Las veinte sonrisas de Cheo Ibar

Hace 23 años, José Ibar protagonizó una de las más grandes hazañas registradas por un lanzador en el béisbol cubano, al ganar 20 juegos.

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José Ibar, pícher cubano.
José Ibar, único lanzador cubano con veinte victorias en una Serie Nacional de Béisbol. (Foto Tomada de Internet)
Osvaldo Rojas Garay
Osvaldo Rojas Garay
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25 Marzo 2021

Casey Stengel, uno de los mejores directores de equipo en la historia del deporte de las bolas y los strikes, afirmó en una ocasión: lo principal en un juego de béisbol es ganar. Todo lo demás pasa a un segundo plano.

Por eso, más allá de los defensores y detractores que pueda tener la frase, no hay dudas de que las 20 sonrisas de José Ibar Medina, con los Vaqueros de La Habana proeza concretada el 24 de marzo de 1998, hace 23 años, se cuentan entre las más grandes hazañas logradas por lanzador alguno en nuestras series nacionales de béisbol.

Nacido en Songo-La Maya el 4 de mayo de 1969, lugar donde residió durante unos ocho años hasta que sus padres se trasladaron hacia San José de Las Lajas, en 1977, Ibar no habí­a mostrado números impresionantes en las dos versiones anteriores.

José Ibar, pitcher cubano del equipo La Habana.
El derecho de los entonces Vaqueros de La Habana estuvo imbateable en la temporada de 1997-1998. (Foto: Tomada de Internet)

En la temporada de 1995-1996 exhibió siete y siete, con 6.37 de promedio de efectividad, y en la siguiente, ocho y ocho, con 3.80. Es decir, Ibar arrancaba la contienda de 1997-1998 con un nada halagí¼eño saldo de 15 ganados y 15 perdidos.

Aunque vale apuntar que aquellos habí­an sido campeonatos de 65 desafí­os y ahora se trataba de un certamen de 90 partidos.

El estelar derecho abrió su temporada récord con una salida exitosa contra la Isla de la Juventud, ocho carreras a una, en la fecha inaugural, el 15 de noviembre de 1997, mientras al laborioso Carlos Yanes le tocó salir cabizbajo del estadio Nelson Fernández.

Cinco dí­as después aventajaba a Matanzas, una a cero, en el parque Victoria de Girón. Posteriores victorias frente a Pinar del Rí­o, dos a una; Cienfuegos, tres a cero, e Industriales, dos a una, y Ciego de ívila, cinco a una, en un choque donde redondeó los 1000 ponches propinados, vislumbraron que el diestro de Provincia Habana iba camino de una actuación histórica.

El 5 de febrero de 1998 logra su primera hazaña en su memorable campaña, al llegar a 14 triunfos consecutivos, y superar a Villa Clara, tres anotaciones a dos, en el estadio Sandino, en un encuentro bien apretado que estuvo empatado hasta el noveno capí­tulo, cuando los Vaqueros pisaron dos veces la goma.

La sonrisa le permitió a Ibar igualar una marca que poseí­a Rolando Mací­as desde la justa de 1968-1969, precisamente el año en que Cheo habí­a llegado a este mundo.

El 10 de febrero de 1998 ocurrió lo que no habí­a sucedido durante casi tres meses de haberse dado la voz de play ball. En el estadio Calixto Garcí­a, Holguí­n, doblegó a Provincia Habana, cinco a tres, para provocar la primera caí­da de Ibar en el torneo.

Los Cachorros, con Oscar Gil en la lomita, decidieron el juego en el propio episodio de apertura con un paquete de cuatro carreras.

¿Cómo reaccionarí­a Ibar después de perder la cadena? ¿Mantendrí­a su hermetismo? El habanero se encargó de disipar las dudas: el 17 de febrero de 1998 dominó a Las Tunas, ocho carreras a una, y alcanzó su victoria 15 ante un solitario descalabro. Esa cantidad de aperturas exitosas no las habí­a conseguido nadie desde la cita de 1983-1984, cuando el camagí¼eyano José Sánchez ganó 15 desafí­os que lo llevaron a integrar el equipo Cuba al Mundial de La Habana, celebrado en octubre de ese año.

Aclaramos que esto fue en un certamen más corto de  75 choques. Cinco dí­as después, el 22 de febrero de 1998, derrotó a Camagí¼ey, cuatro a una, para lograr su triunfo 16, cifra que superaba las 15 que habí­a obtenido sumadas las dos lides anteriores.

En ese momento declaró al colega Héctor Miranda Pérez, en entrevista publicada en el semanario Trabajadores: «Mi pronóstico de ganar 15 desafí­os resultó pequeño, no hemos llegado al final y ya los superé. Pero tengo otras metas: volver al equipo Cuba y mantenerme, no como en la Copa del 95, que llegué y enseguida volví­ a casa ».

Refirió en otra parte de la conversación: «Lo más importante es ayudar al equipo. Si para clasificar tengo que romper el récord de Braudilio Vinent, es posible que lo haga ».

El vaticinio de Ibar se cumplió. El martes 17 de marzo de 1998, en cerrado duelo Cheo aventajó a Maels Rodrí­guez, una carrera a cero, e igualó la primací­a de 19 triunfos impuesta por Vinent en 1973, aunque este último lo hizo en una temporada de 78 encuentros, pero eso no demerita el resultado  de Ibar.

«Siempre admiré a Vinent. Empatar su récord a los 25 años es para mí­ un honor en el cual nunca pensé », declaró al periodista Sigfredo Barros, del diario Granma.

Luego, el 24 de marzo de 1998, a expensas de los propios Gallos de Sancti Spí­ritus, José Ibar salí­a vencedor, seis a cero, convirtiéndose en el único serpentinero que ha podido archivar 20 triunfos en una serie nacional. Eso sí­, el récord se quedó en La Maya, porque tanto Braudilio Vinent como Ibar nacieron en Songo-La Maya.

Actuación de José Ibar en la campaña 1997-1998
José Ibar, lanzador del béisbol cubano. JL G P PRO EL CP CPL K BB PCL
24 20 2 909 196.1 34 33 189 50 1.51

Con excepción de Metropolitanos, Ibar tuvo decisiones contra   los restantes oponentes en la fase clasificatoria, aunque a los Metros los enfrentó dos veces en cuartos de finales, y salió airoso en ambas oportunidades. A Industriales y Sancti Spí­ritus los doblegó en tres ocasiones, mientras que un par de veces dominó a Isla de la Juventud, Cienfuegos y Camagí¼ey.

Una vez sonrió contra Matanzas, Pinar del Rí­o, Ciego de ívila, Granma, Santiago de Cuba, Villa Clara y Las Tunas. Con Holguí­n exhibió uno y uno, y solo tuvo saldo desfavorable ante Guantánamo, que lo venció en la única decisión que sostuvieron.

Para realzar aún más su hazaña, se convertí­a en el quinto lanzador en adueñarse de la llamada triple corona con sus 20 juegos ganados, 189 ponches y 1.51 de promedio de carreras limpias. Fue el principal baluarte para que su equipo ocupara la cuarta posición en un campeonato que concluyó con la conquista del tí­tulo por parte de Pinar del Rí­o.

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