las de 2004, 2005, 2013, 2015 y en diciembre de 2016 a los funerales del Comandante en Jefe en el cementerio Santa Ifigenia.
Entre ambos existió una admiración recíproca. «Todos los días tengo el placer de seguir tu programa, por Telesur, sobre la espectacular Copa Mundial de Fútbol; gracias a ello, puedo observar el extraordinario nivel de ese universal deporte.
«Admiro tu conducta por numerosas razones. Tuve el privilegio de conocerte cuando triunfaron las ideas más justas de nuestro pueblo, y ningún poder pudo aplastarlas.
«Tú has vencido las pruebas más difíciles como atleta y joven de origen humilde. », le escribió Fidel al argentino en un mensaje el 23 de junio de 2014.
«Tuve oportunidad de conocer a muchas celebridades, esa gente importante más allá del deporte. De todas ellas, me quedo con uno. El que más me impresionó, y no creo que aparezca nadie que lo supere, fue Fidel Castro, sin lugar a dudas », expresó una vez Maradona.
En la Mesa Redonda efectuada el 27 de octubre de 2005 con la presencia del líder cubano, el Pibe de Oro declaró: «Fidel es el golazo más grande de mi vida ».
Y en diciembre último cuando vino a darle el último adiós al Comandante; el Pelusa señaló: «Nuestras largas conversaciones de Fidel conmigo eran múltiples desde fútbol política interna y exterior entre otros temas Yo vine a despedir a mi segundo padre. La persona más inteligente y noble que hubo y habrá en esta tierra se llama Fidel Castro ».