Un zulueteño tiene que saber de fútbol, no en vano se ve a los niños correr con un balón por las esquinas o sientes cómo se llena el estadio ante el mínimo indicio de juego.

« ¡El Volga soy yo! », exclama Rolando Rodríguez Suárez al hojear su colección de recortes, recuerdos de sus 16 años como jugador del equipo nacional de fútbol.
Siente especial orgullo de aquellos cinco como capitán: «En esa época no lo era cualquiera, tenías que tener talento ».
Para conocer más de la vida de este atleta ilustre, Vanguardia conversó acerca de su trayectoria deportiva:
¿Podría decirse que fue el espíritu del poblado el que motivó su pasión?
Pienso que sí, el hecho de nacer en Zulueta me permitió crecer en contacto con este deporte y pude practicarlo desde edades muy tempranas. No en vano se le llama La cuna del fútbol.
¿Cuáles fueron sus primeros pasos dentro de un equipo organizado?
Con la edad de 12 años participé en mis primeros Juegos Escolares, formaba parte de lo que hoy en día son los combinados deportivos a nivel de localidad y así comenzó mi trayectoria.
«A los 16 tuve que salir de mi casa para enfrentarme a la exigencia del equipo nacional juvenil, desde ese momento comenzaron las competencias y salidas al extranjero ».
¿En qué momento surge «El Volga »?
Como tal es una tradición familiar, ya que mi hermano Mariano Rodríguez toda una vida fue futbolista del equipo Villa Clara y él es quien tiene el mérito de ser «El Volga ». En la medida en que yo fui desarrollándome dentro de este mundo, las personas que tenían cierto conocimiento futbolístico me apodaron «El Volguita » y al crecer, ya se perdió el diminutivo.

¿A quién considera su mayor apoyo dentro del mundo del deporte?
Pudiera decir que fue Francisco (Pancho) González, entrenador que tuve en la antigua EIDE Regional de Caibarién. Él me ayudó a desarrollar la voluntad, la valentía, además de los elementos técnicos y tácticos que existen en el fútbol. Hoy en día, cuando comprendo sus métodos, es que de verdad le puedo agradecer de corazón todo su esfuerzo, sin menospreciar al resto de los entrenadores a quienes ojalá pudiera mencionar a todos.
¿Alguna vez existió rivalidad entre usted y sus compañeros de equipo?
Al ser convocado por la selección nacional sí existía sana rivalidad entre los jugadores que competían por ocupar una misma posición. Esto hacía que me esforzara cada día más por perfeccionar mi estatus como defensa izquierdo titular.
Dentro de los cientos de partidos que disputó a lo largo de su carrera, ¿cuál guarda un lugar especial en su memoria?
Fue cuando participamos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 86 en Santo Domingo, República Dominicana, donde el equipo obtuvo la medalla de oro que disputamos contra Honduras.
«A través del paso de los años este ha sido el último galardón dorado que Cuba ha alcanzado en este tipo de evento y es por ello que constituye un logro, no solo para mi persona, sino para la historia del balompié en el país ».
Un buen jugador surge, ¿del esfuerzo o del talento?
Ambas cosas deben ir de la mano, ninguna de las dos basta por sí sola para asegurar el éxito. Primeramente, lo que debe tener todo atleta es disciplina.

Desde su opinión, ¿cómo ve la situación actual del fútbol cubano?
Para nadie es un secreto que en estos últimos años ha tenido un retroceso y vemos a los equipos provinciales desprovistos de la calidad futbolística con la que contaban tiempo atrás, pero esto no quiere decir que haya desaparecido este deporte en la isla.
«Actualmente, a nivel de selección nacional apreciamos un mayor pensamiento táctico, donde hay un mayor desenvolvimiento desde el punto de la cohesión entre sus jugadores, independientemente de que jueguen en diferentes ligas y no tengan la oportunidad de dedicar el tiempo a desarrollarse como equipo ».
¿Qué consejos podría darles a estas futuras generaciones de futbolistas?
Lo primero es que se preparen bien, que dentro de sus posibilidades aprendan las enseñanzas del fútbol en sus detalles y especificidad. Deben mantener la entrega, trazar sus objetivos y sobre todo, comprometerse con su camiseta, ya sea de su pueblo, municipio, provincia o del equipo nacional.
Después de tanto tiempo viajando y entrenando en diversos lugares, usted regresó a sus orígenes ¿Nunca le pasó por la mente dejar Zulueta?
Aunque he estado por años lejos, yo me siento contento de haber regresado a mi barrio, a mi pueblo, a mi municipio, justo donde pertenezco: con los míos.