«¡Todo el pueblo cubano es hoy un Camilo!», pronunció Fidel, y los versos de Mirta Aguirre nos regalan su imagen vívida, feliz, gallarda y corajuda; cada niño declama: «Capitán tranquilo, paloma y león, cabellera lisa y un sombrero alón; cuchillo de filo, barbas de vellón, una gran sonrisa, un gran corazón».
En las manos, una flor y un beso, muestras de una idolatría inmensa con sabor a patria, un cariño que trasciende y moviliza cada octubre. El tributo, el homenaje, intentan saciar la nostalgia, la pérdida, el cuerpo nunca encontrado, el destino fatal de un héroe inmensurablemente humano y cubano.
Expresó Fidel de nuestro Señor de la Vanguardia: «Camilo era un hombre que amaba las tareas difíciles; pudiéramos decir que era un hombre que amaba las dificultades, que sabía enfrentarse a ellas y era capaz de realizar proezas en las más increíbles circunstancias».
Y así lo demostró en su empeño por subir al Granma, en su temple de último y feroz elegido para la libertadora travesía; en La Plata, en Arroyo del Infierno, cuando reeditó la Invasión a Occidente; cuando en Camagüey detuvo al traidor aquel octubre de 1959, en que perdimos su vigorosa y combativa unidad, su maravillosa intuición y audacia, su firme convicción.
Aquél fatídico 28, sin pretenderlo, nos legó un testimonio de constante vigencia. Mientras Cuba tenga enemigos internos y externos que pretendan vilipendiar sus conquistas y dignidad: «Esa Revolución, como en los días de la guerra, tiene solo dos caminos: vencer o morir».
«¡Cómo le habría gustado a Camilo ver a esta juventud surgida de la Revolución, nacida de la Revolución, educada en la Revolución!», aseguró el Comandante en Jefe, quien también afirmó que «Camilo salió del pueblo. Era un hombre como ustedes. ¡Entre ustedes puede haber uno o puede haber muchos Camilos!».
Sí, porque sus tintes de leyenda aún sustentan y enamoran, su gran alma revolucionaria invita al convite y el poema, al arte y la lucha, a la victoria. Escribió Noel Guzmán Bofill: «Porque tu nombre celestial Camilo es muy grande y no cabe en el estilo del molde estrecho que el parnaso encierra. Pasarán muchos siglos todavía y cuando llegue de tu fecha el día habrá luto y dolor sobre la tierra».
«¡Todo el pueblo cubano es hoy un Camilo!», pronunció Fidel, y los versos de Mirta Aguirre nos regalan su imagen vívida, feliz, gallarda y corajuda; cada niño declama: «Capitán tranquilo, paloma y león, cabellera lisa y un sombrero alón; cuchillo de filo, barbas de vellón, una gran sonrisa, un gran corazón».