Transformar Cuba

La realidad de Cuba es desafiante, pero se puede transformar con el esfuerzo, la voluntad y el sacrificio de todos. No habrá milagros, pero sí un contacto permanente con los barrios y las comunidades.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
(Ilustración: Alfredo Martirena)
Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
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20 Abril 2023

La realidad de Cuba es desafiante, pero se puede transformar con el esfuerzo, la voluntad y el sacrificio de todos. No habrá milagros, pero sí un contacto permanente con los barrios y las comunidades.

Ese será el mayor reto y compromiso de la nueva legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular que acaba de constituirse en el histórico 19 de abril, día de la victoria en Playa Girón, y así lo expuso el reelecto presidente de la República y primer secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Pensar y trabajar juntos, con la unidad como premisa indispensable, resultará entonces, si no la varita mágica, el camino más seguro para conseguir lo que se aspira en medio de condiciones tan complejas, con un bloqueo recrudecido al que hay que intentar superar con nuestras propias fuerzas, y un contexto internacional nada favorable para la mayoría de los países del mundo.

Dejar hacer a Cuba; liberarla de presiones y bloqueos, y se verá, como afirmara Díaz-Canel, cuánto puede lograr un pueblo de gente noble, talentosa y creativa, al que unen objetivos y propósitos claros de soberanía e independencia.

Este pueblo apoyó la candidatura de sus 470 diputados y los eligió de manera democrática en las urnas, en una prueba de confianza en el sistema político cubano y en su Revolución; por tanto, ahora corresponde a los parlamentarios retribuirle ese incondicional respaldo, que solo será posible con dedicación y compromiso.

Resolverlo todo resulta imposible, pero buscar las mejores alternativas y soluciones a tanto problema acumulado en los barrios y comunidades sí está entre esas posibilidades; de ahí que cada insatisfacción y cada malestar expuesto por la población, no podrá caer en saco roto y deberá ser atendido como corresponde.

«Hay que dar respuesta a todos los planteamientos hechos por el pueblo en los encuentros de las semanas previas al 26 de marzo y a los que se originarán después», afirmó al respecto, el mandatario cubano en su discurso de toma de posesión del cargo de presidente para un segundo mandato de cinco años.

La nueva legislatura —Villa Clara representada con 32 diputados— tiene que parecerse a su tiempo, y los hombres y mujeres que la integran deben ser también de estos tiempos y latir con ellos.

La producción de alimentos, el aprovechamiento de las capacidades productivas ociosas, el incremento de los ingresos en divisas, las transformaciones que requiere la empresa estatal socialista, la eficiencia del proceso inversionista, la complementariedad de los actores económicos y la participación de la inversión extranjera, son, como afirmara Díaz-Canel, prioridades de trabajo en la batalla económica.

El pueblo sufre la escasez y vive una inflación desmedida. Ir a controlar ese flagelo resultará, entonces, el gigantesco desafío de esta x Legislatura, que se deberá enfrentar sin desalientos ni conformismo de ninguna índole.

A partir de ahora habrá que reforzar el papel de los delegados y presidentes de consejos populares, concretar un mayor control popular y perfeccionar las relaciones con las asambleas municipales, lograr una mejor articulación con la base y garantizar un mayor vínculo de los diputados con quienes los eligieron y a los que representan en la Asamblea Nacional.

Eso implica modificar estilos y métodos de hacer las cosas. Dejar a un lado esa parte de la burocracia que consume tiempo con tanto «reunionismo» e ir más al encuentro de la gente y la sabiduría popular, que es donde, en realidad, y como se dice en buen cubano, se bate el cobre.

Entre tantas otras cosas, es necesario capacitar a nuestros diputados, pues estamos ante una Asamblea renovada, con el 19, 79 % de jóvenes menores de 35 años, y también exigir por que se cumpla lo legislado, algo que no siempre ocurre: sobran leyes y decretos leyes, no así su respeto y cumplimiento.

«Nuestro éxito va a ser la unidad». Así dijo en la sesión constitutiva el diputado Julio César La Cruz, gloria del deporte cubano, en una de las intervenciones más concisas y ovacionadas. Y no le falta razón al bicampeón olímpico, ya que en la unión de todos los cubanos está la clave del éxito, la llave que abrirá las puertas de la victoria.

Serán los jóvenes los portadores de esas banderas y los principales protagonistas de las batallas por venir en busca del socialismo próspero al que se aspira. Ante cada dificultad, no ver un obstáculo, sino un desafío, como pidió Díaz-Canel.

A los más experimentados les toca estimular esos impulsos juveniles y encauzarlos por el mejor camino, evitando el desaliento y la desidia: «Hay que convencer, pero, sobre todo, probarles a nuestros jóvenes que sí les será posible realizarse en su patria. Que propongan ideas, proyectos y prueben en la práctica su eficacia en función de un país mejor».

Mejor será posible, aunque siempre seamos deudores del legado de nuestros padres y nos mantengamos inconformes con lo hecho o, mejor dicho, con lo no realizado. El socialismo es una obra inacabada que se construye en el día a día. Levantar los cimientos de ese edificio es tarea de titanes, pero posible.

A todos nos toca transformar la patria, sabiendo, como ya nos dijera el Apóstol hace más de un siglo, que quien se levanta hoy por Cuba se levanta para todos los tiempos.

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Lazaro el Profe

Miércoles, 26 Abril 2023 20:40

Cuando leí tu artículo me acordé de lo que dijo el Maestro profeta a su discípulo: ¨En mi país consideramos un Milagro cuando Dios hace nuestra voluntad y el el tuyo es un milagro que alguien haga un deseo de Dios¨