Yoleisy Ulacia, uno de los buenos relevistas en los certámenes de la pelota cubana después de 1962. (Foto: Tomada de Internet).
Osvaldo Rojas Garay
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07 Marzo 2021
07 Marzo 2021
hace 3 años
El pasado 25 de febrero pusimos a consideración de los lectores un Todos Estrellas del quinquenio dorado de Villa Clara en las series nacionales, y hoy les proponemos un equipo estelar de las 44 temporadas en que han intervenido los más de 300 peloteros de la provincia, es decir, desde la inserción del elenco anaranjado en la contienda de 1977-1978 hasta la campaña más reciente, la de 2020-2021.
Pienso que uno de los mayores problemas a la hora de seleccionar el conjunto estelar se localiza en la inicial, con tres figuras descollantes que formaron parte del Cuba principal: Alejo O'Reilly Morejón, Jorge Luis Toca Gómez y Ariel Borrero Alfonso.
Sucede que O'Reilly solo jugó siete de sus 17 temporadas con el plantel villaclareño, pues a partir de la contienda de 1985-1986 representó a Ciego de ívila. Por su parte, Toca, si bien promedió ofensivamente 319, actuó únicamente en ocho campañas.
Mi voto se inclina por Ariel Borrero, un hombre que custodió el primer cojín anaranjado en 21 campeonatos, en los que compiló 312, con 1109 carreras fletadas para la goma y 2061 hits.
Además, fue el primero en los clásicos beisboleros que, aparte de acumular más de 400 biangulares, archivó una cifra superior a 2000 indiscutibles, e igualmente es el único pelotero villaclareño con siete temporadas de 100 o más cañonazos; entre ellas, la de 2000-2001, cuando implantó récord para los jugadores de la provincia con 125 conexiones en territorio de nadie.
Aunque muchos le señalaban dificultades a la defensa, al concluir su carrera compartía con otros cinco hombres –incluido Toca el quinto lugar en la relación de los mejores promedios en este departamento en nuestro béisbol, con 992 de average.
En las restantes posiciones el panorama, a mi juicio, se ve más despejado, pues aun cuando en la receptoría hubo un maestro del calibre de Albertico Martínez González, y otros estelares como íngel López Berrio y Yulexis La Rosa íguila, el caibarienense Ariel Osvaldo Pestano Valdés ha sido el más brillante de los enmascarados.
El ídolo de la Villa Blanca llegó a figurar en tres ocasiones en las listas anuales de los deportistas más destacados del país, y en el 2004 fue escogido como el más sobresaliente en disciplinas colectivas.
Pienso que el cuadro se completaría con el intermedista Jorge Díaz Olano, el antesalista Rafael Orlando Acebey del Río y el torpedero Eduardo Paret Pérez
Los jardines no tienen discusión, con los sagí¼eros Oscar Machado Acosta y Víctor Mesa Martínez en las praderas izquierda y central, respectivamente, y el encrucijadense Eddy Rojas Sotolongo ocupándose del bosque derecho, con uno de los brazos más potentes que ha conocido nuestro béisbol.
En esa constelación de estrellas, Amado Zamora Portilla, poseedor de un alto average de 331, único jugador con tres títulos de bateo en series selectivas, de los cinco que ganó en total en los campeonatos cubanos, sería el bateador designado, aunque también se le pudiera dar esa responsabilidad a Michel Perdomo si el monticulista contrario es zurdo.
Mantengo como utility a Osmani García, quien puede jugar la intermedia, el campo corto, la antesala y los jardines.
Una dupla: Rolando Arrojo ívila y José Ramón Riscart Caballero, con más de un centenar de sonrisas, son mis candidatos al puesto de mejor lanzador derecho.
En cuanto a los monticulistas del mal llamado brazo equivocado, pienso que el desaparecido José Riveira Rodríguez, dueño del mejor promedio de ganados y perdidos entre los serpentineros villaclareños (con 633, producto de 81 victorias y 47 fracasos) no tiene rivales.
El relevista sería Yoleisy Ulacia Carrazana. Si las bases estuvieran repletas y fuera necesario poner fin a esa situación, nadie mejor para sacar al equipo de esa complicación que Isidro Luis Pérez Zulueta, el Bombero de Dobarganes, un verdadero paño de lágrimas en las primeras temporadas de los villaclareños, de quien recuerdo especialmente sus memorables escones con las almohadillas congestionadas frente al Cuba A en una Copa José Antonio Huelga y frente a Pinar del Río en la selectiva de 1983.
La conducción de las estrellas anaranjadas, por supuesto, se la confiaría a Pedro Jova Pérez, el mejor manager que ha tenido Villa Clara en su historia.
De Eduardo Martín Saura, piloto de la representación de casa en 14 oportunidades, incluyendo la ocasión en que la llevó a la primera coronación en 1982-1983, aprovecharía toda su sabiduría y lo colocaría como preparador general o físico.
En las esquinas pondría de auxiliares a Luis Enrique González ílamo y a Luis Jova Quey; en tanto, Pedro José Pérez Delgado y Luis Hernández íguila se encargarían del pitcheo; Ovidio Rodríguez Rodríguez sería el masajista; Juan Carrera Salet, el delegado; como cargabates, a Roberto Jiménez Abreu, el popular Misifú; médico, Jesús Guzmán Piñeiro; psicólogo, Ramón Alvaredo Rodríguez, y como comisionado, Elaice Aquino Lumpuy.